Melissa Blanco, periodista y narradora apasionada, comparte en Pidiendo Pista sus logros, las dificultades que ha enfrentado y la convicción que la impulsa a seguir adelante. Con apenas 27 años, Melissa no solo se siente realizada, sino también con deseos de más. En esta charla, repasa su camino, sus pasiones y lo que aún sueña conseguir en el mundo del deporte y la narración.
LC:¿Quién fue la primera persona que confió en tu talento?
MB: Diría que mi papá. Vamos a decirlo así, porque cuando eres mujer y le dices a tu papá que quieres hacer algo que nunca antes otra mujer había hecho, si él me hubiera dicho que no, no lo hubiera intentado. El día que se lo dije, me preguntó: -«¿estás segura?»-, y le dije: -«sí, papá, yo quiero»-. Él, que en la casa era simplemente un amante del deporte, porque mi papá no tiene nada que ver ni con la radio, ni con la televisión, ni con el periodismo, empezó conmigo desde casa, con los conocimientos que tiene del deporte.
Desde el punto de vista profesional, en Matanzas, mis compañeros de la radio fueron fundamentales. Yo ya estaba incursionando en la radio, estudiaba periodismo y me interesaba mucho el periodismo radial, y a partir de ahí: Guillermo Rodríguez Hidalgo Gato, Pancho Soriano, Dayron Medina, que eran los narradores de allá, y Alejandro Castellanos, me dijeron: -«¿Tú quieres hacerlo de verdad? Pues vamos a prepararte y a hacerte pruebas, a ver si tienes las condiciones para seguir»-.
LC: El machismo, ¿existe?
MB: Mira, yo te voy a hablar del machismo desde diversas aristas: desde donde para mí no ha existido y desde dónde sí.
La primera muestra de machismo la tuve desde las gradas del estadio Victoria de Girón. Yo no me perdía un juego, esa era mi casa. Sabes que ahí se agrupan los aficionados y, sobre la grada de tercera, éramos un grupo bastante grande. Mi papá comentó que yo estaba narrando en casa algunos juegos y uno de los muchachos se viró y dijo: – “¿narrando? No, ponte a pintar uñas o arreglar pelos»-.
Lo miré fijo, yo tengo un carácter muy fuerte, soy muy risueña, muy alegre, muy respetuosa, por más que me enseñaron en casa, pero tengo unos límites bastante marcados. Cuando me dijo eso, tenía en la mente un millón de cosas para decirle, no voy a mentir, además, soy cubana, pero simplemente lo miré y le dije: – “puede ser, también puedo pintar uñas y arreglar pelo, pero sí voy a seguir acá»-.
LC: Aunque no me dedico profesionalmente como tú, ni he estado de frente como tú a ese huracán mediático que significa ponerle voz a cualquier acontecimiento deportivo, creo que en esto vamos a coincidir, dentro del gremio, al menos frontalmente, hemos tenido bastante apoyo.
MB: Sí, esa era la otra arista que te iba a marcar. Con los compañeros de trabajo nunca he sentido la mínima dosis de machismo ni de rechazo. Nada por el estilo.
Al menos, como dices, no de frente. Si habrá sucedido no me ha llegado, al contrario, desde Matanzas hasta aquí en La Habana, en cualquier lugar. De hecho, desde otros países también. El deporte, a nivel internacional, es un mundo dominado por hombres. Desde Argentina, por ejemplo, me contactaron recientemente porque escucharon la narración de Julio César La Cruz en la Noche del Boxeo Internacional, y todos son hombres que muestran respeto, admiración y, sobre todo, me dicen: -«¡Estás loca!»-.
Muchas veces me han preguntado, más enfocados en el machismo que en la profesión, como dando por sentado que existe, y cuando les digo que nunca he tenido una muestra de machismo, que a mí nadie me ha puesto un freno se sorprenden. Todo el que me ha apoyado ha sido hombre, y de manera desinteresada. Porque por ahí vienen otros comentarios: -«Sí, claro, porque eres jovencita, porque estás bonita»-. No, nada que ver. Ha sido simplemente por empatía, por ayudarme, por querer verme crecer, nada más. No ha habido una segunda intención.
Ahora bien, las personas en casa sí, y no los culpo. Hubo un momento en el que, por las redes sociales, se creó todo un revuelo. Fue duro, no te voy a mentir, y bastante triste. Soy una persona sensible, dentro de ese carácter fuerte, también hay una sensibilidad enorme, a flor de piel, lloro por cualquier cosa, lo cual no me hace débil, pero sí duele. De pronto te acuestas a dormir y, al amanecer, ves una avalancha de críticas sobre ti. Eres un ser humano que no pidió eso, pero sabes que tienes que afrontarlo porque fue tu decisión.
