Por: Redacción Deporcuba/ Fotos: Cortesía del entrevistado

Jean Carlos Ramírez tiene 23 años y ha ligado su vida al deporte. A los cinco años comenzó con el béisbol y estuvo practicándolo con regularidad hasta los 11 o 12 años cuando decide hacer caso a Jesús Molina e intentar con el atletismo.

 

 

“Tengo que agradecer al ya fallecido profesor Jesús Molina que fue quien se fijó en mi potencial para este deporte. Él siempre estuvo animando a mi mamá para que me cambiara para el atletismo, pero no fue hasta un día en el que fui a visitarlo y al encontrarme con Alberto Juantorena, Javier Sotomayor, Ana Fidelia y Alfaro, me decidí a cambiar de deporte”

“Ese día también aprovechó para seguir animándome, y creo que fue el momento preciso porque me motivó mucho estar entre tantas glorias, además de que siempre había sido seguidor de Sotomayor que es un paradigma para mí, como atleta y como persona”.

Sus inicios en el campo y pista se circunscriben, entonces, bajo la égida del profesor Ricardo Hilario Rodríguez Rizo (actual comisionado provincial de atletismo de La Habana) en la especialidad de 110 metros con vallas, pero luego se decantó por el salto de altura, donde ha hecho carrera y exhibe una marca personal de 2.20 metros.

“Ingresé a la EIDE José Martí de La Habana del Este en esta modalidad, pero me cambio al salto de altura de la mano del profesor Ángel Yosue Revé, que fue quien me inculcó toda la pasión que hoy siento por esta prueba. A Revé tengo que agradecerle muchas cosas, entre ellas ganar la I edición del Memorial José Godoy con salto de 1.85 metros en la categoría 13-14 años y lograr saltar 2.05 con 16 años.”

¿Cómo valoras los primeros compases de tu trabajo en suelo europeo?

Creo que ha sido un primer ciclo exitoso porque me han golpeado muchísimas cosas, entre ellas el clima que ha sido un factor al que me ha costado adaptarme. Al margen de esto mis resultados han sido estables sobre los 2.10 metros. Estoy pensando sobre todo en el verano, quiero tener resultados que me permitan superarme.

La experiencia europea ha sido muy buena, he compartido con atletas de alto nivel y he aprendido de ellos. Todo lo que guardo son lecciones positivas para mi carrera deportiva.

¿Difiere mucho el sistema de trabajo al que habías experimentado acá?

Son dinámicas distintas. Entiendo que los entrenamientos en Cuba son más longevos, más intensos desde el punto de vista de que se hacen preparaciones largas. Aquí en Europa hay otras condiciones, se hacen preparaciones cortas y muy específicas debido a que se compite mucho.

Un inicio fortuito

La verdad es que un poco sí, yo soy atleta gracias a Jesús Molina que fue como les contaba fue quien me animó. Pero supongo que es una pasión que siempre sentí porque aun cuando yo jugaba pelota, siempre dije que quería ser como Juantorena y Sotomayor.

Al principio tenía muy poca técnica y me he tenido que esforzar muchísimo. En 2010 empecé a trabajar con Juan Francisco Centelles, quien digamos ha sido el pilar de mi evolución en esta prueba. Me ha enseñado muchas cosas, hasta llevarme a ser un saltador de 2.20 metros.

De acuerdo a las estadísticas de la IAAF, hay huella de resultados oficiales en el salto de altura desde el año 2012, ¿Llegaste al Equipo Nacional?

Yo como tal nunca he sido parte del Equipo Nacional, siempre entrené en la academia. Cuando salí de la EIDE pasé a trabajar con Juan Francisco Centelles y trabajé un poco con el profesor Luis Alberto Pinillos, pero siempre como invitado. Estuve a punto de entrar al equipo, pero me lesioné y luego me fui al Servicio Militar y estuve alejado de las pistas por 14 meses. En este período sí me desmotivé y pensé dejar el deporte, pero el entrenador Centelles fue a mi casa y me animó a regresar. Gracias a él volví, hicimos una buena preparación y logré saltar 2.20 metros.

