Por Sergio Hernández-Ranera/ Tomado de Salida Válida
No sé si la realidad superará a la ficción o si ésta es sólo un reflejo donde si una cosa va mal, existen muchas posibilidades de que aún vaya a peor. El hecho es que los acontecimientos sucintamente descritos en mi epístola anterior describen un conflicto encarnizado entre elementos de un mismo sistema a cuenta de un proceder delictivo. Si no fuera porque todavía no hay cadáveres de por medio, Fiódor Dostoievski podría decir que alguien ha mezclado esencias muy presentes en algunas de sus cumbres, como ‘Los demonios’ o ‘Crimen y castigo’. A falta de un Raskólnikov abriéndole el cráneo de un hachazo a una vieja usurera, no obstante los vínculos revelados a cuenta de la supuesta trama de dopaje en Rusia también huelen a redención. O puede que no, y apesten a Maquiavelo. Me explico.
Queda claro que el momento más inquietante y con futuro judicial más prometedor es el concerniente a las confesiones de la maratonista Lilia Shobujova. No en vano, son éstas y no otras las que hacen saltar todas las alarmas en la IAFF, las que desencadenan las primeras dimisiones. ¿Cuál está siendo la respuesta de la Federación Rusa ante tamaña acusación? Según declara al diario deportivo ruso Sovietski Sport su abogado Artiom Partsev, se está redactando una denuncia contra Shobujova y su marido, “dado que acusan a determinadas personas de soborno cuando, por el contrario, éstas sólo querían ayudarles”. Y lo explica así: “Una empresa se dirigió a la Federación Rusa pidiendo el contacto de Shobujova. Es un procedimiento habitual en todo el mundo cuando se busca a un deportista. La Federación primeramente contactó con Lilia y ésta rogó no proporcionarle sus datos, pero pidió que la empresa le reenviara sus datos bancarios. Se hizo desde el correo oficial de la Federación. Al cabo de un tiempo, llegó un recibo con el encabezamiento ‘Entregar a Shobujova’. Esta es la correspondencia. Y ahora resulta que la Federación aceptó un soborno… Es una estupidez. (…). De todos modos, para la Federación sus declaraciones no han sido novedosas. Shobujova había elevado anteriormente una queja ante el Comité Ético de la IAAF. Cuando el documental se emitió, ya llevábamos trabajando un tiempo en este asunto”.
Cabe señalar que el abogado Partsev fue el encargado en 2008 de asumir la defensa de siete atletas de elite rusas acusadas por la IAAF de alterar sus valores sanguíneos en vísperas de los Juegos de Pekín en 2008. Huelga decir que la empresa mencionada está radicada en Singapur y participada por Massata Diack, hijo del presidente de la IAAF, Lamine Diack, quien ha venido a decir algo así como que él no tiene nada que decir, pues su hijo ya es mayorcito y se explicará por sí mismo. Padres e hijos. Cualquier parecido con la obra maestra de Iván Turgueniev es pura coincidencia, tengo la intuición de que aquí no hay lugar para el conflicto generacional entre lo viejo y lo nuevo.
En general, la acogida en la prensa especializada rusa del affaire desencadenado por el documental de Hajo Seppelt es de cierta contención, si bien apuntan a un particular intríngulis derivado de la situación geopolítica actual. Es decir, admiten que puede haber algo de cierto en el reportaje de investigación alemán, aunque hay una parte muy dudosa (la parte de Savínova es, literalmente, infumable). Sea como fuere, lo cierto es que en el actual clima político antirruso creado en Europa en forma de sanciones internacionales a raíz de los acontecimientos acaecidos en Ucrania desde el mes de febrero y su posterior guerra civil, el material de Seppelt ha funcionado como un ariete más contra la imagen e intereses de Rusia en buena parte de Europa occidental. No en vano, la película muestra imágenes de Vladimir Putin firmando documentos, que aunque no tienen nada que ver con lo que cuenta la película, dan a entender que todo lo denunciado en ella cuenta con la aprobación del jefe del Estado ruso. Y esto son palabras mayores. A partir de aquí, la aparición de imágenes de, por ejemplo, los campeones mundiales Elena Isinbáeva o Alexandr Menkov, también queda impregnada de una sombra acusatoria, pese a que nada se habla de ellos. Si a esto le unimos las durísimas declaraciones de Paula Radcliffe al día siguiente pidiendo un veto deportivo para toda Rusia, hay que convenir en que tal vez éste era el efecto buscado. Tal es el sentido de la reflexión del diario alemán Die Welt, contenida en mi anterior comentario.