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LC: El someterte a esa exposición te expone al escrutinio público, aunque creo que ha sido cruel. ¿Cómo lo ves tú?
MB: Sí, es cruel, y no te hablo solo de lo que me pasó a mí, para cualquier persona que suba un video a redes sociales y reciba una avalancha de críticas, es algo extremadamente cruel, porque nos escudamos detrás del celular, pensando que del otro lado no hay un ser humano. La otra persona que tiene el celular en la mano está recibiendo todo lo que tú le estás diciendo, y es una persona con sentimientos, que le duele, que tú no sabes cuánto esfuerzo ha hecho, cuánto sacrificio ha pasado para llegar a donde está. Que, si no te gusta, perfecto, somos seres humanos. A mí no me gusta el color rosado, ¿y qué pasó?, no tengo que decir que es el color más feo del mundo. No me gusta y ya está.
Créeme: no ha sido porque caí del cielo o porque alguien me dijo -sí, siéntate y hazlo-. He tenido que superar muchos obstáculos, pasar por filtros, y todavía me queda muchísimo por aprender, por supuesto.
Que no te guste, está bien, porque además, entra la parte biológica, tu oído no está adaptado a escuchar a una mujer narrando deportes. Ni siquiera el mío, cuando me escucho, siento que me falta un millón de cosas y me comparo con los hombres. Es inevitable. Entonces, que le guste o no a las personas, está bien. Ahora, que sean crueles, hirientes y ofensivos a través de las redes sociales, no, porque la vida misma me ha demostrado que es simplemente el escudo del celular. Muchos han tenido la oportunidad de decírmelo en persona y no ha sucedido.
LC: ¿Cuál ha sido la crítica más dura que has recibido
MB: La más dura me vino de mi propia familia. Fue dolorosa, porque ellos no solo me veían esforzarme, también veían los sacrificios que había hecho, dejar de salir, de compartir, de disfrutar cosas normales para dedicarme a prepararme. Ellos me dijeron que debía mejorar en muchas cosas, y aunque me dolió mucho, también me ayudó a crecer. Lo más difícil fue escuchar a la gente que más quiero, cuando ya estaba a punto de rendirme, decirme que tenía que seguir puliendo, pero eso también me sirvió de empuje: las críticas, incluso las más duras, me ayudan a mejorar.
LC: ¿Ha existido algún momento en que hayas pensado en rendirte?
MB: Sí, muchas veces he pensado en rendirme. Pero nunca me he permitido hacerlo. Incluso cuando juego parchís con mi esposo y él me dice que ya voy a perder, yo sigo hasta el final. Así soy en la vida, no me gusta rendirme, porque sé que, si me doy por vencida, me quedo con la duda y la frustración. No quiero mirar atrás y pensar que no lo intenté.
LC: ¿Recuerdas tu primera narración?
MB: ¡Claro que sí! Fue el 22 de agosto, narrando un partido de béisbol en Matanzas. Yo iba solo a comentar desde el terreno, pero uno de los narradores se enfermó y me dijeron: -Vas a narrar el sexto inning”-. El corazón se me quería salir, pero dije: – “Esta es mi oportunidad y no la voy a desaprovechar”-. Lo hice, terminé y me temblaban las piernas. Llegué a casa y mis padres estaban llorando de orgullo. También estaban mis abuelos, que siempre soñaron con verme salir en los medios. Fue muy emotivo para mí, y su apoyo fue lo que me impulsó a seguir.
LC: ¿Qué le dirías a esa Melisa que tuvo la primera oportunidad?
MB: Le diría que estoy orgullosa de que lo ha hecho, que no tenga tanta prisa por mejorar, porque esto lleva tiempo. Que no se castigue tanto y se dé espacio para crecer. Porque aunque fue una decisión precipitada, también fue un salto que me ayudó a empezar a construir este camino.





LC: ¿Fue difícil narrar boxeo?
MB: ¡Muchísimo! Nunca había narrado boxeo, ni visto una pelea en vivo, pero me dijeron que narrara el torneo Playa Girón con Reynier Batista y acepté. Pasé días narrando combates desde la casa, viendo todo lo que podía. Fue duro, pero también muy lindo. Me ayudaron mucho, y la gente notó la mejoría con el tiempo. En esto, necesitas repetir, prepararte y escucharte para saber qué muletillas tienes y cómo mejorar. Ha sido un camino largo, pero muy gratificante.
