Instante en el que el matancero Demis Valdés agrede con el madero al pitcher naranja Freddy Asiel Álvarez. (Foto Internet)  Por René Navarro Arbelo/Tomado de su muro en Facebook

Ya resulta cotidiano, forma parte del empañado espectáculo que se llama Serie Nacional de Béisbol. Extrañamos la pureza y el saludable ambiente que reinaba antes en la mayoría de los juegos de nuestra pelota, libre de malcriadeces y mediocridades de aquellos que fueron fundadores o continuadores de las más admiradas figuras. Caramba, los cambios en el comportamiento de muchos de los jugadores que vemos hoy en nuestros estadios, se parecen bastante al de los inescrupulosos y rechazados personajillos que andan por nuestras calles. Parece que ese mal invadió también nuestros eventos deportivos. No fuimos capaces de frenar en su momento –hace ya algunos años – las primeras manifestaciones indeseables de atletas, entrenadores y hasta del propio público. La prensa no jugó su papel.

Poco a poco estas repugnantes conductas se multiplicaron y los hechos más recientes nos demuestran que es en la actualidad una rutina. El último de estos episodios ocurrió hace algunas horas en el encuentro Villa Clara – Matanzas. No son únicamente las habituales discusiones por determinada decisión arbitral; una botella lanzada desde las gradas, o los envases del maní arrojados al terreno, NO, ya llegamos hasta la amenaza o agresión física entre los protagonistas. Un sistema y movimiento deportivo que estaba libre de tales anormalidades se presenta ahora con una imagen denigrante.
Buenas y más satisfactorias formas de decir
Verdadera lástima que en la sobresaliente Mesa Redonda que presenciamos hace algunos días no se le haya dedicado un duro párrafo a este tópico. Por cierto, que nuestra prensa deportiva debe ser más atinada y crítica en sus consideraciones, apreciaciones y todo lo que BENEFICIE a un superior andar de lo que hacemos en Cuba.
A propósito, cuando veo a Suárez Valmaña en Bola Viva o los artículos que redacta Michel Contreras en Cubadebate, me doy cuenta que son periodistas con diferente proyección y sanos mensajes. ¡Son, ni más ni menos, los más autorizados para conversar hoy de materia beisbolera! Una buena parte de los que hablan, comentan o escriben no alcanzan a satisfacer lo que desean escuchar o leer las personas con determinados conocimientos y cultura en este país. Aquí, hago la aclaración de la emisora COCO, cuyos relatores en el horario mañanero son claros y objetivos, así como de Renier González en el propio espacio Bola Viva, y de Hernández Luján, quien conduce con sabiduría ese programa.
Si abogamos por una revisión de la pelota dentro de la isla y de otras actividades del deporte, debemos modificar también ese lenguaje triunfalista que no conduce a sanar nuestras deficiencias.
Para convencer a la gente que PIENSA, primero debemos estar convencidos nosotros, los que pluma en mano o micrófono por delante, tenemos la responsabilidad de contribuir a la mayor educación y cultura de los buenos cubanos.