Una vez más, el equipo cubano de béisbol cedió en la discusión de un título. Sucedió en Panamá, espantosa sede de la última Copa del Mundo de la IBAF, cuando Holanda nos apartó del éxito con marcador de dos por una.

Una vez más, el trago amargo. La decepción tremenda, luego de que legiones de optimistas comenzaran a tañer campanas, esperanzados por la actuación de su novena en la etapa clasificatoria del evento.

Una vez más, no apareció el batazo a la hora buena, y hubo quien se empecinó en esperar más de la cuenta, y hubo quienes llegaron desesperados al home plate, y hubo tibieza para sacrificar defensa en aras de ofensiva.

Una vez más, nos aferramos a mantener en juego a un hombre metido en las profundidades del slump. Ahora sucedió con el gran Michel Enríquez, un bateador enorme que vivió un torneo aciago. ¿Para qué, entonces, necesitamos los suplentes?

Una vez más, escogimos a un ejército de pitchers para que varios de ellos apenas escalaran el montículo, en detrimento de jugadores de posición que habrían podido empuñar como emergentes en circunstancias clave.

Una vez más, los maderos cubanos hicieron silencio cada vez que enfrentaron a serpentineros de aceptable nivel como Willy Lebron, o Rob Cordemans, o Charlie Fick, o un alemán de cuyo nombre no quiero acordarme.

Una vez más, nuestros serpentineros sacaron la cara por el grupo, e incluso en la final se comportaron como correspondía: Yuliesky González, después de unas dilatadas (e incomprensibles) vacaciones, trabajó cinco innings sólidos, y Freddy Asiel lo relevó con eficiencia de apagafuegos veterano.

Una vez más, se dijo que explotaríamos el “juego chiquito”, con la velocidad como factor de ataque, pero apenas salimos al robo, ni tocamos la bola, y mucho menos apelamos al maravilloso recurso del corrido y bateo.

Insisto: una vez más -¡qué lástima!-, perdimos. Y no se trataba del Clásico, sino de un campeonato, cuando menos, de segunda. Mal presagio.

 

fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/10/16/strike-3-una-vez-mas-perdimos/