Por: Abel Castillo Noriega/ colaboración para Deporcuba
Octubre es considerado por muchos analistas deportivos como el mes del fútbol. Por casualidad de la vida en este período coinciden el nacimiento de dos de los mejores futbolistas de todos los tiempos, estoy hablando de Edson Arantes (Pelé) y Diego Armando Maradona.
Hace 52 años un día como ayer 30 de Octubre, Dalma Salvadora Franco trajo al mundo a un hombre que al paso del tiempo se convertiría en uno de los imprescindibles del deporte mundial. Personaje controversial, querido por todos al punto de que se ha convertido en un dios para los aficionados de todo el orbe. En Argentina existe la religión relacionada con el culto a Maradona. Para ellos 1961 es el año 1 D.D., Después de Diego, y marca el comienzo de la Era Maradoniana.
La magia del Pelusa perdura en la memoria de todos los amantes del deporte más hermoso del mundo, en una mezcla de veneración y agradecimiento por la enorme alegría proporcionada por el crack. En la galería de jugadas antológicas de todos los fanáticos al más universal de los deportes está la famosa y controvertida «mano de Dios», además del gol más espectacular del siglo. El mundial de México 86 fue la consagración de Maradona como gran jugador y leyenda del fútbol. En esta magna cita balompédica el astro argentino condujo la victoria de su selección contra Alemania (3-2) en la final. El partido más memorable de este torneo fue el Argentina-Inglaterra, en el cuál Maradona salió desde la media cancha, dribló 10 jugadores ingleses y realizó un verdadero golazo. El comentarista deportivo y gran amigo del pibe de oro, Víctor Hugo Morales dejó inmortalizado ese momento : “La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! ”
Maradona consiguió importantes logros deportivos tanto con la Selección Argentina como con algunos de los clubes en los que jugó. Con la escuadra gaucha además del ya mencionado título mundial de mayores en 1986, fue el líder del once albiceleste que conquistó el mundial juvenil de 1979 y alcanzó el subcampeonato en la Copa Mundial de 1990. Sus lauros más importantes a nivel de clubes los obtuvo jugando para el Nápoles, donde ganó una Copa de la UEFA y los únicos dos scudettos que posee la institución italiana.
Sus éxitos deportivos se vieron muchas veces empañados por su adicción a las drogas, que lo afectó tanto en su carrera futbolística como en su salud, ya que en varias oportunidades debió ser internado en terapia intensiva debido a afecciones relacionadas con sus adicciones. El escritor cubano Lezama Lima expresó en una oportunidad que el error es el compañero constante de los hombres, y Diego como todos los humanos se equivocó muchas veces pero supo rectificar y tras su partido de despedida expresó: «yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha».
En el fútbol al igual que en la vida las cosas pueden cambiar totalmente de la noche a la mañana, y hasta una sola persona puede modificar el transcurso de la historia. Diego Armando Maradona según su ex compañero Jorge Valdano fue más que un futbolista genial. Fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo. Valdano añadió que Maradona ofreció a los argentinos «una salida a su frustración colectiva y por eso la gente lo adora allí como una figura divina”. Diego Maradona tocó el cielo con las manos en aquel mundial del 86 y es de las personas que por su actuación se convierten en símbolo y héroe del deporte mundial.
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