15th+IAAF+World+Athletics+Championships+Beijing+PLdxvuKki7ElLos que fueron a Beijing – primera parte
Por: José Ramón Fabelo Corzo/ Deporcuba

Un total de 25 atletas cubanos llegaron al Campeonato Mundial de Beijing, aunque sólo para participar en 21 pruebas, ya que cinco de ellos fueron reservados para un evento de conjunto, el relevo masculino de 4 x 400. Fueron 18 los eventos en que Cuba tomó parte debido a que dobló en el disco femenino, en los 200 metros planos masculinos y en 110 metros con vallas. Ningún atleta participó en más de un evento y uno de ellos, Osmaidel Pellicer, estuvo como reserva del 4 x 400 y no tuvo actuación competitiva.
Dejaremos para un próximo trabajo el análisis de aquellos atletas cubanos que pudieron haber llegado al mundial y no lo hicieron. Ahora nos centraremos en la actuación de los atletas que sí fueron.
En 5 de las 21 pruebas, los representantes cubanos lograron figurar entre los 8 primeros de la lid, con protagonismo para las dos medallas de oro alcanzadas por Denia Caballero y Yarisley Silva y la de plata lograda por Pedro Pablo Pichardo. Un cuarto lugar de Yaimé Pérez y el séptimo del relevo largo masculino otorgaron también puntos a la delegación. Todo ello redundó en que nuestro país alcanzara el décimo escaño por las medallas y duodécimo por los puntos (30).
Más allá de las muy bienvenidas medallas y de la también destacada actuación de los finalistas y de otros atletas, llama la atención el hecho de que de las 31 incursiones competitivas de los representantes cubanos (contando eventos clasificatorios, de semifinales y finales), sólo en dos ocasiones se alcanzó la mejor marca del año, en ningún caso se logró registro personal y mucho menos record nacional alguno. En tal sentido fue meritoria la participación en preliminares del relevo masculino de 4 x 400, que por 4 centésimas superó su mejor resultado del año logrado previamente en los Juegos Panamericanos de Toronto, aunque después, en la final, quedó bastante distante de ambas marcas. La otra actuación cimera para la temporada fue la de la maratonista Dailín Belmonte, quien no había completado ningún maratón en 2015 y que al culminar éste –con un descomunal esfuerzo digno del mayor destaque– logró lógicamente su marca para el año, aunque muy alejada de sus mejores registros personales. Algunos atletas se acercaron bastante a lo mejor que habían hecho en 2015. Yarisley, por ejemplo, quedó sólo a 1 cm y con 4.90 igualó su segundo mejor resultado del año y de por vida, además de intentar, aunque sin éxito, implantar un nuevo record nacional e igualar el de la competencia (5.01). Denia logró con ese estupendo primer intento su tercer mejor resultado de 2015 y de su carrera. Ambas llegaron como primeras del ranking del año y lo ratificaron con sus resultados.
No fue así en el caso del resto de los principales atletas cubano. Pichardo llegó como primero y terminó segundo. Es verdad que difícilmente alguien hubiera podido ganarle ese día a Taylor con ese fabuloso 18.21, pero también es cierto que el también excepcional y muy competitivo atleta cubano quedó en esta ocasión a más de 30 cm de sus mejores registros del año. Yaimé, por su parte, era tercera en la lista de inscripción y quedó cuarta, aunque en fuerte porfía por el tercero hasta el último disparo de la competencia. La propia posta larga cubana llegaba como quinta y terminó en séptimo escaño, sobre todo debido a esa merma significativa de su rendimiento en la final. Un bajón notable fue el de Roberto Skyers, quien tenía la quinta marca en el año entre los inscritos y quedó en el lugar 12; pero en su caso es justo consignar que sus 20.23 de semifinales hicieron que el mundial fuera para él la segunda mejor competencia de su vida, sólo superada por la actuación en Toronto un mes antes. Un descenso muy llamativo fue el de Yordan O´Farrill, quien inscrito con la marca número 12 no llegó siquiera a pasar a semifinales, quedando en el puesto 26. Pero la actuación más decepcionante fue la de Rose Mary Almanza, segunda en el ranking de la temporada hasta ese momento y finalmente ocupante del puesto 20 en la competencia, sin poder bajar siquiera de los 2 minutos en los 800 metros.
