Yarisley Silva_Entrevista_Deporcuba_2015

EDITORIAL: Es 1ro de junio y Yarisley Silva cumple 29 años. Es la mejor pertiguista de Cuba, una de las figuras más representativas del movimiento deportivo cubano actual y una de las mejores saltadoras de la historia. Pero su virtud va más allá de los metros que se ha acercado al cielo, su grandeza le viene por casta, de su alma pura, de sus infinitos valores humanos y del noble palpitar de ese corazón que no le cabe en el pecho.
Felicidades campeona.

Recibe el abrazo sincero desde Deporcuba, un equipo que ha tenido el enorme placer de estar cerca y crecer contigo.

 

ENTREVISTA : Soy sensible pero no de lágrima fácil

Publicada en Revista Play Off

En la hoja de servicios de Yarisley Silva figuran los mayores logros del salto con pértiga femenino en Cuba, y mucho de lo más importante conseguido para una atleta latinoamericana de esta especialidad con actuaciones que le han valido para acceder al podio en los principales eventos del orbe en los últimos años. De su autoría es también el salto de cuatrocientos noventa centímetros que es récord nacional. Que se escribe fácil, pero en la práctica sería lo más parecido a superar la altura estándar de una vivienda de dos plantas y en materia atlética, constituye la clave exacta para ingresar en la historia como la tercera mujer que más alto se ha elevado en esta modalidad.

La progresión de la cubana lleva por cimiento muchos años de sacrificio, voluntad y sobre todo, perseverancia. Y es que le fue complejo encontrar su lugar, tras recorrer un camino de muchas negativas con inicio pactado en la propia génesis de sus inclinaciones profesionales.

La historia empezó lejos del salto con pértiga y del atletismo. A la pequeña Yarita (como se le conoce en su círculo más allegado de familiares y amigos) le gustaba bailar. Y más que bailar, danzar al estilo clásico. Le enamoraba el ballet, pero al presentarse con ocho años a las captaciones para la especialidad, la profesora (cuyo nombre no testifica) le diagnosticó una tendencia a engordar que le impediría cosechar  éxito como bailarina.

Con la ilusión en ristre y su tía María Caridad Rodríguez como principal promotora intentaron con todo tipo de baile y hasta con instrumentos musicales como el piano para optar por la Escuela de Arte pero nada fructificó.

En este punto aparece el campo y pista, como una opción alternativa
Mi tía era profesora de la EIDE Ormani  Arenado de Pinar del Río y a los nueve años comencé a entrenar atletismo.
Como es habitual en las categorías infantiles hacíamos varios eventos. Yo me destaqué en la velocidad, el resto se me daba muy mal.

¿La velocidad fue el primer camino?
Pues sí, y hasta fui a los Juegos Escolares como parte del relevo de Pinar del Río. Terminamos en el tercer lugar.

¿Cómo te involucras con la garrocha?
Me lo proponen a los 13 años. Era una práctica totalmente desconocida para mí pero me arriesgué y dije que sí. Me explicaron lo básico. Las cuestiones  técnicas del agarre y la carrera de impulso y pude saltar 2.50m. Me gustó lo que sentí y me fui enamorando de mi especialidad.

Modalidad compleja desde la exigencia física hasta los recursos que implica su desarrollo. ¿Cómo aplicada este último factor en Pinar del Río?
Era difícil. (Hace una pausa, rebusca en su mente, mas desiste de los detalles). En Pinar éramos privilegiados. Teníamos una garrochita de aprendizaje y un colchoncito. Hay provincias en las que se saltaba con varillas de salto de altura, y donde no había colchón. Otras no tenían nada. Nosotros teníamos una pértiga de aprendizaje y un pedazo de colchón que el profesor Nilo complementaba con aserrín para amortiguar un poco la caída.

Pero el esfuerzo tuvo una primera recompensa: el Equipo Nacional se convierte en una realidad…
A los 15 años conozco a Alexandre Navas Paez (su actual preparador y responsable de la enseñanza del salto con pértiga entre las damas. Entre 2004 y 2005 Yarisley se entrenó bajo las órdenes aunque en ese entonces su entrenador fue Ángel García) durante los Juegos Escolares. Se interesa en mis cualidades, me promueven al equipo nacional y con ello todo cambió .

