Por Rodrigo Bernardo Ortega*

La palabra doping tiene su origen en antiguas tribus africanas, como la tribu Kaffir, quienes utilizaban en ceremonias religiosas una bebida alcohólica estimulante llamada “DOP”; también los guerreros Zulú la empleaban para mejorar su rendimiento en las carreras.

En la época moderna, un columnista holandés de apellido De Boers fue el primero que empleó este término para describir cualquier bebida estimulante, y el uso de esas sustancias en el deporte fue descrito como “doping”, con una primera aparición en un diccionario en el año 1.889.

Aunque el primer deporte en el cual se documentó el uso de doping fue la natación, el uso de sustancias estimulantes se comenzó a utilizar principalmente en el ciclismo, para después extenderse a otros deportes como el atletismo, pesas, boxeo y actualmente a la totalidad de las disciplinas deportivas.

En la primera mitad del siglo XX era comúnmente aceptado el uso estimulantes para mejorar el rendimiento deportivo, pero después de observar los evidentes efectos dañinos para la salud por el uso y abuso de estas sustancias, se inició un movimiento para controlar su utilización por parte de las autoridades deportivas como el Comité Olímpico Internacional COI, quien se involucró por primera vez en el año 1.967 en el Tour de Francia.

Las primeras muestras antidoping se tomaron en los Juegos de México del año 1.968.

Pero solo es en 1.999 cuando por iniciativa del COI se crea la WADA – World Anti-Doping Agency, también conocida como Agencia Mundial Antidopaje AMA, con la muy plausible idea de lograr una armonización entre las diversas autoridades de control, creando un Código Mundial Antidopaje de uso obligatorio, así como la publicación anual de una lista de sustancias y métodos prohibidos para los deportistas.

Esta agencia, creada como una fundación independiente, comenzó a funcionar de manera muy adecuada y logró grandes avances en el control y la prevención del uso de sustancias dañinas para los deportistas, pero a medida que avanzamos en el presente siglo ha venido siendo utilizada por algunos gobiernos como arma política para desacreditar los deportistas que no son de sus afectos, como también para favorecer el uso de sustancias prohibidas en sus propios deportistas, aplicando una doble moral que es totalmente inaceptable.

Se ha conocido que a Serena Williams la WADA le autorizó el uso prolongado de medicamentos prohibidos como hidromorfona, prednisolona, oxicodona y prednisona por más de 5 años desde el 2.010; su hermana Venus recibió autorizaciones similares.

De otra parte, la gimnasta Simone Biles a pesar de haber dado positivo para metilfenidato en agosto, esto no fue impedimento para que participara y ganara 4 medallas de oro en las justas de Rio, igualmente, también pudo participar la basquetbolista Elena Delle Donne a pesar de haber dado por la misma época, positivo para anfetaminas.

Y es que los efectos del tipo de drogas empleado por las deportistas no es menor: la oxicodona por ejemplo, es un analgésico de última generación, copia mejorada de la heroína, morfina o la codeína y se emplea para personas que han sufrido fuertes traumas, operaciones mayores o problemas oncológicos, este medicamento suprime el dolor logrando borrar las barreras que impone el cerebro ante cargas excesivas de trabajo físico.

Otro ejemplo claro es la Triamcinolona, consumida por Venus Williams con autorización de la Wada por una periodo de más de 4 años, pues este medicamente impulsa el aumento de los bronquios y se utiliza para personas asmáticas, mientras que a las personas sanas les aumenta el volumen de los bronquios, con la evidente ventaja competitiva ante los demás deportistas rivales.

El caso de Michael Phelps, quien es el deportista más condecorado en la historia de las olimpiadas es emblemático: en el año 2.009 en una fiesta de alumnos de la Universidad de Carolina del Sur, fue sorprendido fumando marihuana, lo cual le costó una leve suspensión de solo tres meses alejado de las competencias. En el año 2.014 fue arrestado por conducir a gran velocidad bajo los efectos del alcohol, con una suspensión de 6 meses que no le impidió su participación en las olimpiadas de Rio.

Como se observa claramente en la foto, Phelps luce una serie de derrames circulares, los cuales se deben al “cupping” que es una técnica china que ayuda a la buena circulación de la sangre y mejor recuperación de los músculos, lo cual no es en ningún modo diferente al efecto producido por el meldonium.

El otro lado de la moneda es muy diferente: La bella atleta María Sharapova venía consumiendo meldonium para su diabetes desde el año 2.005, esta droga ingresó a la lista de sustancias prohibidas sino hasta el mes de enero del presente año. Aunque la atleta dio las debidas explicaciones y mostró sus diagnósticos que evidenciaban la necesidad del consumo del medicamento en su caso, fue suspendida para participar en cualquier competencia, afectándola además con sus grandes patrocinadores y manchando para siempre su impecable hoja de vida como deportista.

Como se observa de manera clara, la WADA practica una doble moral al apartar de las competencias a la Sharapova y al mismo tiempo, autorizar el uso de drogas para enfermos graves a las hermanas Williams.

Y es que esta persecución política no se circunscribe únicamente a la bella Sharapova, pues la WADA, sobrepasando abiertamente sus poderes, no solo suspendió a muchos atletas rusos para así impedir su participación en los juegos olímpicos y paralímpicos de Rio 2.016, sino que en un hecho sin precedentes, solicitó al Comité Olímpico Internacional COI, la suspensión de TODA la delegación de Rusia a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Rio 2.016. Afortunadamente, el COI delegó la decisión a las federaciones nacionales, con lo cual los representantes rusos tuvieron la oportunidad de competir en las justas olímpicas.

Como si todo lo anterior fuera poco, la WADA además ejerció presión psicológica sobre algunas selecciones específicas: fue el caso de los atletas rusos de pesas, quienes debieron soportar durante los dos meses previos a las competencias, controles semanales antidopaje, con lo cual algunos deportistas sucumbieron a la presión psicológica, lo que no impidió que ganaran dos medallas de oro y una de plata.

La WADA es una estructura independiente que debe apoyar la actividad del COI, pero lo que no se puede aceptar es que intente suplantar la autoridad de Comité, tomando decisiones sin considerar todos los hechos, aplicando una doble moral según sus preferencias políticas y usurpando la autoridad superior. Es importante denunciar estos hechos, pues en esta ocasión las víctimas fueron los deportistas rusos, pero mañana podrán sufrir estas persecuciones las delegaciones de China o Colombia por ejemplo.

El control antidopaje es muy importante para proteger la vida y la salud de los atletas, pero lo que no es correcto es emplearlo como un arma política, pues pierde toda su esencia y vulnera los derechos de muchos inocentes, además del daño psicológico que se inflige a los competidores, ataca directamente la moral y el orgullo que un país determinado tiene por sus mejores exponentes del deporte.

Finalmente, no hay explicación clara de porqué ligas dominadas por los Estados Unidos como las ligas de fútbol americano o básquetbol no permiten a la WADA efectuar pruebas de verificación antidopaje a sus atletas. Nuevamente, vemos la doble moral que caracteriza al imperio del norte: todo lo mira con doble rasero, una pequeña ventana para mirar sus errores y una gran lupa para mirar a determinados países, como dice en la Biblia: “Miran la paja en el ojo ajeno, pero no observan la viga en el suyo propio.”

*([email protected])

(Tomado de EuroGlobal)