Yelena_(@isinbaevayelena)_•_Fotos_y_vídeos_de_Instagram_-_2015-10-20_15.16.56.pngRio 2016 es un hecho. Con ello, el mayor evento deportivo del planeta llega a tierras sudamericanas por primera vez en su historia y lo hace entre contradicciones. Se habla de inseguridad y violencia en la urbe carioca, en medio de la difícil situación política que vive Brasil y aderezada por todo lo asociado al virus del Zika; esta última condicionante para que varios atletas dijeran NO a los Juegos por temor.
Se habla de problemas organizativos, del escándalo de Rusia y las revelaciones sobre el supuesto mecanismo de dopaje sistémico que se gestaba en aquel país. También las lesiones han sido otro de los factores de importancia a considerar dentro de los hechos que han condicionado esta cita. Precisamente este asunto acapara titulares, toda vez que deportistas de la talla de LeBron James, Stephen Curry, Roger Federer, Alberto Contador o Lionel Messi no estarán.

El atletismo es uno de los deportes más afectados, sobre todo por la decisión de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) que dejó fuera a los rusos. Entre ellos, la multilaureada Elena Isinbayeva, que ha sido uno de los principales focos de atención mediática tras ser vetada, junto al resto de los atletas rusos amparados por su federación atlética.
Isinbayeva es uno de los nombres recurrente en las informaciones; una de las ausencias que condiciona estos Juegos. Pasa porque la estrella del salto con pértiga había guardado sus últimas fuerzas para Río, donde planeaba decir adiós al deporte activo.
La nacida el Volgogrado se había tomado un respiro tras la vencer en los Campeonatos Mundiales de 2013. Se convirtió en madre por primera vez y dispuso su tiempo para prepararse para estos Juegos Olímpicos que habrían sido el colofón de una carrera que ya sumaba cuatro participaciones y tres medallas.
La rusa estuvo en Sydney 2000 y allí no validó marcas. Tenía entonces 18 años y llevaba unos dos practicando el salto con garrocha.
Cuatro años más tarde, en Atenas, volvió a la carga y conquistó el título con salto de 4.91m que en su momento, valió para récord de mundo. Una actuación de altos quilates que se permitió repetir en Beijing 2008 ante una afición eufórica que la vio retener su corona y volar sobre los 5.05 metros; otra cota universal.
Londres, sin embargo, le deparó una presea de bronce que ella agradeció cual oro tras llegar justa de preparación y con algunas dolencias.
Hambrienta de victorias, como siempre, la recordista mundial puso todo el empeño en Río. Los quintos Juegos Olímpicos de su vida, en los que buscaba regresar a la cima. Pero sus aspiraciones quedaron frustradas al salir a la luz pública de toda una sarta de revelaciones entorno a las profundas violaciones cometidas en su país.
Isinbayeva hizo de todo por estar, pero finalmente la IAAF no comulgó y dejó a todo el atletismo ruso sin opciones de contender en suelo americano.
Siendo justos, la decisión del organismo que dirige Sebastian Coe privó al deporte rey -y a los juegos- de contar con la presencia de una de las atletas que más atención suscita en el panorama internacional. Hecho que a su vez resta emociones a una de las finales más esperadas: la lucha por las medallas en el salto con pértiga entre las damas. Especialidad que, por sus resultados más recientes, concentra la atracción de millones, con el aliciente de tener entre las contendientes a una atleta local como Fabiana Murer, estandarte del atletismo brasileño en los últimos tiempos.
En cuanto a Isinbayeva, se mueve hoy en un entorno marcado por diversos criterios. Por un lado van quienes la critican. Y es que la rusa se ha caracterizado por no guardar formalidades a la hora de referenciar sus extraordinarios dotes para elevarse hacia el cielo, hasta el punto de que al conocer que Río se convertía en su quimera inalcanzable no dudo en sentenciar que debido a su ausencia, la que venciera allí tendría que ser vista como la segunda mejor del planeta.
Otros le han despojado de sus cualidades, poniendo cada uno de sus resultados bajo la sombra de ilegalidad que pesa sobre el deporte de su país natal.
Obviamente, también hay un gran grupo que ha salvado su honor y califica su inasistencia como una de las ausencias irreparables de los Juegos.
Sin desacreditar a unos u otros, lo cierto es que Isinbayeva se debe bien poco en el deporte y que esa sed insaciable de victorias que le ha caracterizado deviene en cualidad a reseñar en mayúsculas. Sobre todo cuando la historia del deporte no carece de ejemplos de atletas que han perdido la motivación al saberse un tanto invencibles y/o acreedores de todos los lauros. A ella, nada le quitó los deseos y esto es símbolo de la fortaleza psicológica que siempre la acompañó.
Dos mil dieciséis, en definitiva, será su último año. Y dice adiós sin poder demostrar lo qué era capaz de hacer a los 34 años de edad. Se va del atletismo habiendo sido uno de sus símbolos en los primeros compases del siglo XXI. Se va con 7 títulos mundiales (4 bajo techo y tres al aire libre), dos títulos olímpicos y 28 récords mundiales. Siendo, además, la única mujer que hasta julio de 2016 logró superar al aire libre la mítica barrera de los cinco metros y siendo la recordista mundial y olímpica.
Se va, y aunque las circunstancias la privaron de regalar el último destello de su clase lo cierto es que descansará con toda la gloria a cuestas ya que su inocencia prevalece, hasta que en algún momento, alguien logre demostrar (si puede) que su maestría no era del todo cierta.
En su favor vale decir que vivió y entrenó por mucho tiempo fuera de Rusia, que allí nunca estampó record mundial alguno y que, por consiguiente, la testearon hasta el cansancio en las más diversas latitudes del planeta. Que tiene una técnica excepcional y que entre sus principales virtudes está esa capacidad inagotable de perseguir todos y cada uno de sus sueños.
Dicho esto, quiera la vida que perdure «sua paixão» y que no se empañe su legado. Ese que construyó a base de no creer en imposibles y que sustentó creyendo en sí misma, incluso cuando casi todo el mundo había dejado de hacerlo…

Su carrera

  • Título Mundial de Cadete (4.10m – Bydgoszcz 1999)
  • Título Mundial Juvenil (4.20m – Santiago de Chile 2000)
  • 3 Títulos Mundiales (Helsinski 2005 (5.01m), Osaka 2007 (4.80m) y Moscú 2013 (4.89m)) y una de bronce en Paris 2003.
  • 4 Títulos Mundiales bajo techo (Budapest 2004 (4.86m), Moscú 2006 (4.80m), Valencia 2008 (4.75m), Estambul 2012 (4.80m))
  • 2 Títulos Olímpicos (Atenas 2004 (4.91m) y Beijing 2008 (5.05m)) y una presea de bronce (Londres 2012 (4.70m))
  • 2 Veces ganadora del Premio Laureaus (2007 y 2009)
  • 3 Veces Mejor atleta del año de la IAAF (2004, 2005 y 2008)
  • Premio Príncipe de Asturias de los Deportes (2009)
  • 28 récords mundiales (15 al aire libre y 13 en pista cubierta).

(Especial para Cubahora)