Yarisley Silva Foto:Calixto N. Llanes Cuando entrevisté a Yarisley Silva Rodíguez por primera vez, Daegu y Guadalajara eran el principal botín de su carrera y aunque con su garrocha ya había dejado huellas indelebles, de ella, de su entrenador, de su disciplina y de su persona se sabía bien poco. Hoy, a más de un año de la ocasión, el panorama ha cambiado un tanto; la muchacha fue protagonista de la mejor actuación cubana en el torneo de atletismo de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, al conseguir una histórica medalla de plata en el salto con pértiga para convertirse en la primera latinoamericana que obtiene una presea a esta instancia en la complicada especialidad.

Desde hoy, replicamos una serie de trabajos que ofrecen un acercamiento a la vida de Yarisley Silva, resultado directo de poco más de noventa minutos de diálogo de la subcampeona olímpica, recordista panamericana y nacional con esta redactora.

GÉNESIS

De pequeños, como suele pasar, la mente de cada niño o niña fabrica ilusiones y colecciona esperanzas. Hay siempre muchas metas para alcanzar, y para Yarita (como le dicen cariñosamente) no fue diferente. Con su tía María Caridad Rodríguez, metida de a lleno en el rol de promotora principal, emprendieron la búsqueda del camino correcto.

SIN SUERTE CON LA DANZA

“Lo primero en que pensamos fue en el ballet, y todos los días hacíamos muchos ejercicios de estiramientos hasta que decidimos ir a hacer las pruebas. Fue a los ocho años y recuerdo que yo tenía tremenda ilusión por aquello, pero la profesora me dijo que tenía tendencia a engordar y que mi somatotipo no apuntaba a ser el de una bailarina clásica. En su lugar me sugirió que intentara con otras danzas.

”En medio de todo, resultó muy gracioso que la profesora Nany me dijo que al ser bailarina me iba a crecer la nariz, que el cuello se me iba a poner como el de una jirafa y que se me van a virar los pies. ”Lloré mucho cuando escuché aquello y le dije a mi tía que se olvidara del baile que yo ya no quería.

”De todas maneras seguimos probando y hasta traté de ingresar a la Escuela de Arte en la especialidad de piano pero nada fructificó”.

ATLETISMO, ACERTADO GIRO

“Mi tía era profesora de la EIDE Ormani Arenado Jones, de Pinar del Río, y en cuarto grado, con nueve años, comencé a entrenar atletismo.

”Como todos, en las categorías infantiles hacíamos varios eventos. ¡Y qué mala era lanzando pelotas!, y en los 800 m. Lo que mejor se me daba era la velocidad porque siempre fui muy rápida”.

PRIMERA MEDALLA

“En los Juegos Escolares, representando a Pinar, fui parte de un relevo 4 x 75 m y terminamos en el tercer lugar. Esa vez no dieron medallas, pero mi profesor Isidoro me dio una medalla que él tenía. ”Esa fue mi primera medalla y la guardo con mucho cariño, está viejita pero significa mucho, tanto por ser testigo del primer podio al que accedí en mi vida  como por la acción de mi profesor, que se quitó una de sus medallas, para que yo tuviera un recuerdo palpable de esa ocasión”.

—¿Y la pértiga?, ¿cuándo?

—A los 13 años, el profesor Nilo me propone hacer salto con garrocha. Yo no sabía que existía esa especialidad, ni siquiera sabía cómo era pero le dije que sí. Era una niña y no tenía nada que perder, mi tía también me animó y comencé a entrenarlo, lo veía como una diversión.

“Nilo me explicó lo básico: la garrocha se agarra así, luego corres, saltas y listo. En mi primer intento conseguí superar los 2.50 m. Y me sentí muy bien. Era divertido, emocionante, y me enganché con aquella especialidad que era novedosa”.