Por Lilian Cid Escalona y Andy Bermellón Campos

Cuba fue protagonista en el Campeonato Mundial de Atletismo para menores de 18 años del pasado año. Una nueva generación de deportistas cubanos reafirmó, en Nairobi, Kenya, que nuestra isla es una potencia inagotable de talento. Los cinco títulos conseguidos por Cuba firmaron la mejor actuación de nuestro país en estas lides que empezaron a disputarse en 1999. Y el de Jordan Díaz vino con un récord mundial como guinda al pastel.

Los adolescentes cubanos también sumaron dos preseas de plata, una de bronce, un cuarto lugar y dos quintas posiciones para alcanzar 73 puntos y ubicarse octavos en la tabla de posiciones (por puntos) que dominó Alemania con 131 unidades. Asimismo, Cuba fue tercera en el medallero. Todo ello con solo 13 representantes.

Pero la Mayor de las Antillas no solo destacó en el aspecto colectivo, también enamoró con individualidades que merecieron titulares en la prensa especializada alrededor del mundo: Jordán Díaz (nacido en 2001), fue una de las estrellas de esta cita del orbe, cuando a los 16 años pasó a la historia con su actuación en el triple salto.

El 14 de julio de 2017, el habanero firmó un par de saltos sobre los 17 metros, en un concurso coronado por salto de 17.30 metros que le ubica a la cabeza del listado histórico de las mejores marcas logradas por atletas de esta categoría. Con este brinco superó los 17.24 metros que había logrado su compatriota Lázaro Martínez en 2014.

No hay dudas de que los asistentes al estadio Karasani ese día presenciaron los primeros pasos internacionales de una de las futuras estrellas del atletismo mundial. Jordan es un muchacho tímido. De palabra pausada, que proyecta, en todo momento, una imagen de concentración estupenda. No habla mucho, pero sus declaraciones reafirman que se toma su trabajo con mucha seriedad y que, a pesar de su corta edad (cumple justo hoy 17 años) tiene claro que es la nueva perla de la escuela cubana de triple salto y no quiere fallar.

A Jordan le conocimos personalmente hace unos días y conversamos, en primera persona, sobre sus metas y propósitos.

En el Estadio Panamericano, sorteando el traqueteo de los martillos neumáticos que distinguen la renovación que vive la instalación, el muchacho nos confesó que siempre sintió inquietud por el deporte pero que el fútbol era su pasión hasta que se adentró en el mundo del campo y pista.

“Yo no conocía el atletismo – rememora-. Jugaba fútbol en la calle, como casi todos los muchachos de mi edad. En aquel momento sentía una fuerte inclinación por este deporte, que me sigue gustando, pero ya no lo puedo jugar. Luego comencé los entrenamientos de atletismo y descubrí las emociones que tiene el deporte rey”.

¿Cómo llegas al atletismo?

“Empecé en la clase de Educación Física en mi escuela primaria René Ramos, acá en La Habana. Los entrenadores Lien y Geikel fueron los que me convencieron para entrenar el atletismo. Para ser sincero no me gustaba mucho, pero poco a poco, le fui cogiendo el gusto. Al principio lo asumí como un juego. Luego por los resultados logré la matrícula en la EIDE Mártires de Barbados y entonces como seguí creciendo pude llevar al equipo nacional”.

¿Siempre te inclinaste por los saltos o practicaste otras especialidades?

“En las categorías inferiores hacía hasta seis eventos, luego limitaron a dos eventos y es cuando me dedico a los saltos, principalmente en el salto de longitud y el salto de altura. En octavo grado, tengo mi primera experiencia con el triple”.

Además de los resultados en el salto triple, la Web Oficial de la Federación Internacional (IAAF) reconoce las incursiones de Jordan en el salto de altura, con una marca personal de 1. 85 metros, lograda el 19 de febrero de 2016.

El triple salto es unas de las especialidades con grandes resultados y tradición en el atletismo cubano ¿Cómo recuerdas tu inserción en ella?

“Cuando llegué muchas personas me hablaron del triple, que era unas de las especialidades más difíciles porque los entrenamientos eran muy fuertes y no todo el mundo podía practicarlo. También me hablaron de la calidad de los saltadores cubanos y de la repercusión que podía tener en la salud, ya que es una prueba difícil desde el punto de vista físico”.

“Recuerdo que me recomendaron que no me inclinara por la especialidad, pero decidí entrenarlo y hasta ahora me ha salido todo bien. Me han impulsado mucho los resultados, especialmente en 2016, cuando alcancé la medalla de oro en los Juegos Escolares Nacionales, el primer resultado de mi carrera”.