Otro periódico ruso, Sport Express, escribe: “Recordamos que no se trata del primer escándalo en Europa Occidental con motivo del dopaje en el atletismo ruso. Hace año y medio, en vísperas del Mundial de Atletismo en Moscú, el periódico británico Mail on Sunday publicó sonoras revelaciones de varios atletas y entrenadores rusos que habían sido sancionados anteriormente por dopaje. Al parecer, semejante conducta se está convirtiendo en una tradición. Cabe suponer que su explicación radica en que decenas de atletas rusos han sufrido contrariedades con los órganos de lucha contra el dopaje, estrellas incluidas. La opinión que se tiene en Rusia de ellos ha cambiado radicalmente, por lo que no hay que sorprenderse de que muchos se hayan sentido ofendidos y quieran, como mínimo, vengarse del “sistema”. El modo de venganza elegido en esta ocasión ha sido mucho más importante: L’Equipe, uno de las principales publicaciones deportivas de Europa, y el canal de televisión alemán ARD, célebre por sus investigaciones en el ámbito del dopaje, al que incluso el COI se ve siempre obligado a tener en cuenta. De modo que, a diferencia del anterior escándalo surgido en la prensa amarilla británica, ahora no es posible obviar estas nuevas revelaciones y atribuirlas a la rusofobia, a los prejuicios contra nuestro país y a la política internacional. Incluso si varias de las acusaciones vertidas parecen, por el momento, un tanto extrañas.”
El caso es que Hajo Seppelt ha conducido en los últimos tiempos investigaciones que también intentan desenmascarar el dopaje recurrente en Kenia, donde una amalgama de representantes-entrenadores-atletas parece asimismo dibujar un panorama desolador. No obstante, las diferencias entre los resultados conseguidos de forma aparentemente limpia y aquellos obtenidos de modo fraudulento, invitan a la reflexión. Porque si Shobujova y Jeptoo se atiborraron de todo para correr el maratón en 2:19, la pulcritud de Paula Radcliffe, cuyo record (2:15.25) es inasequible para la gran mayoría de maratonistas masculinos ingleses o españoles, es, como mínimo, sorprendente.
Por lo que respecta al ‘dopaje de Estado’, Seppelt no debiera rasgarse la vestiduras, pues en agosto de 2013 una investigación de 800 folios de la berlinesa Universidad de Humboldt, y no él, desveló que este tipo de dopaje sistémico lo practicaba no sólo la extinta y fagocitada RDA, sino también su entonces competidora y actual fagocitadora, la RFA. Ciertamente, hasta ahora el último atisbo de dopaje sistemático en un país lo había protagonizado Turquía, que en los últimos tiempos ha visto como decenas de sus deportistas eran sancionados de golpe. Si se trata de apuntar al dopaje sistemático, los rusos aconsejan a Seppelt que se fije también, por ejemplo, en Noruega, donde casi todos sus biatlonistas son asmáticos y pueden tomar medicamentos con substancias prohibidas para quien no padezca de asma (a Sochi’14 no acudieron las estrellas rusas del biatlón, por estar sancionadas). Personalmente, en tanto que mero participante de la opinión pública, me sorprende que Seppelt meta con calzador imágenes de Putin en su documental, pues, que se sepa, él nunca ha dado apoyo explícito a deportistas de su país cazados en controles antidopaje. Por cierto, en el nuestro, hasta dos presidentes del Gobierno mostraron apoyo manifiesto a Alberto Contador y a Marta Domínguez. Al primero Zapatero le brindó todo su amparo ante las cámaras y Rajoy hizo senadora a la segunda, de quien dijo que la atacaban porque era del PP. Tal cual.
