fuser_rugbiPor: Aloy Machado Sánchez
Cuentan los que lo conocieron de cerca que el Che Guevara llevaba en la sangre el instinto de competir. Quizás por eso hizo tan famosa e inmortal la frase: Hasta la Victoria Siempre. Quién sabe si impulsado por ese fuego interior dejó en Cuba a sus entrañables retoños y a su segunda patria para desafiar el peligro y la muerte en otras tierras del mundo.
Nació y se crió en un país donde el fútbol es pasión y por eso en su Rosario natal jugaba como arquero, porque su asma de niño no le permitía correr demasiado detrás de la pelota. Practicó además el Rugby, mostró virtudes en el Golf y hasta se le notaba intrépido en el ajedrez, según argumentaría años después su amigo de la infancia Carlos Ferrer.

 Ernestito, hijo de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna, nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, Santa Fe. A los dos años le detectan asma crónica y el doctor le recetó mucha actividad física. A los cinco años nadaba con destreza. Después encontró en el alpinismo la fórmula para fortalecer sus pulmones e involuntariamente ir perfilando su andar de guerrillero.
El asma comenzó a hacer sus estragos en Guevara el 2 de Mayo de 1930. Fue, inicialmente, una tragedia individual y familiar. Es que cualquiera adivinaba que daba inicio una confrontación desigual. Peleaba un niño de dos años contra un mal considerablemente mayor, dueño de un mito que articulaba la invencibilidad con la desdicha.
LOS DEPORTES
La natación fue, en efecto, el primer deporte al que se dedicó Ernesto Guevara. No resultó una elección emergida del azar. Su madre, Celia de la Serna, había sido una excelente nadadora de río. Guevara aprendió en la pileta del Sierras Hotel, cercana a su casa, en lo que su familia veía como un refuerzo importante para combatir contra dos pulmones deficitarios. Era el tiempo en que la sombra del asma forjaba obsesiones de conjunto. Era el tiempo en que todos los adultos que rodeaban a Guevara concebían al deporte como una herramienta dirigida casi en términos exclusivos a conseguir que ese chico fuera, esencialmente, normal. Otra tía, Carmen de la Serna, le confesó al periodista y biógrafo del Che, Hugo Gambini, que «cuando era muy chico tenía los hombros levantados por la respiración forzada, pero luego se le ensanchó la caja torácica con el deporte y el aire de Córdoba».
Además de la natación también se interesó por otros deportes como: Rugby , Ajedrez, Alpinismo, Golf, Clavados, Caminata, Boxeo, Ping-pong, Tenis, Motociclismo, Tiro, Pesca, Hipismo, Béisbol y Básquetbol. En cada una de ellas tuvo mayor participación. Algunas en la niñez, otras en la adolescencia y las más cubanas en la adultez. Su relación con el deporte fue incondicional.
 COMO NACE UN RUGBIER
El inside del inhalador se hizo rugbier en Córdoba, cuando junto con algunos amigos empezó a practicar en el club Estudiantes. Alberto Granados, un amigo entrañable del Che con el que compartió grandes momentos de su vida, tiene presente el instante de la iniciación: «Estudiantes era un club desprendido de otro, más antiguo, llamado El Tala. Yo jugaba allí junto con mis hermanos y era el entrenador de la segunda división. En Septiembre u Octubre de 1942, vino Ernesto y me dijo que quería jugar al rugby. Había un problema. El tenía asma y la gente tenía miedo de que juegue porque varias veces se nos quedó duro en medio del campo. Pero como yo también había sido muy discriminado en el rugby porque era petiso y flaco, le dije ‘te voy a enseñar’. Y él aprendió».
En las horas de su presentación como rugbier, Guevara llevaba el pelo muy corto, como si fuera un conscripto, por lo que sus amigos lo llamaban Pelado. Serio y semirrapado, afrontó la exigencia de ingreso a su club de rugby contra lo que podría suponerse, no debía afrontar una revisación médica ni un test de aptitud deportiva. El examen de ingreso era otra cosa.
«Mirá, Pelado – le dijo Granados -, acá el examen de ingreso consiste en saltar por arriba de un palo y caer con el hombro. Los que vienen al rugby para hacer pinta no se animan. Los que quieren jugar pasan la prueba. Ahora te toca a vos.».
Guevara tomó carrera, dió el primer salto y ofrendó su hombro al suelo. Casi sin respirar, inició la segunda carrera, pegó el segundo salto y de nuevo fue al piso. Se levantó y reiteró el ciclo.
Granados rememora: «Si no le digo basta, todavía se está tirando…».
El aprendizaje le proporcionó a Guevara un tackle muy bueno, bastante heterodoxo. No tomaba al contrario de la cintura sino casi a la altura de los hombros. Era un tackle violentísimo que realizaba como wing o como ala, sus puestos iniciales. Poco a poco dejó de ser el Pelado para recibir un nuevo bautismo. Ahora era el Furibundo Serna, un apodo que articulaba su energía enorme para jugar con el apellido de su madre. Luego, Furibundo Serna fue apocopado en Fuser, porque la dinámica del rugby exigía un seudónimo más corto.
Guevara casi no faltaba a los entrenamientos nocturnos en el estadio provincial. Como eran los estudiantes los que jugaban al rugby todos los clubes practicaban de noche. Mientras esperaba su turno en la cancha, Fuser se acomodaba contra uno de los dos faroles que iluminaban el predio y emprendía un rito que no todos comprendían. Revolvía sus cosas, sacaba un libro y leía. Leía sin parar.