La siguiente tabla, ordenada por los lugares obtenidos en el mundial (LO), permite comparar esos lugares con los que eran previsibles por las listas de inscripción (LI), así como valorar los márgenes de diferencia entre los registros logrados en Beijing y las mejores marcas del año (MMA) y de por vida (MM) en cada uno de los casos.Tabla .png
Dos temas afloran con fuerza de estos datos. El primero es el del muy socorrido asunto sobre el momento del año en que los atletas cubanos hacen sus mejores marcas. Por su importancia, dedicaremos un artículo especial a ello. El otro es el de la planificación de resultados cuando hay otro evento importante en el año, como lo fue en este 2015 con los Juegos Panamericanos de Toronto.
Tal situación se le presenta al atletismo cubano cada cuatro años. Cuando hay Juegos Olímpicos no hay Mundial al aire libre y, cuando hay Juegos Centroamericanos y del Caribe, tampoco. Sabido es que los tres eventos multideportivos son asumidos por el país como los principales del año en cada caso. Y ello es legítimo. La importancia de lo que Cuba haga en ellos trasciende lo meramente deportivo, permite exponer uno de los principales logros de su sistema social, fomenta su prestigio nacional y el de sus deportistas y entrenadores. Si en el mundo hay tanta demanda de unos y otros, ello se debe en buena medida a esos resultados. Igualmente, a lo interno, los resultados que se alcancen en estos juegos proporcionan un importante sustento empírico para hacer un balance de cómo anda el deporte en el país. Ahora mismo, lo realizado en Toronto y el descenso general de Cuba desde el segundo hasta el cuarto lugar en el concierto panamericano, ofrecen un excelente material de estudio para que, poniendo a un lado las justificaciones, se haga un profundo análisis crítico y se emprendan los sustanciales cambios que el deporte nacional necesita.
Aún así, y sobre todo en lo que al atletismo respecta, pensamos que la coincidencia en el año de panamericanos y mundial amerita un tratamiento diferenciado para cada atleta y para cada evento. Por supuesto que votamos a favor de que nuestros mejores atletas asistan a estos juegos, pero para aquellos cuyo techo competitivo esté en el mundial y no en los juegos continentales, debería ser el primero de estos eventos su competencia principal del año. Y es que, no haciéndolo así, la presumible ventaja que logramos en los Panamericanos se convierte en desventaja en el mundial, además de que lo realizado en los juegos múltiples nos daría un resultado no objetivo, más bien engañoso, sobre el estado real de nuestros deportistas y de nuestro deporte a nivel continental, al ser diferente la jerarquía de prioridades competitivas para la mayoría de los otros contendientes.
Hay que decir que en este año en particular ninguna de las marcas logradas en Toronto, de haberse realizado en Beijing, hubiera favorecido la obtención de otras medallas en esta última cita. Pero a varios atletas si les pudo haber permitido mejorar significativamente el lugar obtenido. Por ejemplo, de haber realizado en el mundial la marca que logró en los Juegos Panamericanos, Roberto Skyers (20.02) hubiera terminado disputándole el 5to puesto mundialista al británico Zharnel Hughes (20.02 también). Yorgelis Rodríguez (6332) habría anclado en el noveno lugar y no en el puesto 21. Yaniuvis López (17.78) podría haber clasificado a la final y quedar en el lugar 11. Yhoanis Portilla (13.30) hubiera mejorado del puesto 25 al 10 y Yordan O´Farrill (13.36) del 26 al 12, metiéndose también en semifinales. Reynier Mena (20.32) hubiera mejorado 7 lugares hasta el décimo quinto puesto. Finalmente, Arialis Gandulla (23.08) podía haber llegado a semifinales y quedar en el puesto 22 y no en el 40. Vale decir que de todos estos atletas, sólo Yorgelis fue medallista (de oro) en Toronto.