LC: ¿Cómo te preparas para una narración?
MB: Lo primero que hago antes de una narración es buscar información. Por más que conozca sobre el pelotero, el torneo o la competencia, siempre necesito más datos. A veces, los combates , como el de Erislandy Álvarez, que terminó en 18 segundos, y no dejan margen para improvisar. Por eso, uno tiene que matchear tiempos, estar siempre listo.
A la hora de prepararse, lo esencial es que no existe un banco de datos oficiales. Muchos creen que en televisión tenemos todo a mano, pero no es así. Hay eventos y momentos que no existen en video o que nunca se subieron a internet. Nos apoyamos en gente que guarda datos y estadísticas, como Wilber Rodríguez o Arnelio Álvarez, que nos mandan resúmenes y nos ayudan a tener un mínimo de sustento.
No siempre tienes toda la información, y por eso yo creo mucho en la especialización. Me preguntan por qué no narro voleibol o fútbol. No es que no me guste, pero creo que narrar sin conocimiento suficiente es una falta de respeto al deporte y al espectador. Uno no puede pasarse el día entero estudiando cada disciplina y cada jugador; la vida también tiene otras prioridades. Por eso yo me concentro en béisbol y boxeo, que ya son bastante complejos.
LC: Si mañana abrieras el Granma ¿qué noticia te gustaría ver reflejada?
MB: Si yo mañana abriera el Granma, el titular que quisiera leer sería: «La MLB permitirá contratar directamente a peloteros cubanos sin que tengan que emigrar.» Sería lo mejor para todos, para los atletas y para quienes amamos este deporte.
LC: Sobre la migración y la situación actual. El deporte cubano no está pasando por su mejor momento, y el éxodo de atletas tiene mucho que ver. ¿Cómo lo ves tú?
MB: Más allá de las actualizaciones necesarias en mentalidad y gestión, la migración y la falta de recursos han limitado muchísimo el desarrollo. Sin recursos, sin buenos terrenos, sin motivación económica para los jugadores, es difícil competir.
SPRINT
LC: Tres pasiones de Melissa
MB: Cocinar y comer, me gusta mucho cocinar, pero comer aún más. La música y el baile me encantan, desde la música cubana hasta la internacional. Disfrutar el tiempo en familia, es un momento de recarga emocional.
LC: ¿Qué deporte te gustaría narrar si no fuera boxeo o béisbol?
MB: El baloncesto. Me encanta lo dinámico que es y cómo puede cambiar todo en segundos.
LC: ¿Qué deporte nunca narrarías?
MB: El fútbol. No puedo seguirle el ritmo a la cantidad de datos, ni tampoco veo bien la pelota, se me pierde fácilmente. Prefiero escucharlo y disfrutarlo como aficionada.
LC: ¿Por qué el pelo corto?
MB: Por mi mamá. Ella siempre lo tuvo corto, y a mí me parecía tan lindo y con tanta personalidad que la imité.
LC: ¿A quién le debes tu pasión por narrar?
MB: A mi papá, sin duda.
LC: Tus equipos del alma
MB: En Fútbol Alemania, y en béisbol Matanzas, aunque como narradora tengo que ser imparcial.
LC: El momento más emocionante que has narrado
MB: La victoria de Matanzas en la Serie 59 y el regreso al boxeo profesional en Cuba.
LC: Un atleta que te dejó sin palabras
MB: Lázaro Junco. Entendí con él que para un deportista, su disciplina es su vida entera.
LC: Algo que no cambiarías aunque te critiquen
MB: Mi forma de ser.
LC: Tres momentos cumbres para ti del deporte cubano
MB: Las Morenas del Caribe y sus medallas olímpicas. El salto eterno de Eugenio, que sigue siendo inspiración. El regreso del boxeo profesional a Cuba.
LC: ¿Te sientes realizada con lo que has hecho?
MB: Con que he hecho hasta hoy sí. Aunque inconforme, porque todavía siento que puedo hacer mucho más, que quiero hacer mucho más. Pero realizada, sí. Tengo solamente 27 años y creo que, en esta etapa, he logrado muchas cosas que en más de 60 otras mujeres no habían podido conseguir.
LC: Si volvieras a nacer, ¿elegirías de nuevo el camino de la narración deportiva?
MB: Seguro que sí. Y creo que lo haría desde mucho antes.
LC: ¿Y hay algo que harías distinto?
MB: No, no… vamos a dejarlo así. Ha sido fuerte, han sido por momentos muy duros, pero estoy feliz de cómo ha sido.
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