Por Harold Iglesias Manresa/Tomado de Granma
No ha sido un buen año para los deportes colectivos. Ambos elencos de voleibol cedieron en sus mundiales, el béisbol no satisfizo las expectativas en la Serie del Caribe y por último el quinteto de baloncesto femenino, a quien muchos apostaban, no accedió a los cuartos de final en el Mundial de Turquía.
Salvo en su choque frente a Australia —dada la abismal diferencia de calidad entre uno y otro elenco— las discípulas de Alberto Zabala mantuvieron un rendimiento estable, aunque les faltó determinación, efectividad y oficio para inclinar los partidos a su favor en los últimos cuartos.
En esos compases finales no supieron preservar la ventaja (ante Bielorrusia) ni mantuvieron la capacidad encestadora contra Serbia, brechas que en el máximo nivel tienen sus consecuencias.
Otro indicador notorio fueron los puntos en la pintura (permitieron 156 y anotaron 108), viéndose aventajadas en sus cuatro desafíos, incluso, en el desenlace airoso a costa de Sudcorea.
Comentamos que las antillanas fueron las de más baja estatura en su grupo, (1.79 metros), por lo que las centros Clenia Noblet (1.81) y Marlén Cepeda (1.85), y la alero de poder Arlety Povea (1.82) debieron explotar su velocidad en función de las penetraciones y sacrificar el juego en el poste bajo (de espaldas al aro).
A ello se sumó la carencia de esa flema para controlar los compases conclusivos de los choques entre las armadoras Oyanaisys Gelis, Isneidis Casanova y Arlenis Romero, elemento que se tradujo en pérdida de ventaja y veredictos desfavorables.
De cada confrontación se sacan experiencias. Zabala y su asistente Eduardo Moya, de seguro comenzarán a trabajar sobre las deficiencias.
Cerramos con los porcentajes colectivos de nuestra armada, un medidor real de su comportamiento: encestaron para el 40.4 % en tiros de dos (de 208-84), por debajo de la media aceptable, fijada próxima al 50%. Tuvieron aceptables cifras en triples, de 63-21 para el 33.3% y libres, de 61-47 (77%). Capturaron 151 rebotes, de ellos 59 ofensivos; entregaron 62 asistencias, cometieron 48 pérdidas y 82 faltas personales, además de 27 robos y ocho bloqueos.
Para pasarse todo el año entrenando para «brillar» en los Centroamericanos, pues bastante bien salen los equipos cubanos en sus confrontaciones en los Mundiales, ya que a estos solo van a foguearse y eso lo llevan en mente los/las atletas, y por tanto así será su determinación a la hora de intentar ganar un partido.
Creo que fue en el caso de los voleibolistas que llegaron al mundial sin haber visto vídeos de los equipos a enfrentar. Me parece que ese tipo de acciones lo dice todo.
Eso no tiene nada que ver con la economia, ni el presupuesto es sencillamente falta de interés por parte de los responsables de esos detalles durante la preparación.
Si además para colmo antes de empezar las competencias se cometen más errores de preparación como llegada unas horas antes del partido y la constante seguidilla de los medios cubanos que si son las más jóvenes, que si son la de menor experiencia, que si son atletas de un país con poquísimos recursos (intelectuales) del mundo por lo que se necesitan años para cambiar estrategias, etc. etc.
A mi juicio una preparación profesional se hace de otra manera, ante todo no se está desde meses o semanas antes sembramdo en el equipo la certeza de que van a perder así que se ensaya asimilar las posibles derrotas.
¿Esas personas iban siempe a los exámenes diciendo que seguro que iban a suspenderlos y por eso ya estaban con las excusas preparadas para esos casos?
O ¿Es que les enseñan desde pequeños a sus hijos que esto o aquello no les va a salir bien y les ofrecen las razones con antelación, para que ni se esfuercen en lograrlo?
Desde el punto psicológico lo peor que se puede hacer, pues entonces ¿qué se puede esperar de los atletas?
El deporte cubano tiene muchisimos problemas y bastantes de ellos son hechos en casa y se podrían eliminar ya.