ELOGIO DE LA PERSISTENCIA
Cuando la familia Guevara volvió a Buenos Aires, Ernesto se asoció al San Isidro Club, donde reanudó el vínculo con el rugby. «Los médicos – escribió Ernesto Guevara Lynch – me habían dicho que ese deporte para Ernesto era simplemente suicida. Que su corazón no podía aguantarlo. Una vez se lo dije y me contestó: ‘Viejo me gusta el rugby y aunque reviente voy a seguir practicando’. Ante tanta insistencia decidí usar otros procedimientos. Mi cuñado Martínez Castro era presidente del SIC y le pedí que sacara a Ernesto del equipo en que jugaba.»
El SIC
Corrían los años 40 y el equipo de rugby del SIC se preparaba para una nueva temporada con los entrenamientos preliminares.
A Mario Dolan le llamaba la atención que a este posible compañero de equipo le faltaba el aire después de correr un poco, tanto que tenía que salir de la cancha frecuentemente para usar un nebulizador de mano. Terminado el entrenamiento, Mario Dolan lo llamó a Guevara y le habló a solas con calma. Los partidos que el SIC tenía que jugar iban a ser muy reñidos y no podían tener en el equipo un jugador con un asma tan severa. Ernesto Guevara le contestó que a pesar del asma que tenía desde niño él había estado jugando en Córdobade medio scrum sin ningún problema.
El manejaba solo su enfermedad muy bien y podía jugar en el SIC. Dolan insistió que como capitán del equipo no lo podía aceptar pero si el asma mejoraba lo iban a considerar de nuevo en otra temporada. Ofendido, Guevara, se fue del club diciendo que iba a buscar otro equipo para seguir jugando al rugby. Disgustado por la exclusión, pasó al club Atalaya.
Bonadeo fue uno de los chicos que, a la vera de la cancha, le entregaba el inhalador del que recuperaba el aire que siempre extraviaba. «Cada quince o veinte minutos – recordó – tenía que salir hacia fuera de la cancha, por ejemplo donde estaba el juez de línea, y donde también estaba yo con el inhalador, yo le daba el inhalador y entonces él se daba unas aspiraditas y podía seguir jugando. «El era inside, pero el dato más llamativo tenía que ver con su aspecto cuando jugaba. En esa época, los delanteros de segunda y tercera línea usaban orejeras como protección. Los tres cuartos, en cambio, jamás se las ponían, no lo necesitaban. Conocí un sólo tres cuartos que usaba orejeras. Era Guevara…».
Guevara jugó en Atalaya, donde también actuó su hermano Roberto, entre 1947 y 1949. El médico y ex rugbier Ernesto Donat, compañero de esa época, evoco: «El no fue uno de los fundadores, cuando apareció empezó a jugar como suplente o en división reserva». Según Miguel Seguí, dirigente de Atalaya, «jugaba bien, no era una maravilla pero jugaba bien». Para Bonadeo, «fue indudablemente un líder, pero no en el deporte».
De su singular aproximación a la vida del Che como rugbier, Bonadeo sumó otro hecho: «Una vez, en unos Juegos Interuniversitarios, escuché un dialogo del que jamás me olvidé. Tenía que jugar el seleccionado de rugby de Medicina, la carrera de Guevara. Un tipo preguntó por qué Guevara no jugaba y otro le soltó esta respuesta: ‘Está haciendo una revolución en Panamá'».
Un día ganó el asma. Como si fuera necesario certificar que ningún inhalador es suficiente para sostener a un jugador, Guevara dejó descansar definitivamente su empeño de inside y se descolgó las orejeras que signaban su peculiar condición de rugbier. No obstante, la resignación nunca fue un rasgo saliente del joven que pasó por el rugby embistiendo tanto a los rivales como a los ahogos reiterados. Y siguió haciendo lo mismo, pero de otro modo. Pablo Pirán, un jugador de rugby que es sobrino del Che, contó una historia que puebla las memorias familiares y deportivas: «Le gustaba tanto el deporte que empezó a editar la primera revista de rugby. Se llamaba Tackle. El la editaba y hacía los comentarios con el seudónimo de Chancho». Guevara no era renuente a la escritura, como testimoniarían posteriormente sus diarios de viaje y de batalla. Tal vez la experiencia periodística de Tackle afirmó el hábito de escribir. La publicación apareció en 1951 y Ernesto firmaba como Chang – Cho.
De acuerdo con el recuerdo de Ernesto Donat, «él se llamaba Ernesto Guevara, tenía el apodo, cariñoso pero apodo al fin, de Chancho por lo bohemio y lo desprolijo». Militante consecuente del desaliño, Guevara no se dedicó a sufrir porque lo apelaran Chancho. Levemente y a través de percepciones mucho más ligadas con la sensibilidad que con cualquier teoría, por entonces empezaban a preocuparlo otros problemas.
 
Referencias
Scher,Ariel. 1998. Ernesto Che Guevara y el deporte. Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 3, Nº 9. Buenos Aires. Marzo. Disponible en http://www.efdeportes.com
Rolla Gehan, Arturo R. El Che y el rugby. Dispoble en: http://www.museodelrugby.com/web/index.php?option=com_content&view=article&id=191:el-che-y-el-rugby&catid=50:editorial&Itemid=119
Porcheron, Michel. El Che, jugador de rugby. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59063
Ernesto “Che” Guevara, Revolución y rugby
http://conddedeporte.com/2013/03/09/ernesto-che-guevara-revolucion-y-rugby/