«Prácticamente, el tenis de mesa me escogió a mí«, comenta Andy Pereira en las primeras líneas de nuestra charla. El nacido en La Habana el 31 de agosto de 1989 proviene de una familia amante de los deportes, pero sin antecedentes en la práctica del tenis de mesa.

Andy comenzó a interesarse por este deporte de manera fortuita. «En segundo grado, un entrenador visitó mi escuela en Marianao (Municipio de La Habana) buscando alumnos con chispa y ahí estaba yo, lleno de energía y ganas de aprender». – rememora.

“Comenzamos haciendo ejercicios físicos básicos, lanzando pelotas, y él fue seleccionando a quienes mostraban potencial. Ese entrenador, Ulises Mediero, quien fue metodólogo nacional de tenis de mesa, fue quien me inició en este deporte”.

Veintiocho años después de ese encuentro, Andy Pereira puede presumir de haber puesto su firma en varios hitos del tenis de mesa cubano, tanto individuales como en representación de su país. También puede relatar los enormes sacrificios que se agolpan detrás de esa indeleble huella que ha dejado y que le sitúa como un paradigma de este deporte en la isla.

El capitán de la selección es líder, y guarda entre sus mayores regocijos el ser reconocido por ser el primer tenimesista cubano en ganar un partido en los Juegos Olímpicos; hazaña que logró en Londres 2012.

Andy Pereira compartió para Centro Caribe Sports y su proyecto HUELLAS, sus experiencias, aspiraciones y reflexiones tras asegurar su clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024. Esta será la tercera participación olímpica de Pereira, quien previamente compitió en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

¿Recuerdas tú debut competitivo en el tenis de mesa? 

Mi primer torneo importante fue un campeonato provincial en La Habana, el mismo año en que comencé a entrenar. Para mi sorpresa, gané el campeonato provincial y ese resultado me llevó a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) José Martí. Desde tercer grado hasta octavo, estuve en EIDE, formándome y compitiendo a nivel escolar. Ese primer título provincial fue fundamental para mi desarrollo en el tenis de mesa.

En el recuerdo de tus actuaciones hasta hoy, ¿cuál es ese momento que clasifica como inolvidable?

Londres 2012 fue un momento inolvidable. Fue la realización del sueño del niño Andy, y no solo mío, sino de mi familia y todos los que me apoyaron. Su trascendencia fue más allá del hecho de ser mi primera Olimpiada, porque además logré la primera victoria de un tenimesista cubano en estos juegos.

Río 2016 también fue significativo, aunque desde una dimensión diferente. Tenía mayores expectativas y más experiencia. Igualmente, cada momento que he vivido ha sido una oportunidad invaluable para aprender y crecer.

La actuación de los Juegos Panamericanos la vivimos y la sentimos contigo… 

Mi actuación en los Juegos Panamericanos ha sido el mejor resultado de mi carrera. Ganar la medalla de oro en dobles masculinos junto a mi compañero de toda la vida, Jorge Moisés Campos, en los Panamericanos de Santiago 2023, fue inmenso. Lo que hace este logro aún más especial es el momento en que llegó. Después de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, contemplé seriamente retirarme. Fue una época de dudas y cuestionamientos, pero seguí adelante gracias al apoyo de mis compañeros y entrenadores. No solo conseguimos la medalla de oro en dobles, sino también en individuales, algo que nunca había logrado antes. Fue una reafirmación de que el esfuerzo y la perseverancia valen la pena.

¿Tendrías palabras para describir la consecución de este boleto a París 2024?

Clasificar a los Juegos Olímpicos es una de las mayores hazañas para un atleta de nuestra región. Es extremadamente difícil, solo cuatro jugadores clasifican cada cuatro años. Las celebraciones de quienes logran clasificarse son inmensas porque sentimos que es uno de los logros más grandes de nuestras carreras. Estar en los Juegos Olímpicos rodeado de grandes atletas como Kobe Bryant, LeBron James, Novak Djokovic, Pau Gasol y Usain Bolt, es un honor indescriptible.

París 2024 será mi tercera participación olímpica y cada una de ellas ha sido especial a su manera. Me llena de gratitud y llega en un momento en que considero el final de mi carrera y estoy agradecido por esta nueva oportunidad de representar a mi país.

Detrás de todos los logros de tu carrera hay mucho sacrificio ¿Qué lecciones/anécdotas/vivencias podrías compartir?

La lección más grande que he aprendido es nunca rendirse y siempre luchar por tus sueños, sin importar de dónde vengas. Vengo de un barrio humilde donde muchos jóvenes optan por caminos menos deseables. Agradezco a mis padres por guiarme por el buen camino y enseñarme que, independientemente de mi origen, puedo cambiar mi historia. Esta lección es algo que trato de transmitir a los jóvenes, demostrando que sí se puede llegar a ser alguien, aunque los recursos sean limitados.

