Por Eddy Luis Nápoles Cardoso

El atletismo cubano es fundador de los Campeonatos Mundiales Bajo Techo, con asistencia a los llamados Juegos Mundiales en Sala, celebrados en Paris, entre el 18 y 19 de enero de 1985, el embrión de las citas que hoy conocemos. Allí en esa edición parisina estuvieron presentes por la mayor de las Antillas, Lázaro Betancourt (plata) y Lázaro Balcinde (bronce), en triple; Javier Sotomayor (plata) y Silvia Costa (bronce), en salto de altura; Agustín Pavot y Roberto Ramos, en 200 metros, mientras que, Lázaro Martínez y Carlos Reyté, lo hacían en 400 metros.

Luego, de Indianapolis, en 1987, solo el matancero Roberto Hernández, regresaba a casa con una presea, plata, en los 400 metros. Por esa urbe estadounidense, además de Roberto, estuvieron; Javier Sotomayor, Aliuska López, Andrés Simón, Ricardo Chacón y Jaime Jefferson.

En Budapest 1989, el atletismo criollo mostró todo su potencial, con la conquista de dos títulos y una presea de plata. En la cita de la capital húngara, Javier Sotomayor implantó récord mundial, con salto de 2.43 metros y Andrés Simón, también se tituló, reafirmando una excelente temporada bajo techo, en 60 metros planos, que incluyó triunfo ante el mismísimo Carl Lewis, mientras que Jorge Alfredo Reyna, conquistaba plata en salto triple, en tanto, otros cinco criollos eran finalistas.

Sevilla en 1991, no dejó títulos para los atletas cubanos, pero se lograron ubicar a diez finalistas, con una presea de plata para Jaime Jefferson (longitud) y bronce para Liliana Allen (60 metros); Aliuska López (60 con vallas) y Javier Sotomayor (altura).

La cita de Toronto, Canadá, en 1993, deparó dos títulos, uno para Iván Pedroso, el primero de sus cinco y el segundo de Javier Sotomayor, mientras que Jaime Jefferson, lograba bronce. La actuación criolla se completaba con otros once finalistas.

En Barcelona, España, en 1995, el campo y pista criollo heredó la buena vibra de los Juegos Olímpicos, celebrados tres años antes, conquistando ahora tres medallas de oro, con Iván, Javier y Aliuska, mientras que Yoelbi Quesada, obtuvo bronce, en salto triple.

En París, en 1997, el monto de las conquistas criollas, casi llegan a la cima de la Torre de Eiffel, con otros tres títulos y dos medallas de plata, siendo los máximos agraciados, Iván, Anier García (60 con vallas) y Yoel García (triple), secundados por Iván García (200 metros) y Aliecer Urrutia (triple).

En Maebashi, Japón, en 1999, vuelven a la carga Javier e Iván, este último, como siempre, sacando el extra para saltar 8.62 y superar al español Yago Lamela, quien lo “sofocó”, con brinco de 8.56 metros. Dos años más tarde en Lisboa, se despide Iván de la cima del podio, con 8.43, acompañado nuevamente de Anier García, pero también es el adiós a los títulos criollos, hasta dentro de siete años.

Así, huérfanas de oro, vendrían las ediciones de Birmingham 2003, Budapest 2004 y Moscú 2006, todas, con una medalla de plata y una de bronce; hasta que la guantanamera Yargeris Savigne (triple), nos devolvió la cima del podio en Valencia 2008, con plata para Arniet David Giralt (triple) y bronce, Anay Tejeda (60 con vallas).

En Doha, Qatar, en 2010, otro guantanamero, Dayron Robles (60 con vallas), conquista el único título, secundado por William Collazo (400 metros), Yoandri Betanzos y Yargeris Savigne, con plata y Arniet David Giralt, bronce, todos en salto triple.

La santiaguera Mabel Gay (triple), con medalla de bronce, conquistó en Estambul, Turquía, en 2012, la única presea del atletismo cubano en esa cita bajo techo; mientras que la pinareña Yarisley Silva (pértiga), cierra la lista de titulares, al ganar en la edición celebrada en Sopot, Polonia, en 2014, secundada por Ernesto Revé y Pedro Pablo Pichardo, con plata y bronce, ambos en salto triple.

Por último, en la versión que antecede a la venidera justa de Birmingham, celebrada en Portland, Estados Unidos, en 2016; el campo y pista criollo se fue en blanco, por única vez, luego de más de 30 años concursando en estos eventos bajo techo. Con solo tres atletas asistentes (Yordan O’Farrill, Jhoanis Portilla, en 60 con vallas y Rose Mary Almanza, en 800 metros) y sin la presencia de un saltador de triple, solo O’Farrill logró avanzar a las semifinales.

Finalizado este apretado recorrido por la actuación cubana en los Campeonatos Mundiales bajo techo, esperemos que entre el 1° y el 4 de marzo, en Birmingham, se retomen la senda de las preseas y, sobre todo, de los títulos.