Hasta el día 19 de agosto de 2009 Yelena Isinbayeva no conocía la derrota. Desde que se coronó campeona olímpica en 2004 e incluso un poco antes, desde que en 2003 estableciera su primera cota mundial para la disciplina de Salto con pértiga, Yelena a penas supo lo que era competir bajo presión competitiva de algún tipo. Logró construir una trayectoria perfecta durante 5 años,  en los que gobernó con mano de hierro marcando una diferencia abismal entre ella y el resto de las atletas que incursionaban en la garrocha a nivel mundial.

En estas condiciones llegó Berlín y con ello la rusa afirmó sus aspiraciones de convertirse en Campeona del Mundo, por tercera vez consecutiva. Con las credenciales que exhibía Lena, nadie dudaba de su posición como favorita a llevarse el título, en realidad lo era pero su competencia pretendió demasiado; y las cosas no le salieron bien tras decidir comenzar cuando solo la polaca Anna Rogowska quedaba en competencia. Isinbayeva no consiguió salto válido y cedió la corona a la mencionada atleta de Polonia que venció finalmente con 4.75m, la altura de calentamiento que Yelena había solicitado.

¡El mundo se vino abajo! La rusa reina de las alturas había sucumbido en la capital germana.

¿Cómo frenar la impetuosa avalancha mediática que se desató sobre ella?¿Cómo saldar su deuda estratégica y recordarle al mundo quien solía mandar en esta disciplina?

Sus palabras quedaban solamente en eso, en palabras. Yelena se disculpó con el mundo y asumió toda la responsabilidad en lo sucedido, un fallo táctico en su estrategia para la competición le pasó factura a la posibilidad de facturar su tercera corona en campeonatos mundiales al aire libre. Sin embargo, solamente reaparecer en las pistas y mostrarse como la reina que siempre había sido sería suficiente para apagar la llamarada de críticas que ardía en torno a su persona. Así lo entendió la muchacha nacida en Volgogrado y fue entones cuando, poco más de una semana después de su fracaso en tierras alemanas, reapareció en arenas competitivas en Zürich, la penúltima parada de la Golden League.

“Hambrienta de victoria” y “en busca de la revancha” para sacarse la bronca que acumulaba consigo misma llegó la zarina a tierra Suiza; un escenario que fue perfecto para rubricar otra excelente actuación.

Entonces empezó un poco más abajo que en Berlin; pero no mucho, lo justo para afianzarse y poner al límite a sus rivales al sobrepasar claramente el 4.71 propuesto.

Después decidió aguardar; renunció al 4.81m pero hasta allí nadie más llegó y Yelena, de puro trámite saltó 4.86m y se declaró ganadora de la reunión de Zürich.

Pero no celebró, el estadio permanecía repleto  a la expectativa de qué podría hacer aquella reina herida por su reciente caída; en lugar de ello tomó la pértiga dorada; esa que solo usa cuando se propone intentar superarse a sí misma y establecer récords mundiales.

Y el estadio estalló cuando se hizo el anuncio de que intentaría sobrepasar 5-06m. ¡20 cm agregados! Y Yelena amenazando a ir un poco más arriba, un poco más cerca del cielo.

Conversó con ella, esas frases secretas de las que solo  la pértiga es testigo y saltó. Saltó a la primera, nueva marca mundial; la número 27 de su carrera.

¡Yelena ha regresado!. Volvió a competir con esa maestría y esa clase que solo ella puede facturar.

Tres alturas solicitadas; tres alturas vencidas (4.71; 4.86 y 5.06) y Yelena y Zürich pasaron ser parte de una historia de la que nadie tiene certeza sobre cuánto podrá terminar.

En momentos como estos, las palabras sobran, aquí les dejo el link del video del salto de gloria y nos vemos pronto, con otra página de esas a la que yo llamo “Lenísimas” por solo ella, la excepcional Yelena Gadshiyevna Isinbayeva, las puede rubricar.

http://www.youtube.com/user/slvrjc1969#p/u/1/1hfCwAszXps