Béisbol en Cuba, (o la pelota como también se le denomina por sus aficionados). Es considerado el deporte nacional, sus orígenes oficialmente se remontan a 1894 en el legendario Palmar de Junco. Este deporte apasionante y masivo ha alcanzado resultados incontables que le han adjudicado una cadena de victorias que son disfrutadas por sus admiradores, que colman las gradas, animan a sus equipos, discuten y opinan en las calles.
En 1845 el béisbol se populariza en Estados Unidos después de que Alexander J. Cartwright fundara el equipo Knickerbocker, primero en Nueva York y del mundo. Sin embargo, el apasionante deporte de las bolas y los strikes rebasa pronto las fronteras de Norteamérica.
Se dice que Cuba es la segunda patria del Béisbol pues los marinos yanquis que visitaban el puerto de la provincia de Matanzas y los jóvenes estudiantes se convierten en principales difusores del nuevo pasatiempo que surge con pasión arrolladora. Todo comenzó en 1865, cuando un grupo de estos jóvenes norteamericanos enseñó el arte de jugar Pelota. Ya en aquella época se comenzó a jugar tanto en Matanzas como en el Vedado habanero.
Años después, cuando el pueblo cubano se encontraba estremecido por el fusilamiento de los estudiantes de medicina, el 27 de noviembre de 1871, muchas familias ricas o de clase media, enviaron a sus hijos a estudiar a escuelas y universidades de los Estados Unidos. Muchos de ellos, incluyendo a Nemesio Guillo (considerado el fundador del béisbol en Cuba), José Dolores Amieva y sus dos hermanos, se entusiasmaron con el béisbol que se practicaba en ese país y cuando regresaron a Cuba, introdujeron la técnica y ayudaron a propagar el deporte. Ellos crearon un equipo en Matanzas y comenzaron a jugar en terrenos yermos, los que al no tener cercas, parecían potreros. Pronto se construyó en Pueblo Nuevo, Matanzas, el histórico estadio del Palmar del Junco, reconocido como el primero de su clase en la isla y donde se escribieron paginas de gloria en la pelota cubana.
El 1 de octubre de 1868, el Capitán General de la Isla, Francisco de Lersundi dicta un decreto que suprime la práctica del béisbol en territorio nacional, por considerarlo «un juego antiespañol y de tendencia insurreccionales, contrario al idioma y que propicia el desamor a España…» (Cuba entonces era colonia de España).
No estaba del todo desacertado el Capitán General, pues no pocos de los pioneros cubanos del béisbol conspiraron contra el poder de España, e incluso algunos de ellos murieron en los campos de batalla o en el más cruel destierro.
Sin embargo, oficialmente el nacimiento del Béisbol_en_Cuba se apunta al 27 de diciembre de 1874, fecha histórica donde se enfrentan los equipos de Habana y Matanzas en el legendario Palmar de Junco, porque fue el primer juego oficial divulgado.
En cuanto a la fundación del primer campeonato cubano de béisbol, comenzó el 29 de diciembre de 1878 con un desafío entre Habana y Almendares, los que más tarde devendrían eternos rivales de nuestra pelota profesional. El partido se efectuó en el terreno del Habana, en la calle Línea, Vedado, donde hoy está el Hospital materno América Arias.
En su patio, prisionero tras una cerca de alambres que no permite acercamiento a peatones, se halla el busto del mártir Emilio Sabourin, manager del Habana, quien muriera el 5 de julio de 1897 desterrado en el Castillo del Hacho, Ceuta, plaza enclavada en la costa septentrional de Marruecos, pero perteneciente a la provincia española de Cádiz.
Primer Juego
El terreno del Estadio Palmar de Junco, que perteneció a los antepasados del doctor Martín del Junco, famoso abogado, Fiscal de la Audiencia de La Habana y lanzador amateur en sus días de estudiante, fue mejorando con el tiempo. Se construyó una glorieta con techo y otra a la intemperie en lo que después se conoció como «gradas del sol». El primer partido en el Palmar del Junco, se celebró el domingo 27 de diciembre de 1874, entre el Matanzas y el Habana. Según una crónica aparecida cuatro días después (el 31 de diciembre), en el periódico «El Artista», que se editaba en la Ciudad de La Habana, el equipo representativo de La Habana trituró al de Matanzas con anotación de 51-9, apoyados en el lanzamiento de Ricardo Mora y el bateo del receptor Esteban Bellán, del Mutual Club de Nueva York en las Grandes Ligas. Bellán, no solamente fue el pionero de todos los cubanos y latinoamericanos en jugar en las Ligas Mayores en 1871, sino que además se convirtió esa tarde en el primer cubano y latinoamericano en conectar 3 jonrones en un encuentro. Según la reseña firmada por un redactor deportivo que se hacia llamar «Henry», «una concurrencia numerosa presenció el acto (juego), que por la novedad llamó la atención», agregando que «gustó mucho también el sencillo y apropiado uniforme del Habana Club».
