Por: Reinaldo Cedeño Pineda

Un día se asomó a mi vida a través de la pantalla, y desde entonces no la he podido olvidar. Estirpe, pasión, hechizo… se escapan las palabras. Un día se lo dije al pie del tapiz. Pasaron los años, y otra vez frente a la pantalla, escruté cada una de sus reacciones en los últimos Juegos Panamericanos, Lima 2019, una competencia donde ella era la guía, el rostro experto de la gimnasia rítmica cubana.

Ha valido la insistencia. Por un momento, deja los apuntes, los libros que llenan su mesa, en la obligada parada de estas últimas semanas. El diálogo asoma la complejidad, el júbilo, el drama de un deporte, de un arte deportivo hermoso; pero bien difícil. La voz autorizada de Nely Ochoa Borras nos alumbra el camino. Nadie mejor…

¿Cuándo la gimnasia rítmica toca a tu puerta? ¿Cómo llegas a practicarla?

“Comienzo en el deporte a los 9 años de edad, por embullo de una vecina que llevaba a su hija todos los sábados al Combinado Deportivo Mariana Grajales; le dijo a mi mamá que si me podía llevar, porque ella veía que yo tenía condiciones. Cuando fui, lo que se impartía ese día era gimnasia artística, aunque entonces yo no conocía ninguna de las dos formas de gimnasia. Al final de la clase, la profesora habló con la señora para que el lunes regresara y me viera una profesora de gimnasia moderna, que era como se llamaba en ese momento nuestro deporte.

“Mi papá me llevó el lunes acordado, a las 2.00 p.m. Preguntamos por la profesora Irmina Mora y ella me presentó a la entrenadora que me iba hacer las pruebas en gimnasia moderna. Ahí comenzó mi historia en el deporte, la entrenadora era Sonia Pedroso Alemán; me hizo algunas pruebas de flexibilidad, me miró de arriba abajo y le preguntó a mi papá si me podía dejar y recoger más tarde, que ella me quería ver.

“De repente, me vi haciendo un calentamiento con un equipo de gimnastas de entre 11 y 13 años, y después toda una clase, hasta de ballet. Cuando terminamos, Sonia le dijo a mi papá que si me podía seguir llevando hasta que se acabara el curso escolar, porque ya se estaba acabando el mismo y ellas se tenían que ir para los Juegos Escolares. Le comentó que el próximo curso me cambiarían de escuela, para poder entrenar.

“Yo debía esperar un telegrama en la casa durante las vacaciones para hacer el traslado, pero el telegrama nunca llegó. La noche antes de empezar el curso escolar, yo había perdido las esperanzas, y de pronto,  se aparece una muchacha en mi puerta con la planilla… porque se habían extraviado mis datos. Y así comenzó mi gusto por este deporte, que llegó para quedarse y formar parte de  mi vida”.

Torneo Internacional Mariana Grajales en Santiago de Cuba. Empatada en el tercer escaño con Thalía Fung  (Archivo de la entrevistada)

Torneo Internacional Mariana Grajales en Santiago de Cuba. Empatada en el tercer escaño con Thalía Fung  (Archivo de la entrevistada)

¿Cuáles son los momentos de mayor satisfacción que recuerdas en tu carrera deportiva? ¿Cuantos años como atleta de gimnasia rítmica?

“Fue una carrera que comenzó muy rápida, no tuve mucho tiempo para darme cuenta cual resultado era el más importante. Empecé en el deporte con la desventaja de la edad, sin embargo, no recuerdo que mi entrenadora lo hubiera visto como una limitante. Desde mis primeras competencias, ocupábamos los primeros lugares provinciales y nacionales: era como estar en un cuento de hadas. Pasaron cosas importantes que yo misma no me podía explicar. Mi  vida giró 360 grados,  todo pasó tan rápido, y ya a los 14 años estaba en el equipo nacional con mi entrenadora Sonia Pedroso.

“Uno de los momentos que recuerdo con mayor satisfacción fue la Copa Intervisión de 1985, donde obtuve una medalla de plata y dos bronces, en una competencia donde estaban las mejores gimnastas juveniles de todos los países del antiguo campo socialista. Mi segundo mejor momento, fue cuando logramos la medalla de oro en la especialidad de conjunto en los Juegos Panamericanos de 1991, en Cuba.

“Mi peor momento, aunque no me lo preguntas, fue en 1987. Cuando nos preparábamos para los primeros Juegos Panamericanos en Indianápolis, me lesioné un tiempo antes de salir para la competencia y en mi lugar asistió la querida Mirtha Echevarría, de Santiago de Cuba, junto a Thalía Fung y Lourdes Medina. Nunca me recuperé, y aunque mi carrera siguió, a partir de ahí siempre arrastré lesiones. Estuve vinculada al alto rendimiento durante 13 años”.

El tenso momento de la calificación, con sus chicas y la entrenadora Luz del Carmen Valdés (Internet)

¿Cómo llegas a ser la preparadora principal de la selección nacional? ¿Cuántas alegrías y cuántos desasosiegos?

