El Memorial Molina de 2025 es historia. Su tercera edición, que creo ha sido la mejor, dejó vestigios del talento que tenemos. Eso sobre lo que nadie tiene dudas, pero nos cuesta dar pasos diferentes para potenciarlo con todo lo que implica. No hay que cambiar la meta confesa de regresar a la élite del atletismo mundial y que esté en boca de todos lo que puede lograr una pequeña nación del Caribe insular, pero definitivamente hay que optimizar el plan.
Deportivamente hablando:
Nos queda el nuevo récord nacional de Anisleidis Ochoa en los 10 000 metros, quien detuvo los relojes en 33:13.0 minutos, mejorando así en 16 segundos la anterior plusmarca de la Isla, que ella misma había fijado en el mismo escenario hace dos años.
«Era un tiempo que esperaba. Incluso, creía que podía estar en 32 y algo. Creo que “violé” el ritmo en algunas vueltas y eso me impidió que fuese mejor», comentó feliz a JIT la también recordista nacional de los 5 000 metros y los 10 kilómetros en carretera.
Siempre es satisfactorio y emocionante disfrutar del accionar de figuras importantes del atletismo cubano actual como Luis Zayas, Daily Cooper, Reynaldo Espinosa o de estrellas no convencionales como Robiel Yankiel Sol. Salvo Zayas, quien salió lastimado cuando buscaba seguir escalando alturas que lo acercaran o lo llevaran a Nanjing, todos regalaron actuaciones favorables para sí mismos y, sobre todo, para este momento de la temporada.
También dejó otro disparo sobre los 75 metros de Ronald Mencía, el ver cómo Yunisleidys de la Caridad García se reencuentra con su potencia, las buenas vibras en las pruebas múltiples con Josmy Sánchez (7 825 puntos) destrozando su marca personal, a pesar del esfuerzo y las limitaciones con que tienen que prepararse en este tiempo.
Me quedo con la juventud y el talento que salta a la vista, con Yander Herrera liderando la exposición mediática con el tiempazo de 13.44 segundos en los 110m con vallas a sus 18 años, pero a sabiendas de que, tras la estela de flashes que acapara, se agolpa otro grupo importante de jovencísimos atletas que pintan bien para diferentes empeños: Gian Carlos Baxter (16.49m en el triple/17 años ), Dianelys Alacán (6.27w en la longitud/17 años), Halle Oquendo (17 años), Marian López ( 10:26.95 minutos, tercer mejor tiempo historico de Cuba en 3000m con obstaculos/ 18 años) por citar algunos. Hay más, y mucho más por hacer también.
Del Molina brotan otros tantos resultados que tienen valor en planos personales y que atesoran alta carga emocional, como lo que está haciendo Dacsy Bricson, quien había hecho 1.90m hace unos días y que llegó hasta 1.88m en esta jornada para despojarse de muchas dudas. Hace poco más de un año, Bricson estaba sentada en las afueras de la oficina del comisionado para solicitar su baja del deporte; hoy ya se ha metido entre las ocho mejores de la historia de esta prueba en Cuba.
«Lo logramossss, Dailen Ortega More. Solo los que han estado en el proceso saben todo el esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta aquí… Solo me queda decir gracias a los que siempre están. Se acerca una nueva era que disfrutaré y enfrentaré con mucho amor y dedicación, siempre de la mano de mi entrenador. A seguir mejorando y bendiciones.» -dijo en su perfil de Facebook
Se agradece, además, la concentración de glorias que atraen este tipo de concursos; es un necesario e importante choque generacional. En estas lides siempre se pueden encontrar estrellas del atletismo cubano, exatletas y entrenadores que tienen tanto por contar.

Obviamente, también toca analizar y estudiar la salud de disciplinas que tuvieron tradición y que no logran encontrar las claves del camino de regreso. El lanzamiento de la jabalina y el lanzamiento del martillo para damas son, quizás, las más representativas.
En fin, que las lecciones brotan a raudales. A ras de la pista del Estadio Panamericano se levantan todas las interrogantes. En escuchar su susurro, analizar y obrar consecuentemente está la clave para emprender un camino definitivo que nos traiga de regreso a la estelaridad.
