Por: Joel García/Tomado de CubaSí
La cadencia del merengue dominicano no se le desprende a la hora de hablar de béisbol. A pesar de su pequeña estatura, es un gigante de opinión en las transmisiones televisivas y en la página web de ESPN Deportes.
Conocedor como pocos del béisbol latino, Enrique Rojas es de esos periodistas polémicos, atrevidos, dispuesto siempre a polemizar sin imponer una verdad absoluta.
El sueño de ser comentarista del equipo quisqueyano Tigres de Licey lo cumplió tres años después de haber trabajado con sus rivales más encarnizados: Leones del Escogido. Hace 10 años terminó su contrato de casi una década como corresponsal de la agencia AP en República Dominicana para emprender viaje a Estados Unidos y cubrir como periodista las Grandes Ligas para el gigante mediático del deporte.
Aunque nos conocíamos desde el regreso de Cuba a la Serie del Caribe en Isla Margarita, Venezuela, el pasado año, este febrero del 2015 las relaciones de trabajo fueron más estrechas y accedió a una entrevista cuyo título lo puso él con una frase dicha casi en los finales de la conversación: «De verdad, yo quiero en el béisbol el comunismo».
Por supuesto, repasamos muchos temas en casi media hora de charla, casi todos relacionados con el béisbol cubano, latino y mundial; en tanto Enrique confesó su preferencia por Frederich Cepeda desde que lo vio en el Clásico Mundial del 2006, sin desconocer la calidad de muchos otros jugadores cubanos que se desempeñan en nuestras Series Nacionales o la Major League Baseball (MLB).
¿Cuál es la primera referencia que tienes del béisbol cubano y cómo te llegó?
«A partir de las competencias internacionales y la forma invencible que tenía la maquinaria roja de Cuba en todos los eventos, especialmente cuando enfrentaba a República Dominicana en torneos de la Federación Internacional como Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos y Copas Mundiales.
«Siempre salía el mismo tema: Cuba vuelve y gana la medalla de oro en cualquier evento grande. Los comentarios en mi país eran: “Ellos llevan sus mejores peloteros, pero nosotros no, porque están en Grandes Ligas y no los dejan participar”. Pero había un respeto hacia Cuba mirando lo que hacía. Y si te metes en el mundo del béisbol, tienes que saber lo que está pasando en Cuba porque estamos hablando del ejemplo a seguir por todos los latinos.
«Además, el béisbol llegó a República Dominicana a través de dos hermanos cubanos, Ignacio y Ubaldo Alomá. Estamos hablando de 1891. Y la referencia nuestra antes de tener nuestra propia liga formal era la liga invernal cubana: Almendares, Marianao, Cienfuegos, Habana. La liga dominicana invernal actual nació apenas en 1951».
En los últimos años, a partir de reglas diferenciadas y una estimulación económica desenfrenada, muchos peloteros cubanos han emigrado y juegan hoy en la MLB. A pesar de eso, ¿considera que aún tiene calidad el béisbol que se juega en la Isla?
«Sin tener que conocer el país, solo a través de lo que hace y la historia del béisbol cubano, uno puede entender que Cuba es igual a República Dominicana, Venezuela, y lo que era Puerto Rico antes y ahora está tratando de recuperar, es decir, un lugar donde uno da una patada y debajo de una roca saca tres o cuatro peloteros, que quizás uno sea mejor que otro o uno tenga la oportunidad de brillar y el otro no, pero la mayoría tiene calidad.
«El hecho de que los peloteros cubanos tengan una forma diferente para llegar a Grandes Ligas limita la cantidad, pero estamos seguros que si llega un momento que por las relaciones diplomáticas y políticas eso cambia, todo el mundo sabe que inmediatamente, sin esperar 15 o 20 años, Cuba volverá a ser una potencia y competirá con República Dominicana y Venezuela por ser el país que más talento aporta al béisbol internacional. Y hablo en específico de las Grandes Ligas de Estados Unidos y de la Liga Profesional de Japón».
¿Qué pelotero admira en particular dentro y fuera de Cuba?
«De los que juegan en las Series Nacionales, mi pelotero es Frederich Cepeda. No se aprieta, y aunque no tiene la edad para proyectarlo en Grandes Ligas hoy, es el tipo de jugador que tú quieres siempre para que te represente, porque lo hace bien todo dentro y fuera del terreno. No tiene historias altisonantes en ningún sentido. Desde el primer Clásico Mundial en el 2006 es mi pelotero.
«En Grandes Ligas mi favorito, por talento, es Yasel Puig. Lo veo que si pone la cabeza en el juego y pone muchas cosas en control, es Mike Trout, pero cubano. José Dariel Abreu es el modelo de representar un país. Es como Albert Pujol: formal, dedicado, un caballero».
¿Qué diferencias aprecias en el comportamiento de los peloteros cubanos en la MLB y el resto de los latinos?
«El sueño de todos los peloteros cubanos, y hablo diariamente con ellos, es tener la oportunidad que tienen los dominicanos, venezolanos, los otros latinos, de despedirse al final de la temporada en el clubhouse y decir: gracias, me saludas a la familia, a tu esposa; y al otro día tomar un avión, coger para su provincia, descansar dos meses, compartir y disfrutar con sus amistades, sus amigos.
