leonard

Por: Abel Castillo y Lilian Cid

La Ciudad de México está estrechamente vinculada a la carrera deportiva del que es considerado por muchos analistas deportivos como el velocista más ilustre de todos los tiempos en Cuba, Silvio Leonard. En el  país de los aztecas ganó su primer título continental y también allí detuvo los cronómetros en 9.98 segundos en la prueba reina del atletismo durante la Copa América de 1977, marca solo superada -en ese período- por el primado del orbe que estaba en poder del estadounidense Jim Hines (9.95).

En su palmarés colecciona igualmente la medalla de plata en los 100 metros lisos de los Juegos Olímpicos de Moscú-1980, tres preseas áureas en Panamericanos y los ya mencionados  récords  nacionales  de 100 y 200 metros, entre otros tantos reconocimientos a disímiles niveles. Tales méritos le valieron para inscribir su nombre -con letras doradas- en el  Salón de la Fama de la Confederación Centroamericana y del Caribe de atletismo.

“Ahora Silvio Leonard fuera campeón olímpico”. Esta expresión se ha hecho habitual en el discurso diario de este hombre que es toda una institución en el mundo atlético. El coloso de las pistas  repite la frase cual lección para sus pupilos, porque sabe lo que cuestan los errores técnicos en los grandes eventos deportivos. Por uno de estos “despistes” perdió sobre la línea final  el metal dorado en los Olímpicos de Moscú-1980. Y  recuerda la génesis de su incursión en una disciplina donde brilló con luz propia y en la que hoy, nuestro país clama porque esos resultados de antaño, de los que Leonard fue baluarte, vuelvan a repetirse.

En medio de una sesión de entrenamiento en el cuartel general del atletismo cubano lo abordamos y  accedió a hacer un recuento de varios de los momentos más importantes de su brillante carrera, así como ofrecer, sus consideraciones sobre la situación de la velocidad en Cuba:

 

¿Cuánto ha cambiado el atletismo desde su época hasta ahora?

-El atletismo ha cambiado mucho y aquí en Cuba han variado muchas cosas, con mayor impacto en la metodología del entrenamiento y en el proceso de  captación de velocistas. Actualmente en el Centro de Alto Rendimiento prácticamente no tenemos  corredores de 100 y 200, sin embargo, ahí fuera en la calle hay atletas con condiciones para integrar las filas de nuestra selección nacional. El principal problema es que no se está trabajando bien en la captación de atletas porque no se concibe que en las categorías inferiores se  tengan velocistas con resultados a nivel internacional  y  que después estos no lleguen al equipo nacional o simplemente no se desarrollen como deberían. Hay que valorar entonces porque esto influye tanto en la velocidad como en otras especialidades del deporte rey.

 

¿Qué significó para usted  en ese momento bajar de 10 segundos?

-Yo fui un atleta muy dedicado, siempre daba lo mejor de mí. En lo que al entrenamiento se refiere,  yo no realizaba muchos ejercicios en el gimnasio porque por aquella época no se incluía el trabajo con pesas en la preparación de los velocistas más bien hacía hincapié, en la velocidad y en los saltos y a eso se deben los resultados que tuve en esta especialidad. La temporada que hice 9.98 me preparé muy bien y en ese período estaba consciente de que podía bajar de 10 segundos en cualquier momento. Me siento muy contento y orgulloso por ser el segundo hombre que en ese momento bajó de los 10 segundos y con ese registro actualmente me podría incluir  entre los finalistas de  cualquier evento internacional.

 

¿Cómo valora el estado actual de la velocidad en nuestro país?

-Vuelvo a insistir en el punto de la metodología porque es un aspecto fundamental porque hay que analizar  si la que estamos empleando aquí es la que da resultados. Como les comentaba, hoy no usamos la metodología que se empleaba en mis tiempos,  y es algo que critico mucho porque no se están realizando las cosas como deberían. Si  se erradican esos errores técnicos pudieran volver a aparecer los velocistas que sean capaces de bajar de los 10 segundos.

“El mundo de la velocidad  lo dominan actualmente los jamaicanos, con un equipo en el que casi todos bajan de 9.90. Esos resultados son el fruto de un trabajo correcto desde la base. Por ejemplo, ellos  realizan todos los fines de semana eventos deportivas en varias de las comunidades del país y de ahí es de donde salen la mayoría de estos corredores que vemos después coronarse en los grandes eventos. Precisamente el trabajo desde la base es algo en lo que aquí se ha perdido mucho, recuerdo que  antes en nuestro país se realizaban eventos parecidos a este que hacen hoy los jamaicanos que se llamaba Plan de la Calle. De ahí salieron grandes sprinters, quizás si lo retomamos podamos rebatir un poco la carencia de velocistas que hoy padecemos. Si lo que hacemos ahora no da fruto, pues hay que pensar en retomar las estrategias que sí rindieron resultados”.

 

Desde su experiencia, ¿cuánto influye el talento y cuanto la dedicación al entrenamiento, en la calidad de un velocista?

-Yo  les digo a mis pupilos: el talento vale mucho pero también hay que tener mucha voluntad  y deseos de esforzarse cada día en las sesiones de entrenamiento. Yo he visto casos de atletas que no tienen ese talento que tienen Bolt o Powell, y  con el empeño y la abnegación obtienen resultados relevantes y se mantienen en la élite de la velocidad. Me gusta usar mi propio ejemplo, yo pesaba 60 kilos y media 1.72 y en mi tiempo la mayoría de los corredores  tenían un gran somatotipo al estilo de los jugadores de fútbol americano, sin embargo,  yo les ganaba en la mayoría de las oportunidades y esos resultados llevaban como componente principal la voluntad con que me entregaba a diario en la pista.

 

 

Tomado del blog: CubaxDentro