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Cuando parecía que se acababa el lleva y trae de Fulanito se fue, Menganito se quedó,…. el molesto fenómeno de las «deserciones», a ratos denigrante, en el deporte; t Lamadrid no regresa de Canadá donde se jugó el Torneo Norceca de Voleibol (m) 2013.

Incongruente decisión la de Alexis Lamadrid, un muchacho de 20 años y poco más de 1.90 m de estatura. De buenas maneras en su rol de armador, con una trayectoria exitosa por las categorías inferiores de la mano de Rodolfo Sánchez. Su hombre de confianza, capitán de aquel equipo cubano que ganó los Juegos Olímpicos de la Juventud en el año 2010 y capitán hoy, de la selección que conquistó el bronce en el Torneo NORCECA hace escasas horas.

La noticia es triste, el chico parecía encaminado a convertirse en el pasador titular de un equipo Cuba con tendencia irreversible hacia el desarrollo, al perfeccionamiento técnico- táctico, a crecer, a recuperar posiciones. Elección desconcertante e inexplicable, sobre todo por llegar justo en el momento en que Cuba parece dispuesta a dejar de vivir de espaldas a las oportunidades.

Con los dedos de las manos se pueden contar aun las jornadas, desde que el periódico Granma hiciera oficial las determinaciones del Consejo de Ministros a favor del desarrollo del deporte cubano. Medidas que van desde el aumento considerable de los salarios para buena parte del personal vinculado a los resultados del deporte de alto rendimiento hasta la posición de permitir la contratación de los cubanos en ligas extranjeras. Agigantado paso en pos de mejorar, que incluye además, un reajuste total en la distribución de las ganancias por concepto de premios, individuales y colectivos, de los atletas.

Las determinaciones aparecieron justo cuando el deporte se mostraba insostenible, cuando las decepciones en materia de resultados y por las crecientes “ausencias” se hacían intolerables. Aparecieron, tarde, pero aparecieron, y esto, en cualquier caso es plausible, porque ha sido la primera actitud revolucionaria, apegada a cambiar todo lo que deba ser cambiado que llega para tocar directamente al deporte. Una esfera social fruto de la Revolución que vivía días grises. Es, quizás, de lo más trascendental que se enuncia; entre esto y la Ley de Migración se mueve mi idea de cambios radicales. Y justamente esta última es otro buen árbol al que Lamadrid se podría haber arrimado antes de torcer su tronco con esta decisión que pocos, quizás solo él y su familia, lleguen a comprender.

Se trata de renunciar a las Cuatro Letras, porque no creo que las libertades lleguen al extremo de “recoger” a todos los que traicionaron la confianza que en ellos se depositó al salir a representar a la Patria, se trata, además, de renunciar a la Tierra más hermosa que existe por un término de al menos ocho años, se trata, también, de cambiar la mejor escuela de voleibol del mundo por una vida signada por la suerte.

Lo del muchacho, lamentablemente va a trascender como lo que es; una actitud decepcionante y dolorosa. Lejos de lo que piensen todos, Cuba sufre cada atleta que se va, cada atleta que se pierde. Sufre porque son semillas que plantó y lo sufre, porque en cada caso es una derrota para un movimiento deportivo enraizado sobre la total fidelidad hacia el precepto humano, ese que pondera, por encima de todo, al hombre.