El desafío terminó a las 5 y 35 minutos de la tarde, hora donde la oscuridad no permitió continuar. El partido lo inició y lo terminó el lanzador Ricardo Mora, quien además se anotó un jonrón.
Primer encuentro internacional de Béisbol Cubano
Tres años después, en 1877; llego al puerto de Matanzas, un barco-escuela de Estados Unidos. Los tripulantes tenían un equipo de béisbol compuesto por diez jugadores, no nueve, porque entonces existía el «right-short» (jardinero en corto), parecido a como sucede en nuestro tiempo con el Softbol. Igualmente la nueva modalidad del bateador designado en la Liga Americana, presenta a 10 peloteros por equipo, aunque solamente nueve se encuentran a la vez en el terreno. Como consecuencia lógica por la visita de los marines, se concertó un encuentro en el Palmar del Junco, entre el Matanzas compuesto entre otros por los tres hermanos Amieva; Lamadrid y el abuelo de Sammy Colón, contra visitantes del buque-escuela, celebrándose de ese modo, el primer encuentro internacional en la historia del béisbol cubano y latinoamericano.
Liga profesional del Béisbol Cubano
La fiebre de la pelota se apoderó de todos los cubanos y un año después en 1878, se creó la Liga Profesional del béisbol Cubano. Se construyeron estadios por todas partes y en La Habana, docenas de aficionados acudían a los «placeres» como las Canteras de Medina, Melitón, Hacendados, el Placer de Peñalver y la Quinta de Torrecillas en Puentes Grandes, para ver jugar béisbol. De esos placeres salieron peloteros de talla como Carlos Macia, Fernando Santana, Ramón Hernández, Ramón García y Alejandro del Castillo.
Fue en esta era, donde los españoles quisieron imponerles a los cubanos el fútbol, alegando que se trataba del «deporte de los reyes». Pero los cubanos repostaban diciendo que el «BEISBOL ERA EL REY DE LOS DEPORTES». Y es que los nativos llevaban ese deporte en la sangre.
La contribución cubana entre los peloteros latinoamericanos en las Ligas Mayores es indiscutible. Fueron los primeros en participar y en realizar una serie de proezas que ayudaron a establecer una leyenda. Tal es así, que si tomamos el año 1950 como ejemplo, tenemos que hasta ese momento solamente 10 latinoamericanos habían participado en las Grandes Ligas contra 51 cubanos.
Entre los diez latinos se encontraban:
Colombia (1): Luis Castro (1903)
Venezuela (3): Alejandro «Paton» Carrasquel (1939), Jesús «Chucho» Ramos (1944) y Alfonso «Chico» Carrasquel (1950)
México (4): Mel Almada (1933), José Luis «Chile» Gómez (1935), Jesse «El Güero» Flores (1942) y Beto Avila (1949)
Puerto Rico (2): Hiram Bithorn (1942) y Luis Rodríguez Olmo (1943)
El primer dominicano lo fue Ozzie Virgil en 1956, cuando ya 71 cubanos habían desfilado por los circuitos grandes. Desde 1950 hasta 1960, donde se acabó el profesionalismo en Cuba, ingresaron en los mayores otros 38 cubanos, para un total de 89. Todo esto sin contar a más de un centenar que se quedaron sin poder jugar en las Grandes Ligas debido al color de su piel, antes de 1947 cuando Jackie Robinson le abrió las puertas a los de su raza.
Los cubanos se cambiaron de la Liga Internacional de la Florida, donde jugaban bajo el nombre de Habana Cubans desde 1946, hasta que se situaron a un paso de las Grandes Ligas en 1953, al ingresar en la Liga Internacional de Clasificación Triple A.
En 1959 ganaron la Pequeña Serie Mundial, coronándose campeones absolutos de las Ligas Triple A de los Estados Unidos. Los cubanos se proclamaron los reyes de todas las Ligas Menores al terminar la campaña en 1959.
Lo que pasa es que hasta entonces el entretenimiento nacional por excelencia se constreñía a un lucrativo negocio, en el cual los dueños de los equipos existentes, Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao, junto a magnates norteamericanos de ese deporte, prostituían el espectáculo y llenaban sus bolsillos.
