Por Eddy Luis Nápoles Cardoso
Hoy le dedicaré este trabajo a las posibilidades que representa para un país ser sede de un evento deportivo, claro está, las valoraciones las haré basadas solo en el aspecto competitivo, es decir, lo que constituye competir en casa, ser los dueños de la fiesta, etc.
Me voy a remitir a los Juegos Olímpicos, la máxima expresión del movimiento deportivo mundial, donde descartando las grandes potencias, Estados Unidos y la ex-Unión Soviética, el resto ha aprovechado el momento de competir en suelo patrio para lograr su mejor ubicación en el medallero, veamos algunos ejemplos actuales; Brasil logró ahora en Río de Janeiro su mejor desempeño histórico, lugar 13; en la cita de Londres 2012, Gran Bretaña, conquistó el tercer lugar, amén de aquel lugar cimero en el lejano 1908; China se encaramó en la cima en la cita de Beijing 2008; Grecia, descartando las primeras ediciones, escaló hasta el lugar 15 en Atenas 2004; y termino con Australia, cuarta en Sydney 2000, antes había sido tercera en Melbourne 1956.
En el ámbito de los Juegos Panamericanos, los resultados se proyectan muy similares; observemos, se han celebrado 16 ediciones de estos eventos regionales, descontando a Estados Unidos, que es una potencia deportiva de nivel mundial y Colombia, que ha venido mejorando desde Río de Janeiro 2007; el resto de los países, han logrado su mejor actuación cuando han sido sede del evento; Argentina la sede inicial, logró el primer lugar en Buenos Aires, 1951; México logró el tercer lugar Ciudad México 1955, luego fue cuarto en 1975 y 2011; Brasil conquistó el segundo lugar en Sao Paulo 1963 y fue tercero en 2007; Canadá logró el segundo lugar en Winnipeg 1967, lo repitió en Toronto 2015 y fue tercero en Winnipeg 1999; Puerto Rico, logró el séptimo lugar en San Juan 1979; Venezuela logró el quinto lugar en Caracas 1983; Cuba logró el primer lugar en La Habana 1991 y República Dominicana, logró el noveno lugar en Santo Domingo 2003.
Donde radican las ventajas; la primera es ser sede del evento, lo cual les permite competir en la generalidad de los eventos convocados, evitando torneos clasificatorios. Ccompetir en casa, admite conocer las instalaciones de competencias, evadiendo los traslados a otros escenarios competitivos desconocidos; tener el apoyo generalizado del público, lo cual en cada especialidad, constituye un “jugador” más; otra ventaja de la sede, es no tener que realizar largos periodos de adaptación y aclimatación con los atletas; también últimamente, la mayoría de los calendarios competitivos están diseñados para “favorecer” a los anfitriones.
Hasta aquí algunas de las primacías que trae consigo el ser sede de cualquier evento deportivo. En un próximo artículo, les hablaré de este tema en relación a los próximos Juegos Panamericanos con sede en Lima, Perú y las prerrogativas que estos les pueden ofrecer a los anfitriones peruanos.
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