“Esa noche veníamos juntos en el carro, Fidel y yo, ya vestidos con el uniforme de béisbol. Nos paramos en la puerta, íbamos a entrar al estadio cuando Fidel me dijo: “Hasta aquí llega mi caballerosidad, de aquí en adelante defiéndete como puedas”, relató el comandante Hugo Chávez en uno de sus programas Aló, Presidente, citado en el libro Cuentos del Arañero.
Era el 18 de noviembre de 1999, y en el Estadio Latinoamericano de La Habana, los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro, se disponían a jugar un encuentro de béisbol. Habían acordado un juego de veteranos. Ante unos 45.000 espectadores, Fidel dirigía el equipo de Cuba; y Chávez era el lanzador por Venezuela.
Allí comenzó la broma que el líder de la revolución cubana le hizo al mandatario bolivariano. Sobre el terreno aparecieron peloteros barbudos, barrigones e irreconocibles, pero que comenzaron a realizar jugadas poco creíbles para sus supuestas edades: fildeos que requerían de buenos reflejos, una movilidad no de veteranos, y batazos propios de peloteros en plena forma.
“Él me había dicho: ‘Mira, Chávez, te recomiendo que hagan carreras en los primeros innings’. Eso yo lo analizaba y le daba la vuelta: ¿Qué me querrá decir éste con eso? ¡Claro! Tenía la emboscada preparada en el cuarto inning”, contó Chávez.
Las risas en el público no se hicieron esperar, cuando comenzaron a reconocer a los peloteros estrellas de Cuba. Los presentes se dieron cuenta del espectáculo que habría armado Fidel para bromear con Chávez. En secreto había reunido a las estrellas del béisbol cubano y los hizo maquillar por un profesional para presentarlos como veteranos.
“Estábamos dándoles batazos por todos lados y adelantó la emboscada para el segundo inning. ¿Te acuerdas de Germán Mesa? Una barba así… Y una barrigota. Y lo de Kindelán en primera. ¡Y cómo estaba de bravo Remigio Hermoso! Remigio tomó en serio todo eso y se peleó conmigo como seis meses”, dijo el comandante bolivariano, porque a algunos peloteros venezolanos no les cayó muy bien la travesura.
Este martes se cumplen 15 años de ese inolvidable juego que hizo crecer la amistad entre los pueblos de Cuba y Venezuela, entre Fidel y Chávez: dos hermanos. Fue un juego inédito en la historia del béisbol por las dimensiones que tuvo, se jugó a estadio lleno y fue transmitido en vivo por televisión. De aquella anécdota quedó el abrazo eterno entre los dos líderes latinoamericanos.
“Ustedes no me van a creer, pero yo le metí un hit a José Ariel Contreras. Salió a pitchear uno con una barriga grandota y una chiva postiza, y era nada más y nada menos que este Contreras con una almohada por barriga. Yo lo veo que sale y digo: Este gordo barrigón, ¿quién será?. Me pongo a batear ahí y cuando lanzó la primera recta, ¡fuaz! No la vi”, contaba Chávez riéndose en su programa dominical.
Y siguió: “Fidel pide tiempo –esto es verídico– y viene a hablar con el pitcher. Yo lo veo, me acerco a ver qué es lo que van a hablar, ¿no? Y oigo que le dice Fidel: ‘Mira, ¿no le puedes tirar más suave a Chávez?, no le puedes dar un pelotazo a Chávez’. Y dice Contreras: ‘Eso es lo más lento que yo puedo lanzar una pelota de béisbol, Comandante’. Y eran como 90 millas”.
(Tomado de AVN)
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