Cuba atraviesa un momento en el que la redefinición de las estrategias en la dirección del béisbol se vuelve vital.  Habíamos llegado a un punto en el que los juegos eran aburridos y monótonos producto  de que solamente se jugaba para batear con largometraje; la guerra de ganar “al batazo”. Una era marcada por interminables duelos entre lanzador y bateador; con fundamento mayor en la fuerza y dejando a un lado la inteligencia. ¡Craso error! ¿Dónde quedó la picardía y el papel del mánager en esta historia?

Por retomar eso ha vuelto Víctor Mesa. Ha regresado al campeonato nacional con Matanzas;  el equipo más destacado en estos primeros compases de  temporada.

De jugador nunca me gustó mucho, su explosividad me resonaba excesiva,  sin embargo no por ello cerré los ojos ante la luz que irradiaba como uno de los mejores y más defensivos jardineros que ha tenido nuestra pelota.  Sus números son inconmensurables, en 19 series promedió para .319, eso sin contar que fue parte de toda la estela de éxitos que rubricaron las selecciones nacionales de las que fue parte.

Como director ha demostrado que sabe hacer las cosas bien aunque la mayoría de las personas lleguen a cuestionar sus métodos. Con Villa Clara ganó 442 partidos y perdió solamente 276.

Víctor es como Napoleón, quien venció a pesar de no tomar los ortodoxos caminos de los estrategas más avezados de la época.  Pero solo este es el camino correcto, los cambios se hacen necesarios porque, según sus propias palabras, la pelota cubana se encontraba estática.

Lo cierto es que los cocodrilos andan de primeros en el oeste, con 18 victorias y 8 derrotas; excelente promedio que supera todas sus actuaciones precedentes en los últimos 10 años. Es válido recordar que este equipo a excepción de  la 48  en la que ocupó el 11no lugar ; fue último en las series  43, 44 y 44 y en las restantes 45, 47, 49 y 50 terminó en el décimo cuarto lugar nacional.

Ahora, colectivamente, Matanzas batea para .305 (266 hits, de ellos 11 3B, 51 2B y 27HR). A la defensa son autores de solo 14 errores en 977 lances (.985). Estos números suponen que sean los dueños de la mejor defensa del país y con creces,  Metropolitanos, su más cercano perseguidor, ha cometido 21 pifias. Sus lanzadores muestran una efectividad de 3.23 carreras limpias, superado  únicamente,  por los tradicionales Villa Clara, Ciego de Ávila y Cienfuegos.

Entre los lideratos individuales, cuentan con figuras como José Miguel Fernández, líder en average con .433 (39/90) y Guillermo Heredia, líder en batazos de tres esquinas. Jorge Alberto Martínez lidera los lanzadores con un magistral promedio de 0.57 después de haber lanzado en más de 40 entradas. Este propio pitcher es líder en lechadas con 3  y Yohan Hernández comanda en los que más ganan con cinco sonrisas. Así Matanzas lidera las expectativas a nivel nacional y la afición no deja de preguntarse,  ¿qué pasa?

Pasa que Víctor ha sabido sacarle provecho a un equipo que venía de muy malas campañas y hoy los ha colocado en la boca de todos los cubanos. Víctor también le ha devuelto la pasión a un pueblo en el que la llama beisbolera se había atenuado a golpe de cada año uno de esos interminables años de pobres actuaciones  y bajos rendimientos.  No hay nada peor que pensar en que no se puede y eso es lo que ha combatido este villaclareño naturalizado como mentor del conjunto de la Ciudad de los Puentes; ha logrado que los jugadores se crean que pueden ganar y más que a resaltar por sí mismos los ha guiado a jugar bien a la pelota como equipo y por eso hoy, es Matanzas la revelación de esta 51 Serie.

En tales condiciones cabe preguntarse qué tanto importan los métodos. Su carisma le aporta dinamismo a cada choque y si, puede que a muchos les resulte excesivo pero el béisbol se trata de anotar carreras, así se gana y Matanzas ha sido capaz de ganar. Entonces, para qué cuestionarse tanto, el hombre actúa como piensa; él piensa rápido y en caliente; así son sus jugadas, el reflejo de su carácter.

Hoy, después de 26 desafíos celebrados, los rumores que anunció el río al inicio de la contienda se han hecho una realidad. Víctor Mesa hizo realidad una combinación que se prometía interesante desde que se anunció su incursión con los yumurinos . Sin ser un santo de mí devoción pienso que sus méritos se tornan incuestionables. Es un gran motivador y  le ha sacado el óxido a una maquinaria que yacía prácticamente obsoleta. Con lo visto hasta la fecha y sin ánimos de pecar por la premura creo que cabe reflexionar sobre lo necesario que es Víctor Mesa para el béisbol cubano… ¿Será que es el cascabel que le hace falta al gato?