1417279407Crónica de una desclasificación anunciada
Por: José Ramón Fabelo Corzo

El último día del período clasificatorio del atletismo para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro trajo para Cuba una noticia positiva y una adversa: se consumó, por un lado, la luchada clasificación del relevo 4 x 100 masculino e increíblemente, por otro lado, se desaprovechó la oportunidad de haber llevado a Río el relevo femenino de 4 x 400. Y hay que decirlo así: se desaprovechó la oportunidad porque no se hizo lo necesario para que este equipo nos representara en la máxima cita del deporte universal.

La desclasificación de todo un equipo que sólo unas semana antes se consideraba un casi seguro clasificado afecta, en por lo menos 4, la cifra definitiva de representantes que llevará el atletismo cubano a la cita olímpica y el número de deportistas que en sentido general defenderán el pabellón patrio. Y se afecta precisamente al sector femenino, históricamente el más vulnerable, aquel que siempre hay que priorizar, mucho más en los marcos de una revolución que busca la emancipación de los sectores más desprotegidos. Ahora la cifra de representantes masculinos del atletismo cubano será desproporcionadamente mayor. Y ello en lo fundamental se deberá a que los hombres llevan los dos relevos y las mujeres a ninguno.

Hace un par de meses el panorama era bien distinto. El relevo femenino 4 x 400 andaba  por el cuarto puesto (en el quinto si se contaba a las rusas) de los 8 que no tenían todavía su participación segura. En general ocupaban el lugar 12 de 16 a clasificar. El relevo masculino de 4 x 100, por el contrario, estaba fuera de la zona de clasificación, en el lugar 20 en general, y entre los que se encontraban por delante de ellos no aparecían los rusos.

¿Cómo fue posible que dos meses después terminaran clasificando los hombres del relevo corto y no pudiera hacerlo la estafeta larga femenina? Por una sencilla razón. Con el 4 x 100 masculino se hizo lo que se tenía que hacer, luchar hasta el final su clasificación con varias incursiones internacionales (en el Iberoamericano de Río de Janeiro dos veces, en semifinales y finales, también en Samorin, Lisboa y Pamplona). Así consiguieron las dos marcas que le permitieron clasificar: 38.44 en las semifinales de Río el 15 de mayo y 38.70 en Lisboa el 19 de junio, ello a pesar de que entre una y otra incursión se lesionó César Ruiz, uno de los integrantes de la cuarteta regular.

Lo contrario ocurrió con la cuarteta femenina de 4 x 400, que no tuvo ni una sola competencia internacional fuera de Cuba en los últimos meses. La única que tuvo en el año fue en República Dominicana en fecha tan temprana como el 19 de marzo, en un evento con problemas de organización. Ahí ganaron sin oposición con 3:37.47. Después de eso sólo han tenido una confrontación más en el Barrientos, en Cuba, donde ganan fácilmente el 29 de mayo con 3:36.37, sin contrincantes de consideración.

Parecería que esos tiempos no auguraban la posibilidad de mejorar el 3:29.54 que traía la cuarteta cubana de 2015 como promedio de sus dos mejores tiempos: 3:30.94 en el Mundial de Relevos de Bahamas el 3 de mayo y 3:28.15 en los Panamericanos de Toronto el 24 de julio. Sin embargo, tal conclusión no sería del todo fundamentada por dos razones primordiales.

La primera está relacionada con la calidad individual de las integrantes de la posta. Sabido es que en el 4 x 400 esto es decisivo. El resultado de un relevo largo depende directamente de cuán buenos sean los competidores individualmente en los 400 metros planos. El año pasado, antes de llegar a los Juegos Panamericanos (en los que se hizo la mejor marca del año de 3:28.15 el 24 de julio), las atletas cubanas integrantes de la posta tenían como mejores marcas del año las siguientes: Daysurami Bonne (52.22, el 26 de junio), Gilda Casanova (52.40 el 15 de mayo), Lysneidy Veitía (52.63, el 26 de mayo) y  Yaneisi Borlot (52.65 el 15 de mayo). La conjunción de esas cuatro mejores marcas da un tiempo sumado de 3:29.90. Con la ventaja que supone entregar el batón en movimiento se alcanzó en Toronto en el relevo un tiempo inferior en 1 segundo y 75 centésimas a ese tiempo sumado. Este año 2016 las mejores marcas individuales son de Lysneidy Veitía (52.06), Roxana Gómez (52.26, marca que puede mejorar en el Campeonato Mundial Juvenil en los próximos días), Gilda Casanova (52.30) y Daysurami Bonne (53.32). La suma de ellas da 3:29.94, una cifra a sólo 4 centésimas de la suma de los mejores tiempos del año pasado antes de Toronto. Con ese precedente, el relevo cubano estaba listo para marcar alrededor de 3:28.20 o 3:28.30 este año en alguna competencia exigente, marca que le hubiese asegurado su participación en Río.

Y en eso radica la segunda razón. La calidad de un relevo largo sólo puede probarse en una competencia exigente. Una de las integrantes de la posta cubana me comentaba hace algunos meses con razón: “cuando corres sin oposición te parece que lo estás haciendo bien, pero al final los tiempos no salen”. Para que puedan dar lo mejor de sí las atletas en un evento como el 4 x 400 necesitan rivalidad. Y esa hay que propiciársela insertándolas en eventos internacionales de calidad. Los dos mejores tiempos de 2015 se obtuvieron, no por casualidad, en eventos de alta competitividad.

Ninguna ocasión parecida se les ha propiciado a las cubanas después de Toronto. La primera gran oportunidad desaprovechada fue el Mundial de Beijing de agosto del pasado año, para el cual la cuarteta cubana estaba clasificada y contaba con financiamiento de la IAAF para asistir. Increíblemente no asistieron. Las causas injustificadas ya las analizamos en un artículo anterior de esta misma serie.

Ya este año, y después de haberse anunciado como posibles asistentes, dejaron de participar las muchachas cubanas en el Campeonato Iberoamericano de Atletismo, en el que sí participaron los relevos corto y largo masculinos y que ofrecía una magnífica oportunidad  de hacer buenas marcas. Días antes de esa competencia escribimos: “Bien le vendría a esta cuarteta probarse internacionalmente antes de la cita olímpica e incluso intentar reforzar su posición mejorando (…) estos tiempos. Por eso llama la atención que no haya sido inscrita en el Campeonato Iberoamericano, una muy buena oportunidad para ello”.

No compitieron las cubanas en el Iberoamericano ni después de eso en ninguna otra parte fuera de Cuba y el resultado ha sido su desclasificación. Sí, porque a la inversa de otros atletas que pasan de no-clasificados a clasificados cuando alcanzan la marca deseada, estas atletas pasaron de estar virtualmente clasificadas a no-clasificadas, y no precisamente por culpa de ellas, sino por no habérseles dado la oportunidad de demostrar su valía en una competencia acorde a su calidad.