La pelota rentada era un simple rejuego comercial. Los atletas eran considerados una mercancía más y las series, que habían nacido en diciembre de 1878, una fuente de recaudación donde las apuestas, sobornos y coimas estaban a la orden del día. De aquella etapa de mercantilismo sólo ha quedado el justo reconocimiento y el recuerdo de quienes antes dieron gloria en el terreno de juego y después entregaron su experiencia como instructores de las nuevas generaciones.
Sin dudas el béisbol cubano es un deporte de glorias. Las históricas figuras de ese deporte llenaron de satisfacción a los aficionados locales desde la temprana fecha de 1926, con el triunfo en los Juegos Centroamericanos de Ciudad de México. A ellos seguirían los Campeonatos Mundiales conquistados en el 39, el 40, el 42 y el 43, todos en el estadio de La Tropical.
Nueva etapa del Béisbol en Cuba
Fue en San José, Costa Rica, en 1961, con la conquista de otro cetro mundial, que se abrió la nueva etapa. La creación de las series nacionales –14 de enero de 1962- amplió el horizonte beisbolero y a diario nuevas figuras ocuparon las primeras planas en las páginas deportivas. Fue la presencia de Fidel Castro en el deporte cubano, que se hizo sentir al lanzar la primera bola en el Estadio Latinoamericano, de Ciudad de La Habana, rebosante de público y entusiasmo, demostrando la voluntad del gobierno naciente de iniciar la nueva historia del béisbol en la mayor de las Antillas.
Para dañar el espectáculo beisbolero cubano, Estados Unidos suprimió los permisos para que atletas de ese país y cubanos contratados en las ligas norteamericanas, vinieran a jugar a la Isla.
Para algunos era la bancarrota del entretenimiento nacional. Sin embargo, la respuesta fue el surgimiento de una pelota realmente nacional, que aglutinó a los mejores exponentes de todo el país organizados en cuatro equipos nacionales representativos de las dos zonas geográficas tradicionales de Cuba: Habana, Occidentales, Azucareros y Orientales.
En corto tiempo hicieron glorias figuras como Urbano González, Pedro Chávez, Ricardo Lazo, Alfredo Strít, Fidel Linares, Modesto Verdura o José Antonio Huelga, por sólo citar unos pocos.
Las Series Mundiales Amateurs
El primer encuentro de estas competencias se llevó a efecto en Liverpool, Inglaterra, el 13 de agosto de 1938. Los ingleses derrotaron de modo sorpresivo al equipo norteamericano 3-1 y se anexaron finalmente el título cuatro juegos a uno, convirtiéndose de esa manera en los primeros campeones. Al año siguiente todo varió por completo al celebrarse la misma en La Habana y salir triunfadores los nuestros en el Stadium de La Tropical, a pesar de que el lanzador Chino Meléndez de Nicaragua, elaboró una cadena de 27 escones seguidos, propinando tres lechadas.
En 1940 volvió a efectuarse en Cuba y triunfaron nuevamente los cubanos. Se jugó nuevamente en La Tropical en 1941, pero los venezolanos se llevaron el campeonato. Sin embargo, en 1942 y 1943 los cubanos regresaron a la cúspide al celebrarse ambos eventos en La Habana. El escenario cambió para Venezuela en los dos años siguientes, triunfando los venezolanos en ambas ocasiones. En 1946 no jugaron y en el 1947 Colombia ganó por primera vez en su propio hogar.
Al año siguiente se trasladaron a Managua, Nicaragua donde los dominicanos se llevaron el campeonato. No hubo serie en 1949 y al reanudarse la misma en 1950, los cubanos volvieron a ganar en Nicaragua. En 1951 los bateadores de Puerco Rico vencieron en México y 1952 dominaron los cubanos en La Tropical. Por ultimo Cuba se llevó nuevamente los laureles en Venezuela en 1953.
La última Serie Mundial Amateur se celebró en Caracas, Venezuela en 1953. Cuando se reanudaron en 1961, ya en nuestra pelota se había acabado el profesionalismo. El campeón de los bateadores en ese torneo, celebrado en Costa Rica, lo fue el cubano Mario González.
Después de 1959, un deporte masivo, amplio, sano y libre, hizo saltar al béisbol nacional a alturas inconmensurables, y adjudicarse una cadena de victorias que no cesa, pese a lógicos reveses transitorios.
La afición
Si hay que rendir tributo, habría que extenderlo a todos los aficionados de; la nación cubana que todos los años colman las gradas, animan a los equipos, discuten y opinan en las calles, y disfrutan y a la vez aportan al colorido y valía de cada torneo; porque, ciertamente, las series nacionales de pelota han sido en Cuba, desde hace cuatro décadas, eventos amplios, participativos y movilizadores.
Tomado de :
El libro azul (Crónicas, reseñas, estadísticas); Hernández Martínez, Natacha Morales Montesino, Ezequiel.
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