Reacciones tras semifinales de Champions (Foto: Pierre-Philippe Marcou/AFP/Getty Images)

Tremenda la semanita que estamos viviendo. Deportivamente hablando, entre Champions y Play off, casi todos han encontrado un motivo para pensar y reír, para sufrir y hasta para llorar…

Dicen – y esta semana ha venido a confirmar por qué lo dicen- que no hay nada más lindo en este mundo que un día detrás de otro; por ello, después de un martes de definiciones para un Barza herido,  se sucedió un miércoles  que se proponía de remontada y  terminó con un Madrid ausente.

El Barcelona FC, herido tras sus dos últimas presentaciones; golpes asestados por el Chelsea y el Real Madrid, salió a un Camp Nou  que había sido mágico. Y en ese  terreno que rara vez le había visto ceder,  tuvo que soportar la eliminación, justo cuando pensaban que podrían llegar a defender el título del evento de Clubes más importante del mundo.

El Madrid, por su parte, también arribaba a su mítico Bernabéu dañado por la estocada en extremis del Bayern en su cuartel. Un tanto de Super Mario que los mandó de vuelta a España con el compromiso de remontar el 2×1 de la ida.

El fin de semana liguero debe tomarse en cuenta porque ambos, Madrid y Barcelona, lo pusieron todo en un clásico que valía Liga. Por ello, también el desgaste adicional de la épica batalla sabatina les pasó factura en los compromisos semifinales, a la postre fallidos, de la Liga de Campeones.

Hubo puntos en común; por ejemplo ambos planteles marcaron dos goles y tuvieron las riendas del partido en los  primeros compases de su respectiva batalla.
Pero el Madrid  las perdió justo después del segundo gol de CR7, mientras que el Barza no supo concretar y pecó por la nobleza de perdonar.

Los blancos, por su parte,  aguantaron más por suerte que por casta  ante unos alemanes que se compusieron y tuvieron la pelota llegando a  inquietar en no pocas ocasiones los palos defendidos por San Iker.  Pero las opciones del Madrid eran latentes. Cada uno de los hombres que estaba sobre la cancha tenía la certeza de que una perforación más acabaría con las ilusiones de su rival y en esta historia  los locales cobraban el precio más alto porque otra diana germana debería pagarse con dos. Quizás por  ello se mostraron cautelosos tratando de generar una acción decisiva que les ayudara a escribir una nueva historia en semifinal de Champions. La prudencia limitó la fuerza de ataque que acostumbra a replegar el equipo más afamado de la capital española y con ello Manuel –con nervios adicionales- Neuer cobró los créditos colaterales  de la magistral telaraña propuesta por Jupp Heynckes al verse más tranquilo de lo que acostumbran a estar los arqueros que históricamente enfrentan al club blanco.

¿Los penales se fallan?

Los más entendidos lo dicen y la práctica ha llegado para confirmar que sí, que en efecto, los penales se fallan. También llega para verificar la alta probabilidad de que los cobros fallidos siempre tienden a ser decisivos. Si no me siguen, pregúntenle a Kaká, a CR7 y a Ramos; también a Lio. Los primeros víctimas de paradas; los dos últimos, inexplicablemente autores de malas ejecuciones …

Precisamente Messi; el mejor del mundo tuvo en su bota izquierda el puntillazo culé. La posibilidad de concretar una  goleada que sentenciaría el partido ante un Chelsea arañado por la inferioridad numérica en medio de un Camp Nou eufórico y listo para gritar el tercero que habría mandando a los del barza, prácticamente,  a defender su corona. Pero Messi falló, no se llenó de los balones de oro y de su condición de killer de área y le puso límite a la rebelión blaugrana. Y después vio como los ingleses le mataban las esperanzas y se las remataban más tarde  con un Niño Torres que se acordó de sus tiempos y vacunó con lo justo a un Barcelona volcado al ataque en aras buscar algo que el mejor del mundo habría resuelto con un segundo de mayor concentración.

Mal día para el ídolo –que seguirá siendo ídolo- ; y ojo que con esto no quiero decir que haya tenido un mal partido –aunque los ha tenido muchísimo mejores-, solo lo digo porque una asistencia en un partido de tal magnitud no es, para él, un rendimiento suficiente.

Como tampoco lo fue  para CR7 el miércoles de Bayern. Hizo dos goles pero se perdió en el complemento y  recibió de vuelta , tras insegura ejecución desde los 9 metros, un paradón de un Neuer que será tan héroe para Alemania como villano Ramos para el Madrid.

Al final se marcharon los clubes insigneas de Europa, y quien dice de Europa casi que se refiere al mundo.

No hubo ni para uno, ni para otro. Los de Pep tendrán un año con un título, esa Copa del Rey que de seguro deben arrancarle al Athletic. De esta manera guardarán en sus vitrinas en 2012 el mismo saldo cobrado por el Madrid en la temporada pasada. Si este será o no el último año de guadiola en tierras blaugranas no es asunto que yo pueda vaticinar, lo que si siento es que el DT ha sonado demasiado conforme con las últimas presentaciones de un equipo que a los ojos de otros muchos, si ha dejado bastante para comentar. El Barcelona FC ha sido algo así como una maquinaria falta de grasa y ha pagado por no saber concretar.

Mou se quedará con la Liga, la ansiada Liga de las Estrellas; también se llevará  la reseña de haber regalado un Madrid muy superior a su versión del año anterior. Pero es un Madrid que, sin embargo, tampoco llegó.

La final del 19 de mayo en Munich, como bien dice Raiko Martin en Juventud Rebelde, huele a cerveza. A mí siempre me gustó más el fútbol inglés, pero este Chelsea ha jugado a la italiana y cuidado con dejar algo por sentado, porque se ha llevado  una semifinal usando esa fea filosofía de resistencia con la que nadie logró sacudir al Barcelona jamás. Palmas para Roberto di Matteo que lo ha hecho todo a su imagen y semejanza…

El lo que al duelo personal de esta historia se refiere; el aplauso se lo dedico a CR7, tan controversial como quieran ilustrarlo, pero más efectivo y matador que el noble Lionel por estos días.

En fin, no hay dudas de que la prensa hará de las suyas, para bien o para mal el peso de los titulares caerá sobre los hombros de unos y otros.  Pero lo cierto  es que el mundo se estará perdiendo el concurso de los dos mejores clubes del planeta tras unas jornadas en las que más que los del Barza o los del Madrid ha sido  España la  gran perdedora en esta historia.