Por: Lisset Ricardo/ Jit
EL CICLISTA cubano Frank Sosa, del club Delio Gallina Colosio Eurofeed, de Italia, aseguró sentirse bien y entrenar sobre rodillo en aislamiento para evitar el contagio de la COVID-19.
«No tengo necesidad de salir de la casa, la comida y todo lo fundamental me lo traen aquí. Cualquier otra cosa que necesite solo tengo que llamar», comentó por Facebook a JIT el único pedalista de la Isla que queda en el extranjero.
El cienfueguero, campeón del Clásico Nacional de Ruta 2019, radica en la periferia de la ciudad de Botticino, provincia de Brescia, Lombardía, territorio italiano más afectado por el nuevo coronavirus.
«Cumplo estrictamente con todas las medidas de prevención y estoy tranquilo porque esto no va a durar toda la vida», expresó.
Sosa, de solo 21 años, no dejó para el final un mensaje a sus compatriotas: «Les pido que se cuiden mucho para que no suceda lo de aquí, al inicio creyeron que era un catarro normal y las precauciones las tomaron demasiado tarde.
»Nuestro pueblo debe contribuir a que eso no suceda, respetando las orientaciones. De eso depende que la COVID-19 no se propague. Todos tienen que cuidarse y los atletas igual apoyar, sabemos muy bien la importancia de actuar con disciplina».
Frank señaló que «cuando todo vuelva a la normalidad, si la federación italiana decide realizar las carreras participaré en lo que queda de temporada, si no regreso con el sueño de poder hacerlo realidad en 2021».
Por eso, Sosa se prepara con mucha entrega y la esperanza de competir, y cada día pedalea sobre el rodillo entre dos y tres horas y media, según las indicaciones de sus entrenadores.
«Después almuerzo y descanso, mientras veo la televisión, reviso internet y me comunico diariamente con los compañeros de la comisión nacional. Siempre estamos en comunicación y agradezco ese apoyo y preocupación por mí», apuntó.
«También dedico tiempo a mi familia y los amigos, pues mutuamente nos preocupamos ante una situación que ha obligado al aislamiento total. Eso es lo que ayuda de verdad a parar la pandemia», opinó.
Sosa cuenta que no son días entretenidos, pero que pasarán y entonces aprovecha lo positivo del hecho.
«Nunca había cocinado y no se me da tan mal. Los alimentos los recibo crudos. Aquí se come poco arroz, pero si el entrenamiento es largo lo preparo o hago pastas. De lo contrario, como ensaladas y carnes», explicó.
El estudiante de tercer año de la Licenciatura en Cultura Física, acostumbrado desde niño a las exigencias del deporte, no se amilana. Confiesa que por un momento tuvo miedo, pero fue superando esa lógica sensación.
«He tenido el apoyo del club y los amigos de acá, aunque ahora a distancia. No me ha faltado nada. El deporte requiere sacrificios, confío en el futuro, y si en el estudio espero regalarle a mi madre el título, en el ciclismo haré realidad mis sueños», sentenció.
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