Escrito por: Andy Rodríguez

Cuba alcanzó su primer título en el Campeonato Mundial de Relevos. La noticia llegó desde Silesia, región polaca que acogió la edición de 2021, y fue totalmente inesperada al tratarse de la posta femenina de relevo largo. Con marca de 3:28.41, Zurian Hechavarría, Rose Mary Almanza, Lisneidy Veitía y Roxana Gómez subieron a lo más alto del podio en el relevo 4×400, por delante de equipos como el campeón defensor del torneo, Polonia, y de Gran Bretaña, cuarto lugar en el Campeonato Mundial de Atletismo de Catar en 2019.

La satisfacción resultó mayor gracias a la clasificación olímpica conseguida por estas atletas al marcar tiempo de 3:27.90 en la jornada semifinal y garantizar también con esos resultados su presencia en el Campeonato Mundial de Atletismo de Eugene, Oregón, en 2022. En la exitosa cuarteta —a la que se suma Sahily Diago como suplente—, la villaclareña Lisneidy Inés Veitía vivió de forma especial el momento, y a través de Vanguardia quiso compartirlo con sus seguidores, en especial con los del poblado de San Pedro, en Corralillo. «Me sentí muy contenta porque celebré mi cumpleaños 27 días antes y este triunfo fue mi mayor regalo».

—¿Con qué aspiraciones fueron al Mundial?

—Nos preparamos física y mentalmente para cumplir nuestros objetivos: ser finalistas, buscar la marca y clasificar para los Juegos Olímpicos de Tokio. Una vez en la final, nos entregamos al máximo para alcanzar una medalla. Y todo salió como nos habíamos propuesto.

—Al ver la forma en que estaban luego de la primera carrera, ¿cambiaron la estrategia para la final?

—A la primera carrera fuimos muy enfocadas y soñando en grande. Una vez que obtuvimos la marca para las Olimpiadas y pasamos a la final, nos dijimos: «Ahora hay que darlo todo». Eso no se lo esperaban nuestras contrarias. Por ejemplo, Francia, Polonia y Gran Bretaña iban a salir a «cazarnos», pero nos crecimos y demostramos nuestra capacidad gracias a la buena preparación.

—¿Cómo llegaron en esa gran forma al evento en medio de una situación epidemiológica que las ha golpeado directamente?

—Desde agosto empezamos a trabajar en Camagüey un grupo de atletas. Más adelante fuimos por tres meses para una base de entrenamiento en Monte Gordo, Portugal. Ahí nos preparamos muy bien.

«El profe (Ricardo Molina) tuvo que hacer algunos cambios porque dos de nosotras estuvimos infectadas con la COVID-19 luego de nuestro regreso de Europa. Estuve 15 días en el centro de aislamiento de la UCI (Universidad de las Ciencias Informáticas) para recibir tratamiento. Me recuperé bien y comencé a entrenar mejor».

—¿Por dónde andaban los tiempos en esos entrenamientos?

—Hicimos tres carreras de relevos y estábamos haciendo cerca de 3:32.00.

Para encontrar un tiempo inferior al logrado recientemente debemos remontarnos a Londres 2012. ¿Cómo celebraron este resultado?

—El tiempo de 3:27.90 en la semifinal y la victoria en la final fueron experiencias muy lindas para todas; algo único, especial. Gracias a Dios, es un sueño cumplido para nosotras: ser campeonas del Mundial de Relevos y haber puesto el nombre de nuestro país, de nuestro deporte, de nuestro atletismo, bien en alto. Hicimos historia.

—¿Cómo te sentiste en tu tramo?

—Cómoda, relajada, disfruté mucho el evento. Las dos carreras las hice sin ninguna presión. Estuve fuerte, sobre todo en la última parte. Ahí yo siempre saco mi extra.

—Con este resultado completas un excelente regreso luego de un tiempo fuera de la selección nacional. ¿Qué hiciste durante esa etapa y por qué decidiste volver?

—Me fui después que terminé los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Me incorporé en mi municipio como profesora de Educación Física y me dediqué a buscar talentos en la zona rural de El Gavilán y La Sierra. Esa experiencia resultó muy gratificante. Hay talentos en los campos, y muy pocos van a buscar allí.

«Más tarde me casé, fui a vivir a Suiza y decidí comenzar de nuevo a correr. Extrañaba sentir esa adrenalina por mis músculos. Estuve en un club un año y cinco meses. Fui a varios mítines por invitación. Y finalmente decidí regresar a mi país. Hablé con mi comisionada, Yipsy Moreno, y la Federación Nacional de Atletismo me dio la oportunidad de volver a competir por Cuba. Fue una batalla larga. Me incorporé en noviembre del 2019 a entrenar en el equipo nacional, pero tenía que esperar la aprobación oficial. Después empezó esta terrible pandemia y tuvimos que irnos para nuestras casas. Seguí entrenando porque estaba enfocada en volver a correr. Tenía la certeza de que había regresado para hacer historia y debía aprovecharlo todo al máximo, tal como lo hice».

—¿Cómo fue tu progresión en la pista al volver a entrenar?

—A medida que trabajé en las confrontaciones bajé los tiempos hasta estar lista para la competencia. Ahora, en el relevo, mi parcial fue el segundo mejor de las ocho postas, con 51.41.

—Con esta meta completada, ¿irás también por la clasificación individual en 400 metros planos?

—Sí, tengo previsto buscar mi boleto olímpico por el individual. Creo que tengo la posibilidad de hacer la marca mínima, que es 51.39.

—En lo colectivo, ¿dónde radica el éxito de esta cuarteta?

—En la unidad, la fe en Dios, el apoyo, el esfuerzo. Todas teníamos un mismo sentir a la hora de correr: nuestro objetivo era ser las mejores en la pista. Salimos a dar el máximo en cada carrera.

—¿Qué puede esperar de ustedes la afición cubana en los Juegos Olímpicos?

—Pueden pasar muchísimas cosas. Solo Dios sabe; pero nosotras, como siempre, vamos a tratar de estar entre las finalistas con un buen tiempo. Estamos entrenando para dar lo mejor en cada competencia, y una vez llegado el momento, soñamos con luchar por la medalla. Esperamos sorprender como hicimos en este Mundial.

Tomado de Vanguardia