Por otra parte, resulta igualmente interesante leer las declaraciones del campeón de Europa de los 110 m vallas, el ruso Serguei Shubenkov, acerca de toda esta polémica. En entrevista concedida a Sovietski Sport, ante la pregunta de cómo no recurrir al dopaje, afirma tajante: “En Rusia hay que encontrar el entrenador adecuado”, tras lo cual señala que el entrenador siempre está al tanto de lo que se toma. “Si el entrenador te da unas pastillas y tú te las tomas, luego no puedes ir por ahí diciendo que en Rusia funciona toda una trama de dopaje. A mí también me dan pastillas, me las da mi entrenador. Si la composición es legal, las tomo. Si no estamos seguros, llamamos al doctor”- remata Shubenkov, quien asevera que sin preparados farmacéuticos no se puede estar en la elite. “Somos deportistas profesionales” –explica.
A decir verdad, parte de la historia desencadenada por el matrimonio Stepánov y el resto de delatores en el documental de Hajo Seppelt adquiere tintes dramáticos muy literarios. Exactamente, tintes de novela negra, donde no ningún alma es pura. Porque Yulia Stepánova (Rusánova) y Lilia Shobujova nunca se negaron a valerse del dopaje para progresar en sus carreras profesionales. La realidad es que, ya sea arrepentidas o dolidas, protestan a posteriori, cuando ya han sido sancionadas. Por lo tanto, no debieran ser tratadas como heroínas ni intentar granjearse ahora simpatías, por mucho que el matrimonio Stepánov se haya mudado a Alemania al estimar que su vida “ahora corre peligro en Rusia”. Sinceramente, eso es una exageración; todo es tan sencillo como que los dos se hallaban sin trabajo y con varias puertas cerradas.
Al mismo tiempo transcurre una cruenta lucha por el poder en la IAAF. Lamine Diack es un octogenario que va a ser relevado del mando de la organización y puede que toda una camarilla abandone la organización con él. Han tocado muchas teclas. Su puesto se lo disputan el británico Sebastian Coe y el ucraniano Serguei Bubka. A falta de datos que confirmen los cambios y objetivos que cada candidatura pueda representar, todo parece indicar que el peso de las relaciones entre la IAAF y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) será el factor determinante. Y el estruendo causado por el choque de ambos trenes es perfectamente audible. Más aún, la AMA parece que está arrollando a la IAAF que, a mi juicio, es la que peor parada va a salir de todo este embrollo. No es descabellado pensar que en un futuro próximo se apueste por un atletismo de resultados mucho más modestos, pero mucho más limpio y creíble. Es decir, una vuelta al placer de considerar un hito que un velocista baje de 10 segundos en los 100 m lisos, por ejemplo.
Tengo la impresión de que parte de la pugna futura entre Coe y Bubka (si es que tuviese lugar, pues Coe apunta a la cima del COI en un futuro a medio plazo) será a cuenta de la naturalización de atletas. En el caso que ocupa el cambio de nacionalidad de los atletas de Crimea, la situación es distinta. Étnicamente rusos, una vez solicitaron su nuevo pasaporte tras la reincorporación de la península a Rusia, expresaron su deseo de competir por este país. De inmediato, las autoridades deportivas ucranianas amenazaron con hacer uso del derecho de cuarentena, debido al cual estos atletas se perderían los Juegos de Río’16. Pero en el caso de la campeona de Europa de jabalina en Helsinki’12, Vera Rebrik, las federaciones de Rusia y Ucrania han llegado a un principio de acuerdo por el que tras el pago de 150.000 dólares (llegaron a pedir 300.000), otorgarán el placet. La Federación Rusa conviene en que el trato es justo, pues, aunque rusos, los deportistas crimeanos se formaron gracias al presupuesto ucraniano mientras la península se hallaba bajo la jurisdicción de Kiev. Sin embargo, no hay que excluir que la atmósfera creada a cuenta del reciente escándalo, obre que este asunto se meta en el mismo saco que las descaradas nacionalizaciones de fundamento mercantil que tienen lugar en, por ejemplo, Qatar, EAU, Turquía y, por supuesto, Italia y España.