¿Nos defines ese “todo”?
Todo. Porque justo ahí es cuando entiendo que hay un camino, que verdaderamente puedo dedicarme al deporte y me entrego por completo.

Y las condiciones.
Pues sin ser las óptimas, distaban mucho de las que tenemos hoy, no dejaban de ser un sueño.

¿Hubo frutos?
Yo progresé rápido, llegué saltando 3.10m y al final del curso andaba por los 3.60m.

Esto sucede en el curso 2002 – 2003, y cuatro años más tarde, en 2006, llegan las primeras experiencias a nivel internacional.

Estuve en los Juegos Centroamericanos de Cartagena de Indias en 2006, donde obtuve la medalla de plata con 3.95m. Ganó mi compañera Maryoris Sánchez (4,10 metros).

Esto me da el boleto al mundial juvenil de Beijing este mismo año, pero las garrochas se me perdieron en el aeropuerto de Londres y poco pude hacer allí.

Lloré mucho. Lo veía como una oportunidad  única que había desperdiciado. También porque tenía aspiraciones, yo estaba saltando sobre 4.20 m y con esa marca se podía pensar en medallas.

Los 4.50 metros han sido la clave de acceso a los principales eventos atléticos del orbe. Tienes una historia con esta marca es un tanto singular…
Yo no esperaba porque había estado entrenando con inestabilidad; un día completaba la carrera (de impulso) y otro no, sin embargo salió, y en el primer intento de la primera Prueba de Confrontación que hice aquí en La Habana en 2008. Así y todo, las oportunidades competitivas que debían aparecer, no llegaron.  Recuerdo que teníamos diferencias con el Comisionado Nacional de aquel tiempo y probablemente ello incidió en que no se abrieran las puertas.
Me desilusioné. Estaba luchando contra todo para nada, porque no me tenían en cuenta como para el mundial bajo techo en Valencia….(pausa)

La voz se rasga, y algunas lágrimas profanan su rosto. Le suele suceder.

Soy bastante sensible (admite), pero no de lágrima fácil….Las lágrimas tienen su razón de ser. Siempre que tengo un resultado, es inevitable no pensar en todo el sacrificio que he hecho y todos los obstáculos que he tenido que superar. Entonces lloro, porque me emociona ver que al final, he logrado mis metas.

Experiencia olímpica fallida y un 2009 a domicilio…
Ahora puedo hablar de Beijing, porque tengo a Londres como aliciente, pero antes me costaba mucho trabajo.

Fui a los Juegos Olímpicos a correr y fue un milagro que saltara esos 4,15m*   porque estaba en un momento en el que no podía despegar. Es una lesión psicológica que tengo, veo un muro contra el que no puedo y no salto.

En 2009 estuve todo el año entrenando, y repetí los 4,50m pero nada apareció.
Su carrera, como avizoramos al principio, es un arsenal de momentos contraproducentes. ¿Hay alguno que sobresalga por encima de los demás?

El año 2010. Iba a pedir la baja o me la iban a dar porque fui un desastre total. O me iba en blanco o no pasaba de 4,10m en las confrontaciones. La vergüenza que sentía podía conmigo, porque siempre he sido autocrítica y consecuente con mi tarea como atleta que es la de superarme y tener resultados a tono con lo que se me planifica y yo estaba mal en todo.

…pero no me rendí, en parte por el apoyo que recibí de mi familia, en especial de mi papa (Jesús Silva Ferrera) y mi tía que no me dejaron salir de la escuela como yo tenía en mente.

Ahora cuando lo recuerdo entiendo que a este año es al que más le debo en mi carrera porque aprendí que la solución no era huir, la solución estaba en hacerle frente a los problemas. En situaciones de este tipo no hay psicólogo que valga, es un problema que tiene que resolver una, con una dosis de fuerza mental increíble y donde la capacidad de “ponerle el pecho” al asunto es lo que determina.

Se suele enfatizar en la importancia de competir, sobre todo en escenarios internacionales. ¿Cómo lo valora?

Es importante porque te permite aprender de tus errores y también de las rivales. Cada competencia es una enseñanza. Hay que enfrentarse a las rivales, si son las mejores del mundo, mucho más porque más allá de los resultados siempre se sacan lecciones y es un elemento de motivación. Hay que competir, porque es la única manera de aprender a hacerlo. Se gana por talento, por condiciones, pero también por saber conducirte en esos momentos donde la presión siempre juega su papel.

