Nacional de Béisbol, en medio de críticas severas, sobre todo en lo que refiere al aspecto económico; la permanencia o no de los Metropolitanos; la división o no división de Artemisa y Mayabeque, fundando dos contendientes más – y desmembrando la efectiva escuela de pitcheo del desaparecido Habana –; o cualquier otra cosa que alguien quiera criticar.

Pienso solamente que el constante aferramiento a “conservar los récords” que tienen los miembros de la Comisión Nacional y algunos que defienden sus posiciones y decisiones a capa y espada, irá en detrimento de las mismas marcas establecidas.

Digan lo que digan, el techo de la pelota cubana caerá tanto este año que obligará a los peloteros de más baja estatura a andar encorvados… o lo que de seguro sucederá: a romperlo.

No dudo que en esta Serie Nacional quede atrás nuevamente el inconstante récord de cuadrangulares para una campaña, que cambiará de cifra, y puede que hasta de manos. Con un pitcheo más disperso aún de lo que lo estuvo el pasado año, no será sorpresa que José Dariel Abreu rompa el abrazo que mantiene con Yoenis Céspedes – quien luego de su partida busca un contrato en la MLB – en la punta de los toleteros para una campaña regular con 33. De hecho, no me asustaré si “Pito” llega a 40 estacazos, lo que casi sería uno por cada dos juegos y destrozará su escandalosa frecuencia por vez oficial al bate de 6,4 obtenida el año pasado. No podemos dejar atrás a Alfredo Despaigne, Joan Carlos Pedroso, o el mismo Edilse Silva, mucho más protegido ahora con la toletería de Santiago de Cuba. O sea, que sobrepasar las tres decenas de vuelacercas podrá ser para estos y otros jugadores algo tan sencillo como simplemente salir al terreno y jugar.

Súmele a eso el factor “Mizuno 150, zona de strike del tamaño de un limón, excesiva cantidad juegos diurnos y mala especialización del pitcheo” y todas las marcas están en peligro este año, toda vez que la expansión siempre  conlleva un descenso considerable de la calidad de la liga.

Conjuntos como Metropolitanos, Holguín, La Isla, Camagüey y Matanzas tendrán la oportunidad de sacarle partido a Artemisa y Mayabeque, formados por jugadores con antecedentes en los torneos domésticos de Cuba, pero que perderán a casi la mitad de sus compañeros de equipo. Los Metros serán – una vez más – saqueados por los Industriales… y si no es muy fuerte el saqueo este año, lo será el otro, cuando pase la tormenta y a algunos se les “haya olvidado”.

Mi punto es que me preocupa grandemente la situación del béisbol cubano, incapaz desde el año 2005 de ganar un torneo de nivel, y con un triste y decepcionante desempeño en los últimos cuatro años (amén del primer lugar que aún conserva en el Ranking Internacional de la IBAF). Con un torneo largo que bajará su calidad de manera considerable en su edición 51, sin evento elite en el horizonte y con una Liga de Desarrollo de muy mala calidad, no puede esperarse un buen resultado en el próximo Clásico Mundial de Béisbol, que está, como se dice en buen cubano, al doblar de la esquina.

No quiero ni imaginar cuál será el resultado de Cuba en el más potente torneo beisbolero que se ha organizado si mantiene la estructura de competición que se ha anunciado para la temporada 2011-2012… aunque, de todos modos, ya no queda tiempo: la posibilidad de irnos del Clásico en la primera ronda se hace más real y más latente. ¿Podría  ser, acaso, esa la gota que derrame la copa y lleve a hacer los más que necesarios cambios que pide el pasatiempo nacional de los cubanos?

Esperemos que no suceda, pero tener los pies puestos en la tierra y prepararnos para cualquier “sorpresa” hará que no pase como le sucedió a muchos – no me incluyo entre ellos – cuando Cuba cayó ante Holanda en la Copa Mundial el mes pasado.

Fuente: universobeisbol.wordpress.com