Por: Antonio Michel García (exclusivo)
A pesar de su enorme humildad, Fernando Signorini no es, aunque lo parezca, un hombre común. Quizás por haber aceptado el menos mortal de los oficios: entrenar a D10S. Así es como lo conocen y veneran en el planeta fútbol a Diego Armando Maradona. Por eso que hablar de Signorini, es hablar de fútbol y de un momento de gloria imborrable para el deporte argentino.
Mi otro interlocutor es dueño de una excelsa carrera deportiva que lo llevó por varios clubes de primera división en Italia, España y por supuesto Argentina. Mauro Navas, actualmente es entrenador en las divisiones inferiores de Boca Juniors, pero más allá de los avales futbolísticos, habría que sumarle la sencillez y calidad humana que le identifican fuera de la cancha.
Navas y Signorini fueron precisamente los últimos argentinos que mostraron un interés real por brindarle apoyo al fútbol cubano, allá por el lejano 2011. Su presencia aquel entonces suscitó una gran repercusión mediática. Diarios, noticieros de televisión y hasta en la Mesa Redonda se hicieron eco de su estadía en Cuba.
Bastó mencionarles entonces que era cubano y ambos reflejaron en el rostro una mirada de admiración, como si fuera yo el entrevistado. A partir de ese momento, quedó a un lado el periodista y el dialogo fluyó de la mejor manera posible, como esas charlas de café entre viejos conocidos.
¿Cómo fue aquel primer encuentro con el fútbol cubano?
Mauro Navas: Muy bueno porque me hizo recordar cuando yo jugaba en el barrio, porque se jugaba en la plaza, en las veredas, ponían sus dos piedrecitas para jugar y eso me hizo recordar cuando yo tenía 10 años, cuando todavía acá se jugaba en los potreros. Vi mucha cultura de fútbol, mucha pasión virgen como para hacer algo, acá los grandes jugadores se han creado en el potrero, no te pienses que había mucho, y todo lo académico, ojo con lo académico, porque como decía Dante Panzeri, puede matar la espontaneidad.
Es muy importante el fútbol callejero, yo le daría mucha importancia a estos chicos que quieren jugar, vi mucha motivación con el fútbol, yo creo que es un lugar donde se pueden hacer grandes cosas.
¿Qué posición asumieron las autoridades de la Asociación Cubana de Fútbol, y concretamente, por qué no se estableció un vínculo más duradero a partir de ese primer contacto?
Fernando Signorini: Porque en este mundo de hoy es mucho más fácil tener ideas que poder concretarlas. En Cuba hay muchas ideas y no hay recursos, quiero decir recursos materiales, o sea que todo va a ser más difícil, pero también es cierto que no hay nada más fuerte que una idea a la que le ha llegado la hora y si ellos están absolutamente convencidos, no habrá nada ni nadie que los detenga, lo único que va a hacer falta un poco más de tiempo, pero que el fútbol en Cuba se va convertir en una realidad, a mí no me cabe ninguna duda.
Hay muchas cosas que se pueden comenzar a implementar, el hecho por ejemplo de que los mejores jugadores cubanos puedan llegar a Argentina, Brasil, a Chile o Uruguay para formar parte de los equipos, aprender y tener competencia con los niveles de acá para que cuando vuelvan ellos mismos lo puedan transmitir. Además, esto puede ser un excelente argumento para tener recursos a partir de que alguno de estos jugadores pueda quedarse a jugar en un club.
MN: Con los entrenadores, como dice Fernando, nosotros también fuimos a aprender porque no conocíamos el medio. Nosotros fuimos a contar la experiencia nuestra y lo que nosotros pensamos. Obvio que si fuera hoy tuviera mucha más información, porque hoy también estoy trabajando, el profe venia después de un mundial y tiene mucha más experiencia a nivel de selección, y falta, a mi entender, cultura de fútbol, falta una liga competitiva que haga al jugador jugar seis meses y después no se quede.
En los futbolistas vimos que tenían una información de la antigua Unión Soviética, la metodología de trabajo había que revisarla un poco, nosotros le decíamos que apunten a los conocimientos básicos de fútbol que es en definitiva lo que va a hacer crecer al jugador, al tener una gran importancia en la preparación física eso ya estaba, el tema de los controles, vimos que querían aprender, como todos los cubanos que querían aprender, preguntaban mucho, querían información de acá, querían bibliografía para leer, le preguntaron mucho a Fernando por el tema del mundial.
Yo creo que estaban abiertos, solo fue un primer contacto, tampoco de un primer contacto se puede pretender mucho, se tenía que haber hecho, pero ahora se puede dar en cualquier momento, nosotros somos como Granados y el Che cuando arrancaron en motocicleta, alguna vez se va a dar.