Entonces eres consciente de que el triple salto es una especialidad accidentada. ¿Cómo te preparas física y mentalmente cada día?

“Lo primero es no pensar en que algún día te vas a lesionar. Cuando estás en el alto rendimiento debes saber que te expones a entrenamientos fuerte y el riesgo de lastimarte siempre existe, pero no puedes pensar en eso. Entreno fuerte todos los días, doy lo mejor de mí y siempre trato de cumplir las orientaciones del colectivo técnico. El resultado no puede ser mejor ya que aún no he sufrido ninguna lesión”.

Seguramente recordaras la final de Nairobi como uno de los grandes momentos de tu carrera deportiva. ¿Puedes rememorar cómo te sentiste?

“Te aseguro que es la mejor experiencia de mi vida, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. En Kenya me sentí muy contento porque no esperaba esa marca. Yo había llegado con 16.66 metros al Campeonato del Mundo, que era la mejor de todos los participantes, pero romper la barrera de los 17 metros y a eso sumarle un récord del mundo, eso no lo esperaba. Me enorgullece mucho porque con 16 años nadie había podido saltar los 17 metros. Fue algo inédito”.

“Cuando salté los 17.00 metros —en el tercer intento— sentí que podía optar por mejorar el récord del mundo y salí en el cuarto intento a buscarlo… y salió. Cuando lo brinqué no te puedo explicar cuanta alegría tenía. También influyó mucho haber visto la competencia —el día antes— de mis compañeros de equipo Lester Lescay y Maykel Vidal. Desde ese momento tenía ganas de que llegara mi hora y lo hice bien”.

La marca te permitía participar en el pasado Campeonato del Mundo de Londres, pero Comisión Nacional decide no incluirte ¿Cómo asumes esta determinación?

“Para ser sincero, al principio no lo entendía muy bien. Mi profesor Ricardo Ponce se sentó conmigo y me explicó todas las razones que se tuvieron en cuenta y nada, me quedé tranquilo. Al final mis compañeros lo hicieron bien, quedaron entre los ocho mejores del mundo. Para nadie es un secreto que el sueño de todo atleta es participar en competencias el máximo nivel, pero sé que tendré las oportunidades. Ahora solo debo seguir progresando porque tengo un futuro por delante”.

Junto a Maykel Massó viajas a Mónaco, en calidad de invitados a la jornada de celebraciones que cada año convoca la IAAF para homenajear a los mejores de la temporada. ¿Qué tal la experiencia?

“En Mónaco todo fue genial. Primeramente, porque conoces a muchas estrellas que te transmiten su experiencia. Este tipo de eventos ofrece la posibilidad de compartir con atletas de muchos países, conocer la humildad y la modestia que tienen cada uno de ellos. Son personas muy sencillas y que también te conocen por tus resultados. Nunca pensé conocer personalmente a figuras como Barshim (Mutaz Essa Barshim) o Yulimar Rojas, que fue con quien más compartí”.

“En la Gala había un amplio programa desde entrevistas, juegos de participación, visitas a lugares muy interesantes dentro de la ciudad y todo estaba diseñado para hacernos pasar tres días inolvidables”.

El presidente Sebastian Coe te anunció como unas de las estrellas naciente del atletismo mundial, ¿eso te sorprendió?

“Bastante, y mucho más sorprendido me quedé cuando vi que el propio presidente Sebastian Coe me conoce y me denominó con esta categoría. Me emocioné mucho y estoy orgulloso de eso, pero esto también me compromete a ser mejor cada día y ser un ejemplo para mi generación”.

A pesar de no tener una vocación inicial hacia el triple salto, ahora que lo practicas, ¿tienes algún referente dentro de la especialidad?

“Admiro mucho a Christian Taylor. Desde que di mis primeros pasos en esta especialidad he seguido su carrera. Miro mucho sus videos y sus cualidades técnicas, que en ocasiones me han servido para perfeccionar mi técnica. He tenido la oportunidad de hablar con él, compartirnos mensajes por las redes sociales y es una persona bastante sencilla”.

“También otros grandes exponentes del triple me han brindado sus consejos. Durante el Mundial en Nairobi, Teddy Thamgo fue muy importante porque me aconsejó muchísimo y compartía conmigo sus experiencias en este tipo de competencias”.