Especialista en esto de vivir al límite. Donde cada oportunidad se dibuja única….

Pienso que es lo que toca cuando representas una modalidad con poca historia de resultados. No se confiaba en la pértiga y ello se traduce en vivir con la sensación de estar siempre delante de una última oportunidad. Había una presión enorme, cada vez que te daban un “chance”, no podías evitar en pensar que si no lograbas lo que se esperaba, podrías no existir otra vez. Las cosas así son verdaderamente difíciles, porque por más que una quiera, todo siempre no sale bien . Sin embargo, también te enseña. Te vuelve un tanto inmune.

Tiempo para el recuento….
¿La competencia de tu vida?
Cada competencia me ha dejado algo. De todas se aprende, todas se recuerdan. Obviamente los triunfos un poquito más, sobre todo el podio olímpico y también el mundial de Beijing.

La medalla olímpica es el sueño de todo atleta….
Lo es y doy gracias a dios por haber vivido ya ese sueño. Es lo que todo atleta añora, subir al podio del evento deportivo más importante. Mi orgullo es doble, porque he podido representar  a mi país en el podio de un evento en el que muchos pensaron que nunca sería posible. De más está decir que la experiencia de Londres es de las más importantes, gratificantes y hermosas de mi vida.

Sin muchos rodeos diría que has escrito buena parte de la historia del salto con pértiga femenino en Cuba. ¿Satisfecha con lo hecho?

Estoy feliz con mis resultados y con haber hecho cosas únicas para Cuba y Latinoamérica en esta disciplina pero el día que un atleta se conforme, sus resultados desaparecerán. Quiero seguir adelante, buscar superarme. Pienso en tener otra experiencia olímpica en Río, y allí poder dar lo mejor con la mente puesta en el podio.

¿Cómo es Yarisley Silva más allá de la pista?
Soy una muchacha alegre (sonríe para dar fé), aunque un poco extraña a veces porque me meto en mi mundo. Me gusta pasar tiempo con mis amigos, y con mi familia que es muy unida. Soy sencilla, me gusta bailar, leer y escuchar música. La televisión me entretiene y no soy adicta a las redes sociales, aunque con el tiempo he aprendido a manejarme con el Facebook y me está gustando bastante. En internet lo que más uso es el Youtube, me encanta ver videos…

Siendo atleta de salto con pértiga, hay tres cuestiones inevitables en esta conversación…
¿Sientes miedo al saltar?
Sencillamente no pienso en que puedo caer. Me concentro en la técnica, sé lo que debo hacer y ejecuto el salto con la confianza que me tengo. Es peligroso, lo sé, pero imagínate, si me detengo a pensar en ello no hubiese saltado nunca.

¿Yelena Isinbayeva?
Ella es la mejor pertiguista de la historia y eso la convierte en un referente para quienes practicamos esta disciplina. He tenido la oportunidad de competir con ella y ha sido muy emotivo, sobre todo porque muchas no lo podrán experimentar. Son experiencias de las que siempre se aprende.

¿Los 5m?
Es una marca posible. Soy de las que cree que en el mundo no hay imposibles, el éxito está en el esfuerzo y la dedicación que le pongas. Siendo sincera, no tengo una meta pactada en esa marca. No vivo con la idea de hacerlos en mi cabeza, solo quiero superarme. Mi fórmula ha sido y será siempre la misma: ir paso a paso, superándome y con la mirada puesta en ir más allá.

Por cierto, qué habría pasado con Yarisley Silva si el atletismo, como el baile, no hubiera sido una opción.
Creo que lo habría intentado de nuevo con la danza o con algo de mundo del espectáculo, modelo, no sé. Es que tenía muchas ganas de salir en la TV, era mi mayor aspiración de pequeña.

Así, con perseverancia y dedicación esta pequeñita se ha colado en el corazón de la gente. También se ha hecho su lugar en la historia del atletismo cubano gracias al camino que con sus saltos ha construido.

Yarisley Silva ha triunfado y  los obstáculos han sido parte fundamental en sus logros. De ellos brotan las mayores lecciones y el bregar a contracorriente le ha hecho comprender que más allá de la posición que uno llegue a alcanzar en la vida, él éxito se mide por los muros que hubo que franquear en el trayecto…