“Mi vida deportiva y posteriormente laboral, se ha movido increíblemente entre el Combinado Deportivo Mariana Grajales y el Centro de Alto Rendimiento Cerro Pelado. Cuando me retiro de la gimnasia en el año 1992, me incorporo a trabajar a dicho combinado deportivo donde fueron mis inicios. Ahí estuve hasta diciembre del 1999,  y ya en enero del año siguiente, me llaman para trabajar en el equipo nacional bajo la dirección de Siomara Ameller.

“Me dan la responsabilidad de entrenar al ejercicio de conjunto. En el 2008,  Siomara asume funciones como directora de la Escuela Nacional de Gimnasia, y  me sienta y me dice: ʿtú eres quien va a  asumir la dirección del equipo nacionalʾ. Me costó trabajo procesar dicha responsabilidad, la que he desempeñado hasta nuestros días.

“El deporte es como un vicio, nunca paras de pensar en él. Todo tiempo que le dediques, te parece poco, y mientras más responsabilidad tengas con un resultado, es mayor tu dedicación. La planificación, el estudio, el entrenamiento, los problemas de cada gimnasta, te consumen tiempo y energía;  y aparejado a eso, tienes que llevar tu vida. Resulta algo bien difícil, porque también tienes familia e hijos… y  si además, tu hija escoge la carrera de bailarina, ahí se complica todo. Tienes que ser capaz de llevar dos carreras, uno aprende que son carreras de resistencia y no de velocidad. No es tarea fácil, solo si tienes una familia y amistades incondicionales, lo puedes lograr.

“Alegrías muchas: cada triunfo del equipo y verlas graduarse en sus carreras; pero desasosiegos son muchos más, porque detrás de cada competencia hay historias tristes. Las preparaciones ―que siempre son intensas―, el sabor de que pudo ser mejor el resultado, cuando una gimnasta abandona una preparación…”

¿Cuánto de arte y cuánto de deporte es menester para lograr esa simbiosis que vemos en el tapiz? ¿Quién escoge la música y el fragmento adecuado? ¿Cómo se diseña y selecciona el vestuario y la combinación de este con el implemento?

“La preparación de una gimnasta es bien compleja. Para lograr una coreografía de alto nivel, una gimnasta tiene que tener una buena preparación física y técnica del deporte; pero además, debe tener conocimientos de las diferentes manifestaciones danzarias que le permitan enriquecer sus conocimientos y llevar el deporte a ser un arte.

“Por lo general, la música se escoge entre las gimnastas y las entrenadoras, o cualquier persona que tenga algo interesante que proponernos. Siempre estamos abiertos a propuestas. Al empezar un montaje, se presentan las propuestas, que por supuesto tienen que ver con los aparatos con los que se van a montar las coreografías, ya que no todos llevan los mismos géneros musicales. También se hace un estudio de la tendencia internacional y se decide cuál de los dos programas competitivos será el que tendrá voz incluida.

“Cuando ya se decide la música, que es lo más difícil del proceso, se empiezan a escoger los fragmentos que pudieran ser utilizados para la propuesta de edición. Hacemos una primera edición y la escuchamos, y a partir de ahí le vamos dando forma a la coreografía, ubicando los elementos según la música.

“El tema del vestuario y la combinación con los aparatos es aún más complicado, porque además tenemos que tener en cuenta el género musical que se utilizó para cada conjunto. Lo normal es que tengas la música, confecciones el vestuario, y que a partir de ahí, compres los aparatos según los colores del vestuario, las cintas adhesivas que llevan los aros y las mazas para adornar los mismos”.

Te propongo dejar la pasión al lado en el momento en que califican a tus alumnas e intentar ser una juez neutral… ¿Puedes?….  Bien… si piensas que le han dado una puntuación inferior a su desempeño, ¿cómo sobrellevas ese disgusto, esa decepción? ¿Cómo se lo transmites a tus alumnas?

“Empezaré por decirte que siempre soy super crítica con el trabajo de mis gimnastas, además de que puedo ver más que el público e incluso los jueces que están calificando, si tenemos en cuenta que yo domino la coreografía y que cualquier error por pequeño que sea, puedo darme cuenta. A eso, súmale que yo no veo la competencia, solo veo a mis gimnastas competir; así que me es muy difícil poder comparar el trabajo.

“Todo es un proceso de aprendizaje. Lo vas adquiriendo con los años y con las  experiencias competitivas que vas teniendo a lo largo de tu carrera. Siempre me gusta pensar que lo pudimos hacer mejor; pero no dejo de reconocer que en las últimas presentaciones en Juegos Panamericanos, no hemos sido muy bien calificadas por los jueces.

