Tomado de Cubadebate
Estoy esperando para comenzar a trabajar con el área de pitcheo de la EIDE de Pinar del Río, declaró Lazo luego de su recuperación en el hospital CIMEQ.
A principios de octubre, el foro de Cubadebate se llenó de expresiones de aliento para Pedro Luis Lazo, hospitalizado a la sazón en el hospital habanero CIMEQ. Hombre de pueblo donde los haya, el gigante del box cosechaba mensajes del tipo “cuídate mucho en esta escaramuza, que nos haces falta” y “que Dios te bendiga, guajiro”.
Semanas más tarde, Lazo salía de aquel ‘encierro’ necesario. Le habían prohibido fumar, todavía el tratamiento estaba en curso, pero él recuperaba de manera progresiva la sonrisa. Esa misma que hace unas horas no dejó de mostrar mientras conversamos brevemente en la tierra pinareña que él adora.
¿Qué pasó y cómo te sientes ahora?
-Andaba por Estados Unidos, desperté con un dolor grande en todo el cuerpo, y cuando me tomaron una placa decidí venir enseguida para Cuba. Tenía una neumonía muy fuerte con falta de aire, pero gracias a Dios y a los médicos me siento casi totalmente recuperado. Y aquí estoy, esperando para comenzar a trabajar con el área de pitcheo de la EIDE provincial.
¿Y el tabaco se fue a bolina?
-Me lo prohibieron definitivamente. Pero yo no era vicioso; si no tenía no fumaba y ya. Así que no es problema.
Me alegra saber que todo marcha bien. Quiero hacerte algunas preguntas que me sugirieron los lectores de Cubadebate…
-Pitchea.
¿Cuál fue tu ‘bestia negra’ en las Series Nacionales?
-Pedro Luis Rodríguez, que me daba dos o tres hits por juego. Cuando yo lograba dominar a aquel tipo, ya sabía que ese juego lo ganaba. A todos los bateadores les lanzaba confiado, pero con él no era así.
¿A qué pitchers admiraste más?
-A mí siempre me gustaron Vinent y Rogelio, pero nadie me impresionó más que Jorge Luis Valdés. ¿Y de mi época? Quizás Ormari Romero.
¿Cuáles fueron tus momentos más alegres y tristes en el béisbol?
-El más feliz fue Atlanta’96, en mi segundo año en el equipo nacional. Y el peor, la derrota con los americanos en Sydney 2000.
Pensé que me dirías el jonrón de Pacheco…
-No. Ese le daba jonrón a todo el mundo, ¿por qué a mí no? De todos modos Pinar tenía una misión casi imposible, porque aunque ganáramos ese día, había que derrotar tres veces más a la Aplanadora.
¿Y qué pasó en Beijing 2008?
-Los coreanos nos habían chequeado muy bien en el tope previo a la Olimpiada.
¿Te sentiste cansado en aquella final?
-Seguro. En la semifinal el manager decidió que yo terminara contra Estados Unidos a pesar de que ya estábamos ganando fácilmente, y al otro día el brazo no era el mismo, por el desgaste.
¿Con qué mentor te sentiste más cómodo?
-Con Jorge Fuentes. Y después que él se fue, con Anglada.
¿Has pensado en la posibilidad de dirigir?
-No me interesa. Vivo convencido de que cada cual tiene su función, y pienso que los lanzadores no deben dirigir otra cosa que no sea el pitcheo. Para managers están los jugadores de posición.
¿Hay crisis en la pelota cubana?
-Las salidas del país han bajado mucho el nivel, pero no creo que haya crisis porque tenemos muchos peloteros de calidad. Ayer mismo vi a Maikel Cáceres en la Liga Venezolana y estaba bateando por arriba de .400. Y ese muchacho aquí no hacía equipo Cuba. Lo que pasa es que hay que topar y topar con equipos de nivel.
¿Qué crees de la estructura del campeonato cubano?
-Para mí tiene que seguir, porque no se puede dejar a una provincia sin equipo de pelota.
¿Y el pitcheo cómo lo ves?
-Te digo: el pitcheo de Cuba no está mal, lo que nos falta a nosotros es ofensiva. En los últimos años casi siempre se ha perdido porque no han respondido los bateadores, mientras los lanzadores han hecho su trabajo.
¿Qué opciones le ves a Pinar en esta Serie?
-Pienso que va a estar entre los cuatro grandes, y si llega a la final va a ser un lío porque todo el mundo no está acostumbrado a definir en esa clase de partidos.
¿Cuáles podrían ser los refuerzos de cara a la segunda etapa?
-Hay que buscar bateadores. Yo si acaso escogiera a un pitcher cerrador, y lo demás sería un cátcher, un shortstop y dos jardineros.
Hay quienes opinan que te relajabas mucho en el montículo…
-No me relajaba, es que esa es mi forma de ser. Los ‘palos’ me los dieron cuando me tocaban. Hay gente que me dice: “Si no te hubieras relajado, hubieras llegado a 300 victorias”. Y yo respondo: “¿Y por qué los demás, esos que supuestamente no se relajaban, no ganaron 257 juegos como yo?”.
Cuéntame de aquel día que te sentaste en el box…
-Eso fue en Cienfuegos. El ampaya se encaprichó en que tenía que apurarme en lanzar y había hombres en primera y tercera con Abreu al bate. Discutimos, me expulsó, y entonces me senté en el box en señal de protesta.
¿Qué preferías, abrir o relevar?
-Yo hacía lo que me dijeran. Abría, cerraba, me quedaba en el banco a gritar… Daba igual lo que me pidieran. El problema era ganarse la confianza de los managers metiendo ceros.
Siempre con la slider como arma principal…
-Exacto. La rectica no estaba muy mala, pero yo tenía toda la fe en la slider. Recuerdo que me la enseñó José Manuel Cortina, y la tiraba hasta avisado. Era mi lanzamiento dominante. El que usaba para ponchar.
Atrévete con un Todos Estrellas de las Series Nacionales…
-Juan Castro atrás de home; Muñoz, Urquiola, Germán y Linares en el cuadro; Casanova, Víctor y Gourriel en los jardines, con Kindelán de designado. Pitcher derecho, Vinent; y zurdo, Jorge Luis Valdés. Porque yo soy el que más ha ganado, pero no me considero el mejor pitcher. Para eso están esos dos.
¿No has lanzado en ningún campeonato de veteranos?
-No. Solo juego primera base en el softbol. Quería ir al Juego de Estrellas de los Veteranos, pero me han dicho que estoy muy duro todavía. Te digo: si entreno un poquito, todavía yo tiro 90 millas.
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