A propósito de Taylor, durante la gala IAAF ocurrió algo muy curioso y fue cuando fuiste interrogado sobre si lo retarías (a Taylor) algún día y él respondió que sería un honor compartir competencia contigo, ¿cómo reaccionaste en ese momento?

“Bueno quedé muy sorprendido. Primero porque no esperaba que, en segundos, él respondiera y segundo que me conociera. Para mí sería un gran honor poder competir junto a él. Nunca pensé que fuera así”.

Entendemos que la dinámica de tu día a día difiere mucho de la que vive cualquier muchacho de tu edad, ¿cómo es un día en tu vida?

(Risas) “Es una pregunta difícil. Al optar por el deporte mi vida ha cambiado totalmente. Tanto, que no hago muchas cosas de las que realiza un joven de mi edad. Ahora mismo tengo muchas limitaciones. No puedo jugar fútbol como antes. No debo trasnochar, tampoco estar mucho tiempo en la playa. En pocas palabras, tengo que estar tranquilo en mi casa y respetar el régimen de trabajo-descanso que tenemos en el alto rendimiento. Yo he comprendido que hay que cuidarse para mantener los resultados Soy consciente de que soy un joven con condiciones especiales y eso conlleva el mayor sacrificio”.

¿Hobbies?

“Me he adaptado a la vida que tengo que llevar y es por eso que escucho mucha música. En ella he podido encontrar un momento de diversión y tranquilidad”.

Tienes lazos familiares con Rafael Fortún, una de las luminarias en la historia del atletismo cubano. ¿Cómo lo asumes?

“Eso me compromete mucho. Incluso lo veo como un impulso dentro de mi carrera. También quisiera lograr ser como él y poder superar lo que él hizo. Siempre me han hablado de los sacrificios que tuvo que hacer y que eran otras las condiciones del atletismo en aquellos tiempos en que él competía. Lo veo como eso, como un ejemplo para seguir”.

El triple salto cubano goza de buena salud en la rama masculina, donde coexiste una generación de innegable talento. ¿Cómo repercutedentro del equipo la rivalidad competitiva que se ha creado?

“Todos nos llevamos muy bien. La rivalidad es buena y nos exige a ser mejores. Pero solo en la pista, durante las competencias. Fuera de eso somos una gran familia. Siempre nos damos apoyo y tratamos de ayudarnos mutuamente. Eso es lo positivo del asunto porque nos hace esforzarnos más”.

Jordán Díaz junto a Ernesto Revé y los integrantes del equipo de triple salto, en el Pedro Marrero

El pasado sábado 17 de febrero de 2018, en el capitalino Estadio Pedro Marrero, Jordan Diaz dio un paso más en su ascendente carrera deportiva al saltar 17.32 metros y optimizar todos sus registros personales y reafirmarse en la cima del listado de todos los tiempos de su categoría.

¿Esperabas este salto de 17.32 metros?

“Si lo esperaba, porque desde que competí en Camagüey ya me sentía fuerte como para hacer una gran marca, pero allí no llegó y me quedé en 17.03 metros. El sábado pensé que era el momento y salió el resultado. Estoy orgulloso, por haber regalado ese momento a la afición”.

¿Qué factores consideras que influyeron?

Los factores son muy difíciles de reconocer. Lo que sí aplico cada día es que los resultados no se buscan, ellos salen solos. Acá, como dije antes, te ayuda la rivalidad y la calidad que tiene el triple cubano y eso te exige a dar lo mejor en cada competencia.

¿Sensaciones que vives después de este nuevo récord mundial?

“Me siento súper bien. Contento con lo que he podido hacer hasta ahora. Y este resultado me demuestra que puedo saltar más. Me confirma que este año pienso que puedo romper el récord mundial juvenil”.

Hasta hoy el récord mundial juvenil es, efectivamente, de 17 metros y 50 centímetros y está en poder del alemán Volker Mai (República Democrática de Alemania) desde el 23 de junio de 1985.

¿Metas?

“Primeramente, entrenamos pensando en el Campeonato Mundial Juvenil, que se celebrará en Finlandia. El objetivo principal de esa competencia es romper el récord mundial de la categoría, que lleva más de treinta años vigente. Ese es un gran reto, pero no es imposible. Luego tendría la Olimpiada Mundial de la Juventud y los Juegos Centroamericanos, que para este evento sí tendría que eliminarme con los muchachos del equipo y con seguridad será una eliminatoria interesante por la calidad que tienen muchos saltadores acá”.

(Especial Play Off Magazine)