El fútbol amateur no está concebido – al menos en Cuba – como un gran espectáculo deportivo, tampoco existe la figura representativa del club a diferencia de otros países. ¿Sería una situación por revertir para recuperar el terreno perdido?
MN: Acá en Argentina los clubes forman parte de una estructura muy grande y hace a los chicos meterse en un orden y tener una cultura del fútbol. Para mí lo que hay que hacer – a mi entender porque yo no tengo la verdad – es un gran trabajo de base, desde la calle, una buena detección de talentos, y trabajar en dos ámbitos, en el ámbito de arriba con jugadores ya grandes, me refiero a los de la selección y trabajar muy bien en divisiones inferiores, en chicos de 17-18 años, ir preparándolos, que seguramente así lo están haciendo. Lo que tenemos nosotros para apórtales a ellos es la cultura de fútbol, el haber trabajado en un club, con los mejores entrenadores y todo el conocimiento que tenemos, eso es lo que le podemos inculcar, nada más que eso.
FS: Supongo que cada equipo de béisbol debe tener sus seguidores, eso te abre las puertas al sentido de pertenencia que es tan importante, porque el fútbol es antes que nada una construcción cultural de las clases populares y en ello se ven reflejados costumbres, hábitos, las relaciones de amistad, no se quiere igual al compañero o al hincha del mismo club que a los otros, eso sin caer en la rivalidad casi perversa que se ha dado en otras partes de occidente por ejemplo en Argentina, donde ese enfrentamiento no termina en el simple hecho de que yo quiero que gane mi equipo sino que al otro lo quiero ver muerto.
Yo creo que en ese sentido la sociedad cubana está preparada y la juventud de otra manera para aceptar, que el deporte es antes que nada como dijera Menotti: «Una fantástica excusa para ser feliz»…y como yo he descubierto, un arma poderosísima a favor de la educación del niño.
El hecho de que se puedan desarrollar instituciones con nombre propio que representen a un barrio, que representen a una ciudad, que representen a una región y que eso sirva para que la competencia misma sea la motivación para seguir desarrollando en cuanto a calidad y cantidad, es imprescindible, porque el club es una maravillosa posibilidad de relacionarse, de compartir ideales, de perseguir sueños, me parece fundamental.
En el año 2011 todavía no estaban establecidas las políticas que hoy permiten a los deportistas cubanos insertarse en ligas profesionales. ¿Cuánto pueden aportarle estos nuevos horizontes al fútbol local?
MN: Hoy como entrenador te lo digo, no hay nada que suplante la competencia, la competencia te hace crecer y aparte es una cosa obvia, somos seres sociales e ir afuera te produce un contacto con otras culturas, con otra idiosincrasia, que eso automáticamente te expande la cabeza, o sea es una cosa increíble porque ya empiezas a charlar con gente de Dinamarca, Bélgica, vos empiezas a hablar de fútbol, de diferentes teorías, yo tuve entrenadores argentinos, españoles en clubes diferentes, es un crecimiento impresionante y mucho más en el fútbol. Si yo me hubiese quedado acá hubiese sido solo un buen jugador local, y hoy implanto cosas de entrenador que las viví como jugador, o de entrenadores que tuve en España, fíjate hasta dónde llega la formación como futbolista que todavía hoy implantas cosas de gente que me formó en Italia o en España.
Leyendo su libro pude apreciar el error garrafal que significa implementar métodos de entrenamiento que en teoría suenan exóticos, pero en la práctica poco se parecen a las situaciones reales del juego. Cómo lo observó usted mientras compartía con nuestra selección. ¿Se cometían todavía este tipo de errores?
FS: Notamos que hay todavía un gran déficit en cuanto a entender las exigencias que plantea la alta competencia. Todavía están insertados en una forma de pensar el fútbol demasiado amateur, en donde se juega de manera bastante desinteresada por la competencia en sí. Está bien que el fútbol sea un deporte maravilloso para pasarla bien, pero la competencia fundamentalmente se obtiene desde sentirlo casi como una obligación, no una obligación, pero una posibilidad de ganar antes que todo, y para eso hay tener primero la convicción de querer hacerlo y entregar todo lo de cada uno para el compañero, porque es un juego de equipo. Pero todavía eso está bastante renegado.
Como decía Mauro, eso se lo da la competencia y el sentido de pertenencia, si juegas por jugar, no creo que te puedas esforzar mucho, en cambio cuando hay de por medio razones que tienen que ver con lo afectivo, con lo emocional, entonces uno tiene esa idea y esa convicción.
Así como en argentina hay técnicos cubanos fomentando otros deportes como el boxeo y la lucha, ¿creen viable que un técnico argentino pueda un día apoyar a la selección nacional de Cuba? ¿Qué condiciones elementales tendrían que existir para que eso suceda?