Pero no todo es turbio en el panorama descrito. Las agencias nacionales antidopaje, mal que bien, continúan funcionando. Sin ir más lejos, la RUSADA caza un buen número de atletas cada año y la USADA también. Hajo Seppelt no es un Quijote y puede haber caído en un vedettismo informativo al servicio de intereses de muy arriba, pero ciertamente sigue “desfaciendo entuertos”. Kenia y Jamaica –en perspectiva- son ámbitos que validarían tal idea. Mientras tanto, conformémonos con una brizna del pensamiento del gran Dostoievski, quien sobreponiéndose a lo más nefasto del alma humana, emerge de la profundidad más negra y aún tiene fuerzas para asegurarnos que la belleza salvará al mundo. Feliz Año Nuevo.
Muy buen artículo aunque al final uno no sabe mucho más que al principio, pero el lanzar la idea de que un reportaje alemán pueda perseguir otros objetivos que los que se esperan de un periodista que ame su trabajo, no es nada descabellada, solo que creo que los alemanes antes y después de su reunificación siempre han estado en pugna por demostrar qué región tiene más valores deportivos limpios.
Para medirse se empieza por sacar cuanto trapo sucio exista del contrario, en fin de cuentas esa competencia interna le ha hecho perder fuerzas al deporte alemán en disciplinas en las que antes estaban entre la crema y la nata del mundo. Entonces siguiendo un principio tan sencillo como antiguo, si yo me autodenuncio, pues tengo el poder moral para denunciar a los demás.
O expresado de otra manera más concreta, si yo juego y compito limpio, tengo que hacer lo posible porque los demás también estén obligados a hacerlo, para yon o estar en desventaja.
No creo realmente que la idea antirusa sea algo real, sino más bien la justificación rusa para explicar sus fallos.
Personalmente sí creo que se dopa y en grandes cifras, de las que ni podemos imaginarnos porque sabemos que hay controles y laboratorios esparcidos por todo el planeta, pero la verdad es que sí se dopa y todo funciona gracias mecanismos complejos en los qu eestán implicados diferentes personas desde entrenador hasta médicos y dirigentes deportivos así como empleados de los laboratorios.
Un caso que se podría mostrar como posible prueba de las manipulaciones con implicación de altos dirigentes de la IAAF es lo sucedido con la martillista rusa campeona olímpica de Atenas.
Se le retiran los títulos antes y después de Atenas por dopaje, pero precisamente durante el año y la competencia más importante no estaba dopada, ¿quién se cree ese cuento?
Tonterías!! Donde el dinero rige, no hay belleza, mucho menos en el deporte mercantilizado. Los ejemplos de escándalos por corrupción, drogas, etc., etc. son muchísimos. El mundial de fútbol en Qatar, los casos de dopaje en el ciclismo, muchos etcéteras. En la actual Alemania existe una guerra extendida a todo lo que recuerde el socialismo, por eso no se cansan de sacarle partido a todo los aspectos negativos de la antigua RDA -que los hubo, muchos-, sin embargo, muy pocos conocen del reporte de la Universidad de Berlín, poco se ha hablado de eso en los medios alemanes. Otra pesadilla para los alemanes son los rusos, por eso no pierden oportunidad de atacarlos por lo que sea, aunque los casos de los mencionados delitos en Rusia son realmente escandalosos. Ah, otros ejemplos de corrupción en el maravillos mundo del deporte mercantilizado se encuentran en el voleibol, muy recientes los casos de los presidentes de las federaciones de este deporte en Brasil y Polonia, y los que nunca conoceremos. Así, poderoso caballero, Don Dinero, pero nada bello, se debería agregar. A los cubanos? Los debería hacer pensar todo esto, sobre todo, a los acríticos paladines del deporte ¿rentado? o mercantilizado. PEro, ya todo esto nos llegará y los trabajadores abnegados de la prensa, sobre todo, la alternativa tendrán de qué reportar y, ¿el público?, tendrá otra cosa en qué pensar. A seguir pa’ lante!!! Pero sin críticas.