Por Roberto Cabezas

Si no estás muy familiarizado con las artes marciales mixtas y, de repente, te topas en televisión con un combate de la UFC, seguro que te has fijado en las orejas de los luchadores, que están como atrofiadas. Una deformidad provocada por los continuos golpes, que no es grave para la salud y que algunos profesionales lucen con orgullo como el irlandés Conor McGregor. Para resolvernos todas las dudas, hemos charlado José Manuel Collado Delfa, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora y miembro de Top Doctors.

¿Qué son las orejas de coliflor y por qué son tan frecuentes en deportes como el boxeo, el rugby o las artes marciales mixtas?

Las orejas de coliflor son la consecuencia final de un hematoma en el pabellón auricular que no se trató adecuadamente durante la fase aguda.

La oreja es aquella estructura anatómica que se dispone rodeando la entrada del conducto auditivo externo y cuya función principal es la de recoger y conducir las ondas sonoras hacia el oído interno para permitir la audición.

A diferencia de los animales, en el hombre ha perdido prácticamente su posibilidad de movimiento. Su forma tridimensional es altamente sofisticada y aunque siempre se reconocen unos relieves comunes podríamos decir que, como las huellas dactilares, no hay dos orejas iguales.

Su esqueleto está constituido por un cartílago de naturaleza elástica rodeado externamente por una cubierta de piel. La que se aplica sobre su cara anterior es especialmente delgada y, por no tener tejido graso subyacente, aparece particularmente adherida al cartílago, motivo por el cual no se puede arrugar ni pellizcar.

El único sitio de la oreja donde no hay cartílago se corresponde con el lóbulo. La irrigación de la oreja depende de ramas vasculares arteriales que le llegan tanto por su cara anterior como por su cara posterior y que conforme la penetran van arborizándose en ramas cada vez más pequeñas para nutrir sus tejidos. Existen ramos que atraviesan el cartílago y ponen en comunicación el sistema de riego sanguíneo anterior con el posterior. Y cuando la oreja sufre una contusión, diversas ramas vasculares pueden lesionarse y provocar la salida de sangre fuera del circuito sanguíneo. Es lo que se conoce como hematoma. Su localización más frecuente es el tercio superior del pabellón auricular, por ser esta la zona más expuesta de la oreja a los traumatismos, y más concretamente suele localizarse en su cara anterior. Un hematoma provoca dolor e hinchazón local. La piel se separa del cartílago (los relieves auriculares quedan distorsionados) y aparece de color morado. El tratamiento más adecuado es practicar una incisión en la piel y facilitar el drenaje hacia el exterior de la sangre retenida, seguido de la compresión de la zona afectada durante una semana para evitar la recidiva del sangrado y permitir que la piel vuelva a quedar íntimamente aplicada sobre el cartílago. Cuando no se drena adecuadamente, el organismo activa una reacción inflamatoria local con el objetivo de intentar su reabsorción espontánea pero que conlleva de forma paralela la producción y el depósito de fibras de colágeno que provocan una cicatriz interna y el engrosamiento de los tejidos afectados. Además, el hematoma compromete el riego sanguíneo del cartílago que, falto de nutrientes, puede acabar también muriéndose, por lo que se colapsa y pierde su estructura tridimensional. El resultado final es lo que popularmente conocemos como deformidad auricular en coliflor pues la parte afectada aparece engrosada y deformada y, cuando afecta a toda la oreja, pudiera recordarnos el aspecto de esta hortaliza.

¿Tiene algún riesgo para la salud?

Durante la fase aguda el hematoma puede infectarse por lo que se aconseja su profilaxis antibiótica. La infección puede empeorar todavía más el futuro aspecto de la oreja. La oreja en coliflor es una secuela cicatricial que no tiene otra repercusión que la puramente estética. En algunos círculos deportivos esta deformidad puede ser un estigma que se reconoce con orgullo por el practicante de dicho deporte. En otros casos, esta deformidad puede provocar complejos y problemas psicológicos por alterar la autoestima e imagen corporal de la persona.

¿Se puede reconstruir con cirugía o tratar para mejorar su aspecto?

Su reconstrucción es compleja y, muchas veces, pobre de resultados. Cuando sólo hay engrosamiento cicatricial de los tejidos pero la forma está mínimamente conservada, puede intentarse adelgazar quirúrgicamente los tejidos aunque difícilmente podrán quedar unos relieves tan delicados como los originales. Si, por el contrario, la estructura está seriamente colapsada, la única posibilidad es proceder a su extirpación e intentar su reconstrucción aportando fragmentos de cartílago tomado de la otra oreja o de una costilla asociado muchas veces al recambio de la cobertura cutánea por otra nueva. Este tipo de reparación suele conllevar más de un tiempo quirúrgico hasta llegar al resultado final.

¿Hay alguna manera de protegerse de esta lesión?

El mejor tratamiento es su prevención, portando cascos adecuadamente diseñados para proteger a las orejas de los traumatismos durante la práctica deportiva. Y como ya hemos comentado previamente, siempre que se produzca un hematoma auricular debe tratarse adecuadamente en la fase aguda para evitar que derive en una deformidad en coliflor.

(Tomado de Mens Health)