«Esos muchachos sufren muchísimo, pueden conseguir dinero, hazañas y hasta honores, pero lo que quieren Yoennis Céspedes, Aroldis Chapman, Yasiel Puig, José Dariel Abreu y otros es terminar la temporada y arrancar no para La Habana, sino irse a sus provincias, a su pequeño pueblo, e ir al parque, discutir de pelota, hablar de sus experiencias. Y es que eso no tiene precio.
«La forma de las relaciones entre los dos países los ha obligado a tomar otro camino, en el cual para poder conseguir el éxito deportivo sacrifican lo que te estoy diciendo. Te lo aseguro».
Hablemos de la Serie del Caribe. Vegueros de Pinar del Río, con refuerzos de la selección nacional, se impuso en el evento, aunque muchos lo dudaban…
«Cuba aquí no llegó como un equipo inventado para ver qué traen, qué novedad, cómo puede ser. No, Cuba entró y todo el mundo sabía que ganando o perdiendo —por pocas o muchas carreras— es igual a los equipos que están aquí.
«Por supuesto, tendrá que pasar por un proceso de adaptarse a un béisbol donde todo está tecnificado, de alta tecnología. En la Serie del Caribe no hay mucho tiempo, pero si esto fuera un torneo un poco más largo, te evalúan, te escautean, te gravan, te descubren los puntos débiles y tienes que readaptarte sobre esa realidad cada día.
«Esa es la clave del profesionalismo, readaptarte y ajustarte cada día a los cambios, porque existe demasiada técnica para estudiar al pelotero. Y Cuba, al participar en el Clásico Mundial, la Serie del Caribe y en desafíos que se van a inventar de ahora en adelante con el restablecimiento de las relaciones políticas entre los dos países, tendrá que ajustarse porque tiene el talento para hacerlo. Y esa es la parte buena, cuando tienes ese talento es fácil adaptarse, ajustarse a la competencia que enfrente».
¿Cuán cerca está la posibilidad de que Cuba pueda ser sede de una Serie del Caribe?
«Ese es el sueño de todos nosotros. Lo escribí en un comentario de ESPN Deportes antes de empezar la Serie del Caribe. Cuba sería una sede ideal, imagínate, estadio Latinoamericano, en el Cerro y 40 mil fanáticos. Para ellos sería una novedad poder ver jugar a Cuba contra Republica Dominicana con dos o tres jugadores de Grandes Ligas, al otro día Cuba contra Venezuela. Sería ideal. ¿En qué sitio de América Latina puedes ir y garantizar que va a haber 40 mil personas o más para ver un partido de béisbol?
«Además, regresaríamos al sitio donde nació esto. Porque esto lo inventó Cuba, lo dominó Cuba, lo hizo Cuba. Lo justo y merecido es que después de sesenta y tantos años los cubanos puedan tener acceso a ver y disfrutar esto.
«Sé que hay muchísimas cosas políticas, económicas y sociales que escapan al control de los deportistas. Pero eso son otros temas, lo mío es lo deportivo. Y lo mejor que le podría pasar a la Serie del Caribe es volver a Cuba».
Muy pronto comenzarán a aplicarse en la MLB algunas medidas para reducir la duración de un partido, tras probarse con anterioridad en varias ligas. ¿Llegará a desaparecer la magia del béisbol a partir del tema tiempo?
«No se le quite la magia, solo se lleva a un extremo. Pero el solo hecho de advertir a un bateador que no puede salir del cajón de bateo y dar un paseo con cada envío ayuda a que el juego sea más rápido.
«Que el pitcher no haga un ritual con cada lanzamiento no es quitarle la esencia al béisbol, sino muchísimas cosas que aumentan la duración de los partidos. Hay que entender que el tiempo ha cambiado y todos los deportes son más rápidos y atractivos para meterlo en un paquete de televisión que el béisbol. Y para evitar que el resto de los deportes sigan teniendo más interés debemos ajustarnos a esa realidad.
«Ahora no solo es un juego para que lo vea el público que está en las gradas, tenemos que pensar en los niños que tienen que acostarse porque van a la escuela mañana y en los jóvenes que son la mayoría en la población mundial. Y tenemos que conquistar a esos jóvenes. Y una forma de hacerlo es con esto, pero sin desnaturalizar el juego».
Un mensaje final para los seguidores del béisbol en Cuba y en América.
«Ojalá que pronto, así como hemos soñado con una América sin fronteras ni barreras, nuestro béisbol sea sin licencias, sin permisos especiales para un país, sino que sea de igualdad para todos. De verdad, yo sí quiero en el béisbol el comunismo, donde todos seamos iguales y podamos disfrutar de la calidad de los otros. Y no estemos con los ojos cerrados ni desconozcamos la realidad.
«Porque cuando tú no ves al otro, tú crees que lo único que existe es lo tuyo. Y eso nos ha demostrado que es un error a través de la historia. Eso es lo que sueño, que tengamos un béisbol sin fronteras y sin licencias».
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