“Es más, te puedo decir que después que uno analiza la competencia una vez terminada y comparas tu trabajo con los otros países participantes, puedes llegar a la siguiente conclusión: a nosotras no nos calificaron mal, nos pudieron dar la calificación sobre el entorno en que trabajamos; pero a las que no calificaron con el mismo código de puntuación fueron a los otros países. Te puede parecer una burla, pero es así. A nuestro país le aplican todo al pie de la letra  hasta lo que no te imaginas, por eso el público y la prensa se quedan en ascuas cuando ponen las calificaciones, porque evidentemente algo no está bien.

“Yo trato en todo momento de darles confianza a las gimnastas y siempre les digo que una calificación es importante, pero más importante es terminar la competencia y decirte: yo competí bien y di el máximo. Para mí esa es mi mayor medalla”.

En los últimos años Cuba ha tenido mejores desempeños en el conjunto que de manera individual, ¿a qué factores lo atribuyes?

“Prefiero comenzar con el análisis del desempeño del deporte de forma general, sin separar especialidades, porque, aunque la especialidad de conjunto todavía mantiene algún resultado en el área panamericana, de forma general han descendido los resultados.

“Algo que ha afectado nuestro crecimiento, es que nuestro país se alejó completamente de las competencias en Europa, principal escenario de la gimnasia rítmica y solo nos quedamos compitiendo en Juegos Panamericanos y Centroamericanos, eventos que se realizan cada cuatro años. Como país, nos hemos quedado aislados y fuera del circuito mundial, y aunque hemos participado una vez más que otra en Copas del Mundo y Campeonatos Mundial, no ha sido para nada sistemático.

“Existen otras causas que han podido dar al traste con el resultado de nuestro deporte, sería infinito poder nombrar cada una de ellas. Otra ha sido, que el nivel técnico de las gimnastas individuales en varios países del continente se ha elevado mucho. Antes la lucha era entre Estados Unidos y Cuba, ahora se incorporan México, Canadá y Brasil, como principales exponentes.

“En el caso del conjunto, el desarrollo ha sido paulatino, aunque hoy ya lo practican las principales potencias del área del individual, porque se han dado cuenta que en Europa es más fácil lograr una mejor ubicación, sobre todo para lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos. Eso lo demuestra el resultado en el último Campeonato Mundial del deporte, en el cual tres países (México, Estados Unidos, Brasil) se ubicaron entre los 13 primeros conjuntos del mundo”.

La gimnasia rítmica en Cuba ha tenido grandes nombres: Sonia Pedroso, Aida Hernández, Roxana Meriño, Lourdes Medina, Yordania Corrales. Estas dos últimas logaron la supremacía continental de 1987 a 1995. Incluso, Cuba fue sede de un campeonato del mundo (1971), mas un deporte tan hermoso como este, resulta poco visible en el panorama nacional,  no se le da el apoyo necesario.  ¿No resulta, acaso, un eterno comienzo? ¿Cómo mantener en tales circunstancias, la disposición y el ánimo que ustedes siempre parecen tener?

“Cuba a lo largo de la historia de nuestro deporte, ha tenido grandes gimnastas. Se logró incluso alcanzar cuartos lugares mundiales en el individual (Sonia Pedroso) y en el conjunto, además de contar con un grupo de gimnastas con la distinción de gimnastas de clase mundial.

“Nuestro deporte en el transcurso del tiempo ha pasado al anonimato. No se conocen las principales figuras ni nacionales ni internacionales, tanto del individual como del conjunto. Perdió la masividad y también los espacios que tenía, en la prensa escrita y audiovisual. Hasta el punto, que te puedo decir que las gimnastas que han alcanzado medallas en juegos multidisciplinarios, no se les ha dado prácticamente ninguna cobertura. Otros deportes, sin embargo, con el mismo color de medalla o hasta sin medallas, han tenido más seguimiento por la prensa.

“Muchas cosas han conspirado contra esta bella disciplina, porque no tener muchas competencias, eso te confieso que ha sido siempre, yo se los digo siempre a mis gimnastas, sin dejar de reconocer que el entorno internacional ya no es el mismo. Sin embargo,  siempre hay que buscarle un incentivo a la actividad que desarrollamos, una pasión, un amor; sin eso no se puede obtener ningún resultado no solo en el deporte, hasta en la vida.

“Siempre les planteo a las gimnastas que las cosas se hacen y se hacen bien. A medias, nada. Y  a pesar de que son jóvenes y de que su carrera deportiva es muy fugaz, ellas en su mayoría,  logran entender el mensaje.

La fidelidad de Nely Ochoa a su deporte, impresiona. ¿Cuál es tu sueño más caro? ¿Cómo se llevan deporte y familia? ¿Con qué frase quisieras despedir esta entrevista?

“Mi mayor sueño como entrenadora, primero, volver a llevar a nuestro país a la supremacía panamericana; el segundo y más ambicioso, clasificar para unos Juegos Olímpicos… El binomio deporte y familia, siempre me ha funcionado bien, por suerte.

“Siempre me gusta inculcarles a mis gimnastas, que el secreto del triunfo está en la perseverancia”.