En el ecuador del séptimo mes del año y justo cuando la temporada estaba lista para entrar su recta más interesante la Agencia Mundial Antidopaje (incluye cualquiera de sus afiliaciones en los países implicados) lanzó el histórico latigazo que puso a Gay, Powell, Simpson y compañía, en el saco de los positivos.
El estadounidense Tyson Gay (30 años) y un grupo de jamaicanos encabezados por el exrecordista del mundo del hectómetro Asafa Powell (30) y la titular olímpica del 4×100 Sherone Simpson (28) cayeron en el jamo de los positivos (ADRV, Anti Doping Rule Violation). Gotas que se acumularon en una copa en la que ya descansaba el caso de Verónica Campbell-Brown; detectada el mes anterior por rasgos de Lasix (furosemida) en sus muestras.
La noticia fue un mazazo para el universo atlético y epicentro en un año marcado por los constantes “hallazgos” en los exámenes realizados, tanto con carácter retroactivo como de manera corriente. En todos los casos, golpes directo a la credibilidad, que, por consiguiente, siembran dudas sobre la autenticidad de muchos de esos tantos registros que en el Deporte Rey hoy nos ilusionan.
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