490 HengeloEspecial para Cubahora

Su voz se entrecorta, hay lágrimas en sus ojos. Segunda vez que le saltan mientras hablamos, aunque es la primera vez que yo las veo en directo, las anteriores me las confesó vía facebook cuando logré encontrarla conectada tras la epopeya de Londres. Pasa que hay mucho sentimiento en su historia, muchos traspiés y hasta minutos de desconcierto. Lo cuenta sin omitir las espinas que encontró en su camino al Olimpo, lo cuenta y la nostalgia hace estancia…

En 2008 hasta me pasó por la cabeza dejar la escuela, y de los entrenamientos me iba a diario. Estaba cansada de todo y de todos”

“Fueron momentos verdaderamente duros. Yo entre en un shock que duró todo el 2008. No podía despegar, me paraba en la carrilera y todo lo que veía era un muro contra el que yo no podía. No puedo, no encuentro las palabras para explicarte exactamente lo que significaba aquello. En la práctica, corría y pasaba de largo por la cajuela y por encima del colchón. Así fui a Beijing, a correr, y con el tiempo me doy cuenta que ni siquiera correr se me daba bien. Hice un despegue y salté 4.15m pero después no pude hacer nada más”

“En 2009 volví a superar 4.50 y tampoco hubo muchas oportunidades. A finales de año apareció una competencia en Colombia y me dieron la posibilidad de asistir. Yo estaba muy contenta, y Navas también. Él me decía que era nuestro momento y que todo iba a estar bien, yo tenía mucha ilusión y deseos, pero nunca llegué a ir a esa competencia. Me quedé en el lobby del estadio, con mi maleta hecha porque a la hora de salir el Comisionado me dijo que ya no iba a ir porque llegaba tarde al evento. La noticia me cayó como un cubo de agua fría. En momentos como esos son muchas las cosas que te pasan por la cabeza.”

“2010 fue un completo desastre para mí, el año más duro de mi carrera deportiva. Entrenaba bien, muy fuerte pero no puse una actuación buena en ninguna de las competencias en las que participé. Saltaba 4 metros y me iba mucho en blanco.

“Yo no dormía, me despertaba una y otra vez todas las noches llorando, tratando de buscarle una explicación a lo que me estaba pasando. Sufrí mucho ese año, en principio se lo contaba a mis padres, pero después me “fajé” sola con el problema. Me quería ir de la escuela, pero mi papá y mi tía no me dejaron. Me prometí a mi misma que tenía que demostrar lo que podía hacer, tenía que salir adelante y así lo hice. Después de eso todo comenzó a fluir. 2011 fue bueno y me abrió las puertas de estar en Europa, de codearme con la élite y aprendí de ellas. Europa me enseñó mucho, competir allí es una experiencia única porque puedes ver y enfrentarte a las mejores del mundo, y eso, lejos de las derrotas que puedas tener es un elemento de motivación, para mí lo fue, porque yo sabía que podía estar a su nivel e intentarlo.”


Yarisley Silva, nuestra princesa de las alturas (IV): Princesa de las alturas

Yarisley Silva exhibe hoy una marca personal de 4.90m que la coloca como la mejor cubana de todos los tiempos y tercera del orbe. El resultado, conseguido en Hengelo (Holanda) el 8 de junio de 2013 la posiciona en el selecto trío  de “elegidas” que han logrado volar sobre los 4.90m.  Por delante de ella: Jennifer Suhr y su 4.92 (06 de julio de 2008) y Yelena Isinbayeva y su arsenal de 17 saltos iguales o superiores con tope en el 5.06 (28 de agosto de 2009) que es el actual récord mundial.

Sostener resultados sobre los 4.80m es una condición por la que se miden las “manoduras” de esta disciplina y en el caso personal de la cubana, llega precedido por una sorprendente estabilidad, además de estar avalada por haber logrado su mayor rendimiento cuando el momento lo amerita. En la historia descansan Guadalajara, Londres e incluso Daegu, como pasajes icónicos de su estirpe.

A lo interno, ¿Cómo fue aquella primera experiencia mundial en Daegu?

Puro nervio, Daegu fue terrible. Y lo peor es que no tenía quien me calmara porque “el Nava” estaba más nervioso y bajo mucha más presión que yo. Iba cada 5 minutos a mi habitación, estaba muy alterado. Recuerdo que llegué un poco tarde a una sección de entrenamientos a la que él me había citado y se “puso verde”, hasta discutimos y todo.

Los nervios me dejan sensaciones muy claras, por ejemplo siento que cargo un par de plomos en los pies. Las piernas suelen pesarme muchísimo, las manos me sudan y me tiemblan y el corazón me late a mil.

Siempre traté de estar centrada. Yo sabía que estaba bien, que podía tener una buena actuación allí y que me jugaba el demostrar que las cubanas también podíamos saltar con pértiga.

La clasificación fue muy compleja, no tengo palabras para explicarlo, creo que el haber dado “foul” en todas las alturas es la prueba de cómo me sentía. Por suerte, no extrapolo mucho lo que siento, a la vista de todos siempre me veo ecuánime aunque por dentro me esté muriendo.

Yo lo único que quería era que se acabara aquello y pasar a la final. Y la final fue otro tanto, primera vez en un mundial y allí estaban todas las que son. Yo no sabía cómo iba a correr en aquella final, mis pies eran dos bloques de concreto. Sin embargo tuve una secuencia bien limpia, logré las alturas al primer intento hasta que llegué a 4.70 donde discrepé con mi entrenador y no quise cambiar la garrocha. Fallé dos veces y pasé la altura cuando la cambié.

El mundial me dejó una gran alegría pero decir que lloré. Había saltado lo mejor de mi vida, pero jamás he sido de conformarme y yo quería una medalla. Lloré por no haberla alcanzado pero a su vez encontré en ese quinto lugar y en aquella competencia enormes motivaciones para seguir adelante, para trabajar fuerte. Yo quería y sabía que podía estar al nivel de las que dominaban la especialidad y Daegu y el 2011 me dejaron esa sensación, el bichito de la ambición y de constate superación se me prendió más que nunca.

Guadalajara, ¿la competencia de tu vida?

No me puedo olvidar de Londres porque son los Juegos Olímpicos, y una medalla de plata en ese escenario es un gran premio. Pero los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011 han sido la experiencia más linda que he vivido. Allí por primera vez sentí que todo el público me apoyaba y que me animaba. Yo llegué a México, como se sabe, en busca de la plata (aunque a lo interno tenía el aquello de que podía ganar) porque debía enfrentar a la Murer (Fabiana Murer) que venía de ser campeona mundial, pero al final lo logré; logré el oro y la verdad fue increíble. Fue una noche muy linda, me sentía bien, tan bien que hasta se me fue la mano; salté 4.75m (risas). Esa competencia del panamericano, desde todos los puntos de vistas, fue excepcional.

¿Y Londres?

Sin llegar a lo que representa ser subcampeona, que es de lo más grande que llevo en mi pecho yo estaba feliz por estar allí. Por ser la primera mujer cubana que llegaba a una final de esta especialidad, por tener la responsabilidad de demostrar el resultado de tantos años de sacrificio.

“Fue una gran prueba para mí,  ahora me siento más fuerte y más confiada porque pude demostrarme que cuando se quiere lograr un objetivo siempre se pueden vencer todos los obstáculos que se interpongan.

Antes

Yarisley Silva, princesa de las alturas (I): Génesis

Yarisley Silva, princesa de las alturas (II): Equipo Nacional

Hengelo<br /><br /><br />
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silva<br /><br /><br />
 ©foto eric brinkhorst<br /><br /><br />

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