Por: Jorge Enrique Jerez Belisario/Adelante
Es el mismo hombre sencillo de hace más de una década, el que saluda a todos de camino hasta su otra casa, el estadio Cándido González. Leslie Anderson (Lele) regresó a la cuna que lo vio nacer, porque sabe que se debe a esta Isla bella, como canta Orishas. “Soy cubano. Lo fui dondequiera que estuve, y siempre lo seré”, así de contundente inició nuestro diálogo.
Tras una impaciente espera, tanto de él como del público que lo coreaba, tuvo el soñado estreno en la serie 59 de la pelota cubana. Pudo debutar en Camagüey, y lo hizo bien, y en el momento clave. “Hace un año perdí a mi papá. Me había pedido que si algún día dejaban regresar a los peloteros a jugar, lo hiciera y terminara aquí mi carrera deportiva. Hoy cumplo una promesa.
“Miguel Borroto, mi primer director en Series Nacionales y a quien considero un padre, habló conmigo y aproveché la oportunidad”.
Como hijo agradecido nunca abandonó a los Toros; desde la distancia los apoyaba, porque a pesar de los contratos millonarios, primero con Tampa y luego con los Gigantes de Yomiuri, le hacía falta cuerda, necesitaba transfusión, sangre de su tierra.
“Siempre seguí el béisbol cubano, y soy fanático de Camagüey. El año en el que clasificó lo disfruté como si hubiera estado.
“Sé que mi regreso se suma a la gran expectativa con el equipo este año. A los camagüeyanos, que han estado tan pendientes de mis trámites, que me sigan abriendo sus corazones, porque ese apoyo es de las cosas que más se extraña afuera. Saber que voy a vivir eso de nuevo significa un incentivo”.
Consciente de cuánto puede enseñar a sus compañeros, en el club house o en el terreno, Anderson no escatima tiempo para ofrecer consejos con humildad. Lo rodean Leonelito, Darce, Segura, muchachos que no habían coincidido con él, pero sí saben que es tremendo pelotero.
“Contamos con gran talento en el equipo, estoy maravillado con tantos jóvenes de calidad. Pienso ayudarlos en todo, mostrarles cómo hacer mejor las cosas, a la defensa o a la ofensiva, desde mi experiencia. Me toca. Jugaré con los hijos de varios peloteros de mis inicios que admiré mucho, esa oportunidad de compartirles lo aprendido es única y la voy a aprovechar. Si cada uno hace lo que le toca, podemos avanzar y soñar con el resultado que espera la afición”.
Su participación en ligas extranjeras no lo ha distanciado de los problemas de la pelota en Cuba.
“Al béisbol hay que ponerle más ciencia. A mí me ayudó cantidad, por ejemplo, verme en los videos e identificar mis errores. Cuando se mejora la técnica todo lo demás sale, te ajustas tú mismo; de lo contrario no puedes batear lanzamientos que oscilan entre 96 y 100 millas. Esos detalles parecen menores, pero no lo son.
“Es importante actualizarse con lo que se hace en el mundo, Borroto está aplicando los métodos de entrenamientos que se utilizan a otros niveles.
“Lamentablemente no se pudo concretar el acuerdo con la MLB, que hubiera ayudado mucho, pero llegará en algún momento. Las contrataciones en el extranjero, en lo fundamental en Japón, pueden elevar el nivel técnico de nuestra pelota. Dondequiera que se pueda contratar a los muchachos hay que hacerlo. Así conocen otra forma de jugar y regresan con mayor nivel.
“Sin embargo, lo que aprendí en Cuba resultó muy útil para competir a otros niveles. Las preparaciones de los equipos nacionales, los Clásicos, fueron la base de lo que logré fuera del país. Se lo debo a las personas que trabajaron conmigo aquí, desde mis padres, hasta entrenadores y profesores del ‘Fajardo’. No me caben dudas de que nuestra pelota volverá al lugar que merece”.
Poco antes de su primer entrenamiento para esta campaña, mientras caminaba hacia la jaula de bateo, con la chamarreta del equipo de sus pasiones, le escuché expresar a Lele, emocionado: “esta es mi tierra”.
Como Orishas, él no olvidó que su tesoro está en las raíces que corren debajo de su piel.
Poco antes de su primer entrenamiento para esta campaña, mientras caminaba hacia la jaula de bateo, con la chamarreta del equipo de sus pasiones, le escuché expresar a Lele, emocionado: “esta es mi tierra”.
Como Orishas, él no olvidó que su tesoro está en las raíces que corren debajo de su piel.
“Aunque algunos piensen que no es nada para lo que viví en el extranjero, no es lo mismo. Un buen hijo siempre regresa a casa, y yo trataré de dar la respuesta que esperan de mí. Estoy aquí y no me lo creo, y siento de nuevo la presión de hacerlo bien. Los coros de: ‘se va’ o ‘Lele, decide tú’, se volverán a escuchar en el ruedo de los Toros”.
El 54 de los equipos Camagüey nos revela que no vino con la aspiración de regresar al “Cuba”. “Ya veremos si se da, eso fue lo más grande que hice en mi carrera. Pero me he propuesto ayudar a mi provincia. He estado en dos play off pero no he sido campeón. Sigue siendo mi sueño.
“Yo no haré otra cosa que jugar con Camagüey, la provincia que me dio la oportunidad de ser Leslie Anderson, de llegar a la selección nacional. Tengo un compromiso con el pueblo y mi director. Es lo máximo volver a jugar con Marino, con el ‘Viyo’ y Ayala. Mi carrera está llegando a su final; vine a terminarla donde todo comenzó”.
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