En el 2017 proseguí trabajando un tiempo con Bárbaro Díaz, pero tuve que bajar un poco el ritmo porque nació mi hijo y es una responsabilidad que hay que asumir con seriedad y ello me llevó a perder un poco de constancia. Hablé con Yipsi, y me aconsejó mucho, le dije lo que me pasaba y me dio la oportunidad de mantenerme cerca de la preselección.

En noviembre de 2018 ingreso en el Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento de la IAAF ubicado en la ciudad de Colonia (Köln) en Alemania y he tenido la oportunidad de insertarme en varios eventos en esta temporada bajo techo.


Tras el retiro de Víctor Moya, Cuba ha bajado muchísimo su nivel en esta especialidad.

Ciertamente desde el retiro de Víctor Moya ha habido un gran slump en el salto de altura cubano. Después el resultado de más nivel lo produjo Sergio Maestre que ganó los Centroamericanos de 2014. Luego Luis Zayas ha ganado el mundial juvenil, sin embargo, no hay una masividad de resultados buenos. Pienso que hay un origen marcado en las carencias materiales que afectan la práctica de esta modalidad en la base. Creo también que la mentalidad de muchos de nosotros, los atletas, no es la correcta y aquí en Europa lo he podido aprender mejor que la mente es fundamental en el logro de los objetivos que uno se proponga y sobre todo para este evento, porque nosotros mismos somos capaces de frenarnos al ponernos objetivos que están fuera de nuestras posibilidades.

Pienso que los atletas cubanos necesitamos oportunidades de evolucionar en otras latitudes, algo así como la oportunidad que estoy teniendo yo. Oportunidades que te convoquen a esforzarte más porque te enfrentas solo a la vida y eres capaz de valorar en mayor medida lo que significa tu esfuerzo. Es importante también las condiciones y el nivel competitivo que existe, porque aparte de los entrenamientos, este es un factor que ayuda a la evolución del atleta y ahora mismo en Cuba el nivel del salto de altura específicamente no es alto.

Creo que en ello también influye la concentración de atleta que es fundamenta y me incluyo, en esa deficiencia porque muchas veces no somos capaces de saber qué es lo que realmente estamos haciendo, ni hasta dónde queremos llegar. No hay imposibles, pero es una idea que debe estar afianzada en tu cabeza para que nada sea capaz de distraerte o desmotivarte.

¿Ves en el horizonte un regreso a esos planos estelares que una vez ocupó Cuba en esta prueba?

 Sin dudas creo que el salto de altura puede volver a sus resultados de antes porque hay jóvenes con talento y potencial, pero sobre eso hay que trabajar para pulirlo.

Ídolos

Javier Sotomayor, Dayron Robles, que es también mi amigo, Anier García, Iván Pedroso, Ana Fidelia y sobre todo mi profesor Juan Francisco Centelles, que además de ser un referente ha sido el principal guía de mi carrera deportiva.

 ¿Qué te parece el récord? ¿Es imposible?

Yo si miro el récord de porque es una forma optimista de ver la vida y de asumir la carrera deportiva. Lo primero es superarme, ser un saltador de más de 2.30 metros y en lo adelante, soñar con más.

¿Por ejemplo?

Competir por Cuba. Representar a tu país, vestir el uniforme de esas cuatro letras es un sentimiento que se te inculca desde niño cuando te dedicas al deporte. Si lo logro, estaría haciendo realidad un sueño.

 Jean Carlos vive días intensos en Colonia. Allí trabaja fuerte bajo las órdenes del experimentado entrenador y medallista olímpico Wolfgang Ritzdorf. Entrena de lunes a sábado, casi siempre dos jornadas y además de todo el trabajo físico y técnico que engloba su preparación, se enfrenta al reto, nunca depreciable, de hacer vida en un país diferente en todos los sentidos. Sin embargo, se levanta todos los días con la ilusión de superarse, enfocado en sus retos, esos que lo llevan a creer que, aunque hay cumbres muy altas las metas jamás deben considerarse imposibles.