¿Lo mejor?
Yo me quedo con la carrera de 100m con vallas con tres mujeres, Greisy Roble (12.81), Lisyanet Ruiz (12.94) y Jocelyn Echazábal (12.96), sub 13 segundos. Aire +2.5m/s aparte, es un hecho inédito en la historia del atletismo cubano.
Al margen, una consideración muy personal:
Jesús Molina fue visto y es valorado como un adelantado a su tiempo, como el hombre que cambió paradigmas y sostuvo los mejores tiempos del atletismo en Cuba. La competencia que rinde homenaje a su figura debería tener la misma aura y caminar hacia los mismos destinos.
La Federación Cubana de Atletismo debe preocuparse y ocuparse por la comunicación de su deporte. Hay que destinar presupuestos a promover cada paso, cada resultado y cada pretensión. Solo así se podrá crecer y alinearse a los tiempos modernos. No es una opción, es una necesidad, y urgente.
A diario recibimos en Deporcuba solicitudes de atletas o personas que quieren competir en Cuba, que quieren venir a entrenar en Cuba, que quieren aprender en y de Cuba. Y no se trata solo de sostener ese legado, es que hay que alimentarlo.
El Memorial Molina es una competencia que se puede hacer crecer, al igual que el Memorial Barrientos. Que sean internacionales, que escalen en la jerarquía dura que ha impuesto la World Athletics, que tengan una posición estratégica en el calendario nacional, pero también que ofrezcan oportunidades al resto, que atraigan atletas, que suenen y que sean consideradas por la gente de nuestra área geográfica y màs allà. Que sean cotizadas también. Pero para eso hay que repensar las estrategias y ofrecer garantías de todo tipo.
A veces pienso: ¿Qué hacemos compitiendo en Europa cuando buena parte de los mítines que se consiguen para nuestros atletas son categoría F? Lo que representa lo mismo que estar en una prueba de confrontación acá, en casa.
La cuestión aquí es que la forma de entender el atletismo cambió, y eso implica una actualización de todo, absolutamente todo lo que se hace. Las marcas no valen por sí mismas, se jerarquizan por el lugar donde se hacen, por la alcurnia de la competición. Y eso hace que haya que estudiar minuciosamente cada paso para utilizar el recurso de forma óptima y que pueda rentabilizarse, tanto en oportunidades para los atletas como en dividendos para la Federación.
A lo mejor no se trata de ir a Europa (y no hablo de las primeras figuras, esas se «venden» solas por el peso de sus propios resultados), quizás se trata de concentrar los prospectos en Camagüey, por decir algo, hospedarlos en un hotel, mejorarles las condiciones y exigirles el cumplimiento de un exquisito régimen de trabajo y descanso. Luego, operar esos recursos para que puedan tener oportunidades aquí en el área. Hay competencias de buen nivel —según los nuevos designios del ranking WA— en República Dominicana, en Bahamas, en Brasil, en Puerto Rico…
El atletismo cubano vive momentos decisivos. El momento de potenciar seriamente el talento, de buscar un crecimiento en todos los sentidos para que los chicos y chicas puedan alcanzar resultados de mayor nivel en el futuro. Hay que invertir y cuidar lo que se ha estado construyendo.
Yo soy una apasionada del atletismo, a ratos una nerd de los temas de comunicación, marketing y management, y no miento cuando digo que tenemos demasiado por hacer y que la inteligencia en cada paso es fundamental para llevar a buen puerto este negocio.
Hay mucha pasión por nuestro atletismo nacional. El cierre de Cooper en el relevo 4x400m femenino levantó al público y le arrancó un rugido de júbilo a las vetustas gradas del Estadio Panamericano. De eso hay que engancharse.
Cuando empecé a seguir el atletismo desde dentro, la TV aún mostraba imágenes reales y extensas de lo que allí sucedía, y los medios de comunicación iban mas allá de los tres o cuatro resultados que normalmente trascienden. El estadio no estaba más bonito que hoy, pero había más interés en contar las historias. Y justamente eso es lo que hay que incentivar a tono con los tiempos que vivimos.
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