Las grandes proezas deportivas gestadas por atletas a lo largo de la historia siempre han tenido una fuerte carga psíquica, pues la salud mental constituye un pilar fundamental a la hora de buscar un resultado, más allá del deporte en la vida. No pocos son los deportistas que han sido presa de la depresión y la ansiedad en una competencia, que por una u otra causa han visto interrumpida su carrera por este tipo de displicencias psíquicas, entre ellos atletas relevantes en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales. A continuación, les presentamos cuatro ejemplos de figuras del deporte que han sido víctima de estos episodios.
Simone Biles
La gimnasta estadounidense Simone Biles ha sido una más de las deportistas de élite que ha tenido que aparcar el deporte temporalmente, tras sufrir un episodio de ansiedad. La que debía ser la estrella de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, explicó entonces: Tuve que abandonar la competencia por “los demonios en la cabeza”.
Pero, como dicen los angloparlantes, Biles ha sido «last but not least» («última, pero no menos importante») en engrosar una lista de atletas sobrepasados por la presión.
La atleta de 24 años intervino en los últimos Juegos Olímpicos celebrados en Tokio, y en la primera rotación del concurso de máxima acumuladora, pero después de su ejercicio anunció que pasaba a la reserva, y no compitió en la prueba de las barras asimétricas. Su salto resultó decepcionante, obtuvo unas de las puntuaciones más bajas de su carrera olímpica, y admitió sentirse afectada. «Después de mi actuación, no quise continuar”, dijo Biles, conteniendo las lágrimas. «Ya veremos qué pasa el jueves. Estoy intentado reconducir la situación de cara a la próxima prueba».
Poco después, hizo unas declaraciones preocupantes ante la prensa: «Desde que entro al tapiz, estoy yo sola, confrontando los demonios en mi cabeza». “Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar».
Hace un año, Biles confesó los abusos sufridos por ella y sus compañeras por parte del doctor Larry Nassar. «Estaba muy deprimida. Dormí mucho porque, para mí, era lo más parecido a la muerte sin dañarme. Fue un escape de todos mis pensamientos, del mundo, de lo que estaba sucediendo», explicó.
Raven Saunders
La lanzadora de peso Raven Saunders fue quinta en sus primeros Juegos Olímpicos, en Río 2016. Tras volver de la competición cayó en picado: «Era como si nadie realmente entendiera el dolor y los desafíos por los que estaba pasando», explicó antes de partir hacia Tokio a la cadena CNN Sport sobre ese momento. «Fue de mal en peor, y de peor a peor y a peor, hasta que todo se desbordó… Me recuerdo por las mañanas […] con una especie de aturdimiento, teniendo cosas que hacer, pero sin tener realmente motivación para hacerlas», aseguró. Es por ello que, antes de partir hacia Tokio, quiso «desestigmatizar la salud mental» y ayudar a otros que, como ella, podrían verse atrapados en ciclos de depresión y ansiedad. «Eran las presiones y el estrés y todas estas cosas obligatorias que tenías que hacer y los lugares en los que tenías que estar que a mí me parecían inútiles, porque yo estaba allí para hacer lanzamiento de peso».
Y confiesa que estará «eternamente agradecida» a la Universidad de Mississippi por ayudarla a tratarse a principios de 2018, y también destaca el apoyo que ha recibido a través de la terapia. «[La terapia] ayudó mucho», dice Saunders. «Es agradable poder tener a alguien que te ayude con todo el peso que soportas, no tienes que cargarlo sola», comentó en la entrevista.
Andrés Iniesta
Un año antes de la Copa del Mundo de Sudáfrica, desde el verano de 2009 hasta el de 2010, el jugador del FC Barcelona atravesó uno de los peores momentos de su vida. La causas estuvieron centradas en la muerte de su amigo Dani Jarque, así como en la sucesión de lesiones que encadenó.
El futbolista reconoció que «poco a poco vas sintiendo que no eres tú, que no disfrutas de las cosas, que las personas que te rodean son como si fuesen de más. No tienes sentimientos, no tienes pasión». Pero tuvo la suerte de darse cuenta y pedir ayuda de psicólogos. «Me sentía vacío por dentro. Tuve un periodo muy difícil, pero gracias a los especialistas pude salir adelante», «Estoy feliz, aunque sea difícil decirlo, de haber vivido esa situación y de haber salido, porque creo que me ha hecho mejor persona». «Sabes elegir, decidir las cosas importantes. Situaciones a las que no le dabas valor, ahora se lo das», añadió.
Michael Phelps
El máximo medallista olímpico de la historia (23 oros olímpicos) ha confesado que “en el 2014 había momentos en los que no quería vivir”. «Soy alguien que ha pasado por al menos tres o cuatro periodos de depresión fuerte después de los Juegos y llegué a poner mi vida en peligro». Y ha añadido que la clave de su éxito fue no desistir en momentos en los que no creían en él. «En mi carrera muchas personas dudaron de lo que hacía, dudaron de mí y eso era algo que me motivaba. Cuando miro hacia atrás, veo las metas que tenía y eso hizo que mi éxito fuera posible», explicó en una conferencia en Brasil tras retirarse en 2016.
Phelps se despidió de su vida deportiva en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde se alzó con cinco oros y una plata. Tras su laureada carrera, el deportista confesó que entró en una profunda depresión a través de una rueda de prensa en enero de este mismo año, con la que estuvo a punto de tocar fondo, «No quería nadar más, ni siquiera quería vivir más […]. Entonces pensé en el suicidio», explicó, aunque añade que la depresión vuelve cada cierto tiempo. Y da las claves para superarla: «. “Eso es muy importante porque sé cuándo entro en una etapa de encierro. Ese es un momento angustioso. Tengo la mejor esposa del mundo. Es mi todo, es mi cable a tierra y me ayuda todos los días», ha explicado. Ponerse en manos de un especialista, cuenta, es también básico para salir de esos episodios depresivos recurrentes”.
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