El desafío mayor es, quizás, permanecer tanto tiempo fuera de Cuba, lejos de la familia ¿Cómo se maneja? ¿Cuánto pesa en el día a día? ¿En que se pone la mente para superarlo?

Ese es, sin dudas, el mayor desafío: estar lejos de mi familia, especialmente de mi hija. Este es uno de los motivos por los cuales he contemplado retirarme, para poder dedicarle más tiempo. 

A su vez, la motivación también viene de ella, y de ese deseo que tengo de que mi hija crezca sabiendo quién fue su padre en el deporte y como persona, y que se sienta orgullosa de mí.

 Trato de ser mi propio psicólogo y mantenerme enfocado, aunque es difícil. La fuerza viene de querer dejar un legado para ella y para las futuras generaciones.

Hablando de esa disposición que describe a los deportistas de alto rendimiento, y que va de lo físico a lo mental, y viceversa. ¿Cuál es tú formula?

Mi preparación física y mental es rigurosa. Trato cada entrenamiento con la seriedad de una competencia, lo que me permite estar listo cuando llego a los torneos. Este enfoque me da una ventaja, ya que siempre doy lo mejor de mí en cada sesión de entrenamiento. Durante las competencias, me relajo y me concentro en el juego, analizo a mis oponentes y trabajo en equipo con mis compañeros, manteniéndonos enfocados en nuestro objetivo común.

París es una realidad. ¿Cuáles serían, ahora, las metas de Andy?

Yo voy a dar lo mejor de mí, ese es el principal y único objetivo. Es una competencia extremadamente difícil, pero siempre que salga a la mesa y juegue mi mejor tenis de mesa, me consideraré un ganador, independientemente del resultado. 

Quiero disfrutar de los Juegos, dar un espectáculo y representar a mi país con orgullo.

¿Por qué te llaman «El Duro»?

Ah, esa es una buena historia…. «El Duro» viene de una frase popularizada por cantantes de reguetón en Puerto Rico en 2009-2010. Siempre he sido fanático del reguetón y adopté este sobrenombre porque se usaba para describir a alguien que era muy bueno en algo. Con el tiempo, se convirtió en parte de mi identidad, reflejando mi resiliencia y determinación en el deporte, incluso cuando las circunstancias eran difíciles, como entrenar en el frío o lejos de mi familia.

¿Qué huella te gustaría dejar en el deporte?

Más allá de mis logros deportivos, quiero ser recordado como una gran persona, un buen padre, hijo, y amigo. Quiero que la gente recuerde que siempre estuve dispuesto a ayudar a los demás. Mis resultados en el deporte son importantes, pero la calidad humana es lo que realmente reafirma el legado duradero.

¿Sientes que has cumplido tus sueños?

Sí, definitivamente he cumplido mis sueños. Desde niño soñaba con llegar al equipo nacional y representar a mi país en eventos internacionales. Haber participado en tres Olimpiadas, ganado siete medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, un oro y otras medallas en los Juegos Panamericanos, y ser campeón de Cuba en varias ocasiones, me llena de orgullo.

A veces, miro mis medallas y me sorprendo porque en realidad no imaginé alcanzar tanto. Pasear por mi barrio y recibir el reconocimiento de mi gente es increíble. «Pereira, campeón», me dicen con un abrazo y saludos, y eso me hace sentir que he sobre cumplido mi sueño. Nunca pensé tener este nivel de reconocimiento de mi pueblo y amigos. Incluso cuando viajo a otros países, la gente reconoce mi trabajo y mis logros, lo que es realmente gratificante.

Estoy profundamente agradecido con todas las personas que me han apoyado a lo largo de mi carrera, tanto en Cuba como en Latinoamérica y el mundo. Su apoyo y motivación me han impulsado a seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles. El camino no ha sido fácil, muchas veces ha sido estrecho y desafiante, pero siempre he seguido adelante pensando en mi familia, en mis padres que se sienten orgullosos de mí, y en mi hija, que es mi mayor motivación.

Recordar que el niño que salió de Pogolloti (su barrio natal en el municipio Marianao de La Habana) desde bien pequeño es ahora reconocido a nivel mundial es algo inmenso para mí. Estas memorias me llenan de gratitud y satisfacción, sabiendo que todo el esfuerzo ha valido la pena. 

Andy Pereira es un ejemplo de perseverancia y dedicación. Su historia inspira a nuevas generaciones y deja una huella imborrable en el deporte cubano.

Aseguró su boleto a París 2024 en un emocionante certamen clasificatorio disputado en Lima, Perú. Un torneo que él mismo catalogó de “extremadamente desafiante”. Allí tuvo que enfrentar a jugadores de alto nivel. En la final venció al ecuatoriano Alberto Miño con parciales de 4-2 (11-9, 2-11, 6-11, 11-9, 14-12, 11-7). Esta victoria lo convirtió en el miembro número 37 de la delegación cubana para la cita estival.

Tomado de CCS