Yo creo que por ahora es mucho más fácil que los técnicos cubanos y los jugadores que tengan buenas condiciones vengan a Argentina, a Brasil o a Chile, que el hecho de que técnicos de esos países vayan a Cuba, por lo que te decía, sobran ideas, pero faltan recursos, creo que es más fácil que el fenómeno se comience a desarrollar a la inversa.
¿Pero todavía estamos a tiempo no?
FS: Claro que estamos a tiempo
¿Cuáles serían algunas propuestas concretas para la recuperación el fútbol cubano?
MN: Primero me gustaría conocer mucho más, nosotros estuvimos solamente diez días, de los cuales una vez entrenamos. Hay que tener primero un conocimiento bien profundo del contexto y del lugar, hay que viajar mucho, estar un mes, dos meses, conocer bien las posibilidades, porque no se puede hacer mucho sin conocer antes ese contexto.
Yo creo que el remedio no va a estar afuera, los técnicos cubanos tienen que estar, tiene que estar la gente que los conoce bien, no es que vamos a llegar diez argentinos y vamos a resolver todos los problemas, sino todo lo contrario, con la gente de allí hay que hacer esa gran transformación. No hay nada mejor que los entrenadores locales para impulsar las cosas. Del fútbol cubano hay que tener primero un gran conocimiento de todo.
Cuando fuimos vimos varias cosas, la metodología de trabajo, diciéndole que se metan más en el tema del juego, descifrar el juego, los jugadores, la profesionalidad de los jugadores hay que elevarla, el grado de concentración, observamos un montón de cosas que hay que perfeccionar. Pero nosotros hicimos una sola práctica, por ejemplo, hay que interactuar con el futbolista, hay que saber cómo vive, hay que hacer un estudio muy grande para saber realmente lo que hace falta. Lo que si vimos fue futuro y una gran predisposición física para desarrollar el deporte.
¿Qué condiciones tendrían que conjugarse para que haya un salto de calidad?
FS: Lo que hablamos hace un rato, el hecho de tener experiencias en otros lugares para aumentar el sentido de la competencia, porque hay muchísimas maneras de aprender, pero sobre todo en lo que se refiere a lo empírico, no basta con los libros, sino con el hecho concreto de jugar, de ver, de imitar, de copiar, de ensayar, pero para eso siempre hacen falta los guías, más que directores técnicos yo diría formadores, porque de eso se trata, de formar, de transmitir conocimientos, porque el fútbol es un deporte bastante raro, bastante misterioso porque el fútbol no se puede enseñar.
Lo que define al buen jugador de fútbol es el profundo conocimiento conceptual que tiene del juego, para que le permita resolver la mayor cantidad de situaciones en favor de la eficacia en cualquier momento y en cualquier lugar de la cancha. Después hay algunos rápidos, otros son más lentos, por ejemplo, Riquelme, en una carrera entre tortugas llegaría entre ellas, sin embargo, es un tipo tremendamente rápido para decidir antes de ejecutar y eso es lo que define.
Además, muchas veces el fútbol es la velocidad, es el engaño, es el freno, es hacerte creer que voy a hacer una cosa para luego hacer otra, si fuera solo un problema de velocidad Diego no hubiera podido hacer aquel gol contra los ingleses. Recorrió 50 metros en 12 segundos, que es un tiempo atlético malísimo, sin embargo, ahí llegó primero. El dominio de los conceptos, para saber que ni la balanza, ni el reloj, ni la cinta métrica es una condicionante para que alguien pueda ser un maravilloso jugador de fútbol.
En la primera ocasión que nos comunicamos, me decías Mauro, que si Cuba volvía a un mundial tu querías ser el técnico de esa selección. ¿Lo puedo publicar así mismo entonces?
FS: No me dejen fuera eh (reclama el profe envuelto en una sonrisa)
MN: Nosotros tenemos un lazo muy importante con Cuba, es un lazo que te sale de adentro, es afectivo, es muy emocional, es muy de admiración por ustedes, porque estamos identificados con Cuba, porque si no hubiésemos ido a otro país.
Nosotros fuimos porque nos gustaba y queríamos aprender, yo sé que en algún momento se puede llegar a dar y para mí sería un logro muy importante, porque los logros míos no están identificados ni con la plata, ni con salir campeón, obvio que eso uno lo festeja, pero hay otros sueños, y este es uno que hasta lo comparto con mi familia. Cuenten conmigo entonces, para lo que quieran.
Esta entrevista forma parte del ensayo: “Cuba: La Re-evolución postergada del fútbol” publicado por la Universidad de Buenos Aires, como parte del primer Postgrado de especialización en periodismo deportivo de la UBA.
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